Capítulo 2
Me encontraba en una playa junto a Dan, donde este me decía una y otra vez el por qué me amaba. Lo miraba fijamente a sus ojos; era casi imposible no poder sentir mil emociones a la vez mientras hablaba. Cada vez que terminaba de decir una frase yo decía: “Dan te amo, no me dejes”. Él me observaba como si añoraba estar conmigo y nuevamente repetía otra vez lo anterior...
Comencé abrir mis ojos. Todo era borroso para mí, especialmente cuando una luz blanca alumbraba directamente hacia mi rostro, lo que hacía cegarme aún más. Miré a mi alrededor ya con una mejor visión; denotando con detalles la habitación: todo era tan pálido y deprimente; sus paredes eran de un color blanco brillante, había una ventana que daba hacia el pasillo, la cual se observaba un poco desolada. En mi costado derecho estaba un soporte metálico, la cual comunicaba algún tipo de solución que recorría la fina manguera hasta llegar a una aguja insertada en mi mano, la cual me dolía un poco. Estaba acostada ahora sintiendo mi cuerpo casi sin fuerzas, como si llevara siglos en la misma posición; tenía un vendaje en mi cabeza, pero ahora podía percibir que también tenía cables en todo mi cuerpo, y algunas se conectaba a otros aparatos que se encontraban detrás de mí.
Miré nuevamente hacia la ventana, observando que ahí estaban mis padres junto a mí hermano, hablaban con un médico. Al parecer ellos habían llegado y estoy segura que hablan de mí. Mientras los veía, pensaba en aquel sueño tan hermoso que tuve, pero en ese mismo momento como un flash, vinieron a mi todos los recuerdos de aquella tarde: Cada imagen del choque, el rostro de Dan sonriéndome una y otra vez, y como si hubiera un equipo a todo volumen escuché aquel estruendo del rayo antes del impacto. ¿Dan dónde estarás?, ¿Cómo estarás?. Una lágrima caía sobre mi mejilla y en ese mismo instante mis padres, mi hermano y el médico miraron hacia mí a través de la ventana, y con gran alegría, casi corriendo, abrieron la puerta de mi habitación y mi madre dijo.
—¡Andrea has despertado gracias a Dios!— Sin pensarlo se lanza sobre mí, mi padre y mi hermano se quedaron detrás observándome. Y sonriendo mi hermano dice.
—Bienvenida nuevamente al mundo hermanita, nos tenías preocupado.
Detrás de ellos entraba el médico, con lo que parecía ser mi historial Clínico y dice.
—Definitivamente esto ha sido un milagro. Andrea, tenías un mes en coma, casi con muerte cerebral.
¿muerte cerebral?. No respondí ante aquello.
Este comenzó a revisar mis signos vitales y añadió.
—Al parecer todo está bien, te dejaremos unos días más en observación y dependiendo de cómo evoluciones te daremos de alta. Y como dijo tu hermano bienvenida al mundo de nuevo.
Casi sin poder hablar y con una lágrima cayendo dije.
—Espere Doctor… ¿Cómo están mis amigas y mi novio Dan?
Todos comenzaron a mirarse unos a otros y el médico respondió no sin antes emitir un suspiro.
— Bueno Andrea veras, tu amiga Monique aun sigue en recuperación, desde el accidente no ha querido emitir una sola palabra, se ha encontrado en un estado de Shock. Pero tu amiga Selena y tu novio Dan, llegaron muy críticos al hospital: Selena tenía la carótida rota y había perdido mucha sangre, mientras que Dan intentando salvarte, fue atravesado por unas de las ramas del árbol donde aterrizaron; desgarrando así la tráquea. Ambos murieron, no resistieron el accidente. Pero si no hubiera sido por Dan, no estarías aquí ahora, lo siento... lo bueno de todo esto, es que estás recordando; normalmente cuando existen lesiones cráneo - encefálicas es difícil que la persona se recupere de un día a otro. Indicando así, que si estas recordando es algo para un buen pronóstico.
El médico me observa con tristeza, pero sin decir más se retira.
Aquello había sido un balazo en mi sien, ¿cómo era posible que esto sucediera?.
Nuevamente en cámara lenta veía a mi madre y a mi padre tratando de calmarme. Sentía que no respiraba, mis lagrimas caían sin parar, todo se había puesto aturdidor para mí. Un gran dolor aparece en mi pecho y en mi estómago, donde podía sentir que cada parte de mi era cortada, rasgada por completo. Enfermeras entraron corriendo y me inyectaron en la pierna; al parecer era un calmante, pues había dejado de llorar y moverme bruscamente, pero aunque no podía moverme el dolor no desaparecía.
Al poco tiempo me había dormido. Otra vez había soñado con Dan en la playa, pero luego esto fue borrado por otro sueño donde una y otra vez, rayos eran impulsados hasta la tierra, destrozando así centenares de árboles junto conmigo.
Durante los siguientes días todo seguía igual: recordaba aquel catastrófico accidente, ahora intensificado por la noches, pues tenía innumerables pesadillas.Donde, al principio las enfermeras venía corriendo hasta mí para intentar calmarme, pero al ver las frecuencias de mis ataques, todo aquello se mitigó, sencillamente ya no me prestaban más atención. Fui visitada durante muchas horas por un fisioterapeuta que me ayudaba a realizar pequeños movimientos, solo para poder caminar correctamente. Aquello aunque muchas veces no sentía ganas de hacerlo, era el momento indicado para distraerme un poco de los recuerdos. Todo esto sucedió de forma rutinaria hasta que por fin me habían dado de alta.
Mis padres habían entrado con una amplia sonrisa, entre sus manos tenían ropa para mí y mi madre dijo.
—Buenos días cariño, es hora de irnos a casa. He preparado tu cuarto y mucha comida para que comas plácidamente cuando lleguemos a nuestro hogar. Pero primero debemos salir de aquí.
No respondí. Mientras me ayudaban a cambiarme estaba en un absoluto silencio. Me dieron una comida insípida típica de hospital, la cual me costaba tragar. Salí del cuarto, miré a mi hermano que estaba sentado esperando y dije.
—Llévame a donde está Monique, quiero verla. Mamá y papá que esperen en la entrada.
Este levantándose agitadamente me da su mano, y me conduce hasta su cuarto. Al llegar entré a la habitación, esta me miró fijamente y observo como de ella sale una lágrima, la cual reconozco; Monique está padeciendo el mismo dolor que yo. Uno que no proviene de nada físico, sino del mismísimo ser. Y al parecer por primera vez ella habla y pregunta.
—¿Cómo estás?
—Aparentemente bien; pero tú y yo sabemos que no es así. — Respondí con simplicidad.
—¿Qué haremos ahora?
—No lo sé... solo quiero retroceder el tiempo y poder quedarnos en el colegio. Todavía creo que esto es un sueño. —Respondí con un nudo en la garganta.
—¿Sabes que han venido a vernos, casi todo el colegio?
— Me imagino, debemos ser la cotilla número uno del colegio. Rebecca debe estar furiosa porque no están hablando de ella.
Ella sonrió sin ganas y añadió.
—También ha venido el profesor Dilan.
—¿Y cómo ha estado?
— A estado viniendo a desahogarse conmigo. Ya que cómo no he dicho ni una sola palabra hasta hoy, ha creído que he quedado muda. Pero la está pasando muy mal. Él realmente la amaba sabes...
— Me imagino...— lo menos que quería ahora era hablar de amor, por lo que debo esquivar este tema por los momentos. —...¿Cuánto tiempo estarás así?...
En eso interrumpen en el cuarto, haciendo que desviáramos nuestra mirada a la puerta. Observamos a un Médico y dice.
—¡Hasta hoy la señorita Monique estará con nosotros!. Hemos puesto un micrófono para ver cuando pronunciaría alguna palabra, y hoy ha sido ese día. Será enviada a su casa en este mismo instante.
La miré con ojos llorosos, me acerqué hasta su cama para luego abrazarla y así decir lo que tanto no quería aceptar.
—¡Monique, no están!, se han ido, que será de nosotras...
Ella también llorando responde.
—No lo sé…
Estuvimos así por varios minutos, consolándonos entre ambas, cuando de pronto la familia de Monique entra. Comenzaron a darme condolencias, cosa que hizo que huyera de aquel lugar rápidamente, pues odiaba todo aquello. Calev me llevó hasta el auto de mi madre y me detuve. Los tres me observaban con cautela y mi padre pregunta.
—¿Que ocurre cariño?
Al ver el auto una y otra vez, volvían aquellas imágenes. Calev se acerca y abrazándome, comienzo a gritar asustada, este me tranquiliza diciendo una simple frase: — Todo estará bien cierra tus ojos y sígueme.
Lo miré impresionada, él se comportaba tan maravilloso, parecía que fuera mayor. Le hice caso a lo que dijo y finalmente pude entrar con él, en el auto. Mantenía mis ojos cerrados junto a él y en el momento que el auto comenzó a moverse, apreté fuertemente su mano. Solo pasaron 15 minutos para llegar a la casa.
Mi madre me había servido una mesa repleta de comida; ella siempre siendo exagerada. Y como era de esperar comí muy poco y sin muchos ánimos; así que me fui a mi cuarto, me acerqué a la ventana imaginando el auto de Dan llegar. Tomé una foto de mi repisa donde salíamos los dos dándonos un tierno beso, pero al mismo tiempo tomé otra donde salíamos Monique y Selena juntas. Sonreí ante los hermosos recuerdos apreciados en la foto, pero en instante esta se había borrado para transformarse en un mar de llanto. Me arrojé en la cama donde estuve así llorando, casi por una hora hasta quedarme completamente dormida.
A la mañana siguiente me levanté a las 6:00 A.M. y llamé a Monique:
—Hola, disculpa la hora pero estaba pensando en si podemos ir hoy al colegio, ¿estás de acuerdo?
—Bueno mis padres no quieren que salga, pero está bien nos vemos allá entonces, cuídate.
Colgué el celular y fui directo al baño.
El ambiente estaba un poco frío, así que me vestí algo abrigada. Bajé a las 7:00 A.M. Al comedor; mi madre sorprendida al verme tan temprano y arreglada dice.
—¡¿Oh cariño, qué haces tan temprano despierta?!
—Ya estoy bien... quiero ir al colegio.
Mi madre preocupada ve a mi padre y le susurra algo que pude comprender claramente: "Castre dile algo. Lo mejor es que se quede aquí, yo la cuidare."
Mi padre mirándome fijamente como si leyera mi mente responde.
— Georgina déjala que vaya al colegio, así se distraerá un poco. Además, no puedes descuidar la tienda, ve a trabajar.
Sonreí casi sin fuerzas. Sí que me conoce, pensé. Desayuné rápidamente, y a las 7:20 A.M. estaba saliendo.
Mi madre corre hacia mí preocupada y dice.
—¡Espera!... ¿Por qué sales tan temprano?. Le dije a Calev que te llevara al colegio.
— Tranquila mama, no me iré con él. Me voy en el bus... el seguramente se irá en tu carro, y la verdad no me siento preparada para volverme a montar en uno. Así que nos vemos más tarde, chao.
Ella asintió resignada y me abrazó.
En 30 minutos había llegado al gran colegio del condado, a decir verdad comenzaba a detestar este lugar, pues todo me recordaba a Dan y a Selena, haciendo que se armara un nudo en mi garganta en cada instante. En la entrada me esperaba Monique; podía percibir un aire de incomodidad en su rostro, creo que le está sucediendo lo mismo que a mí. Todos nos observaban y hablaban entre sí, haciendo que el tiempo fuera mucho más molesto.
Entramos a clases. Monique y yo compartimos unas que otras palabras, pero al parecer ninguna de las dos tenía mucho que decir. Creí que podría distraerme aquí, pero ha sido un completo error.
Al terminar el día ella propone visitar al profesor Dilan, pero para nuestra sorpresa el profesor había pedido cambio a la escuela de Arte “Juilliard” de Nueva York. Propuse irnos a los campos y al llegar, para nuestra conmoción, habían muchas pancartas de Dan jugando, otra estaban repletas conmigo a su lado. También en parte de las gradas, habían muchas fotos de Selena, Monique y yo, con mensajes o palabras de aliento, donde al mismo tiempo mostraban el respeto por los fallecidos. Al terminar de verlas en un silencio desgarrador, Monique no Aguantó más y entre sollozos dijo.
—¡No soporto esto!, ¡odio este lugar!… Escucha Andrea, hoy saldré a Filadelfia, me mudaré con mis padres para tratar de olvidar todo lo que ha ocurrido.
— Pero, ¿Por qué me vas a dejar Monique?, sabes que no podré sola. — respondí ahora con lágrimas en los ojos.
—Lo siento Andrea, pero ahora no es momento de pensar en ti. Lo hago por mí, porque no soporto la idea de vivir con fantasmas cercas de mí, mira el campo, está repletos de ellos. Si Selena estuviera aquí lo entendería... perdóname Andrea, de hecho vine solo para despedirme... cuídate.
Diciendo eso observaba su espalda alejarse de mí. Caminé hasta las gradas del campo y me senté atónita. Ahora si era definitivo, había perdido casi todo, ¿Cómo es que por mucho tiempo pueden ir las cosas bien y en cuestión de segundos se devastarse por completo?. La vida es como la niebla, hoy puede aparecer imponente ante ti, pero al cabo de un tiempo esta desaparece, sin dejar rastro de haber existido. Monique tiene razón; que masoquista es quedarse en un lugar donde te recuerda tanto dolor, lo mejor para ello es simplemente alejarse de todo aquello que lo causa, para empezar a sanar. Pero antes, hay que reconocer que cuando estás mal... ahora entiendo que estoy mal.
Miré hacia una foto de unas de las pancartas, donde salíamos los cuatros juntos. No pude evitar nuevamente derramar lágrimas, pero pensé: "Debo hacer lo mismo, debo empezar de nuevo."
Me levanté de las Gradas y comencé a caminar en zancadas, mientras caminaba me tropecé cayendo al suelo. En eso escucho a alguien acercándose de forma apresurada y pregunta.
—¿Oye estás bien?...
Levantándome y sacudiéndome respondí.
—¡Si estoy bien gracias!, ¡no te preocupes!. —Respondí un poco molesta ante mi torpeza.
—¿Andrea, eres tú?, ¡Has despertado!
Alce mi mirada para ver quién me había reconocido, y era el profesor Dilan. Sin pensarlo salté sobre él y lo abracé.
—¡Profesor!, ¿Cómo estás?... supe que había ido al hospital. Lo siento mucho por Selena.
Este asiente un poco sin ganas y responde.
—Bueno la verdad sigo un poco perturbado de este lugar, pero estaré bien. Fui al Hospital hace unos días, aun no despertabas... me alegro que estés bien y también siento lo de Selena.
—Si estar bien, es coexistir en vez de vivir, creo entonces que la estoy pasando ¡genial!. Además ambos hemos perdido, no tiene porque lamentarse.
—Sí, hemos perdido bastante…— Responde este con una mueca incomoda—...y ¿cuándo saliste del Hospital?
— Bueno, ayer. Quise venir aquí a distraerme, pero ha sido un caso fallido; fuimos Monique y yo a visitarle, pero nos enteramos que se había ido a Nueva York. ¿Qué ha pasado?
—¡¿Monique?! ¡¿También está aquí?! ¿Está bien?. —Asiento y él agrega: ...me alegra. Me desahogué con ella mientras no hablaba, era una muy buena compañera. También lo hice contigo pero tú solamente dormías. Me trasladaré a Nueva York para empezar de nuevo, solo pasaba a buscar algunas cosas aquí, ya sabes lo que dicen “si quieres oportunidades, ve a Nueva York.”
—Es cierto... bueno, iba ya de regreso a mi casa —Dije un poco conmocionada al saber que las personas afectadas con todo esto simplemente se alejaban.
—¿Y por qué esa carita?
—No es nada... es solo que Monique se va a filadelfia y estoy un poco triste, ha sido lo único que me quedaba de este colegio, y ahora se marcha. Creo que también pensaré en irme.
—Entiendo... ustedes han sido muy unidas. Bueno, si alguna vez decides mudarte, que tu primera opción sea Nueva York, así podría visitarte.
— Me parece bien, al menos usted si me hace olvidar un poco todo lo que ha pasado. Bueno debo irme, espero que le vaya muy bien por allá.
—También estaba por irme, si quieres te llevo a tu casa.
Vacilé un poco, solo porque no quería montarme en un auto, pero no quería hacerle un desprecio, así que respondí.
—Si está bien, solo no corras mucho.
El asintió.
Me condujo hasta un Porsche cayman azul. Mientras conducía hablábamos de todo un poco, gracias a Dios hacía eso pues liberaba un poco el estrés que ahora me causaba un auto. La estaba pasando muy agradable, hasta que pasamos por aquel peñasco, donde todo había colisionado. En cuestión de segundos se vinieron a mi todas esas imágenes terroríficas para mi vida y sin pensarlo cerré mis ojos y comencé a gritar con desesperación. Este al pasar el peñasco se detiene, y se arroja sobre mi para luego abrazarme y decir: —Tranquila... ya lo hemos pasado, todo estará bien. He sido imprudente al pasar por aquí...
Abrí mis ojos llorosos y dije agobiada:
—Fue ahí donde ocurrió todo. Él me sonreía... solo me estaba diciendo lo mucho que me amaba. ¿Por qué en ese instante justamente tuvo que pasar?, y Selena solamente estaba alegre de aquellas palabras, solo quería que tú algún día se lo dijeras…
¡Que había dicho!, Reaccioné y mirándole, observé que este se le formaban algunas lágrimas, las cuales haciendo uso de su brazo las borró, no dejando rastros de ella, para luego decir.
—¿Ella dijo eso?
— No explícitamente, pero es mi amiga sabía que ella solo se imaginaba un momento así contigo.
El sonriendo dice.
—¿Te contó como habíamos empezado una relación?. Todo fue tan sorpresivo, no sabía que ella era de caracas también o bueno, más bien tenía familia por allá. Estando en Venezuela salíamos todos los días, vimos películas, fuimos a comer muchas veces, conocí a sus abuelos e incluso se quedó en mi casa y conoció a mis padres. Todo en tan solo unas vacaciones; teníamos pensado esperar que saliera de la escuela para poder pensar en un matrimonio. ¿Cómo pudo pasar esto?
Podía ver aquel gran dolor que él transmitía, era el mismo que sentía yo con mucha claridad.
—Estoy segura de que ella sabía que le querías. Estaba muy emocionada de estar contigo, sin embargo, ahora soy yo la que me doy cuenta del por qué le gustabas.
Este sonríe, termina de limpiarse la cara y agrega.
—Bueno será mejor que te lleve a tu casa. Acabas de ver a tu profesor de arte llorar por una ex-estudiante de su clase. No es muy agradable que digamos.
—Corrección... he visto a un ser humano llorar por perder a alguien muy amado.
Este sonríe en respuesta y comenzó andar el auto.
En 10 minutos había llegado a mi casa, subí a zancadas hacia mi dormitorio, para esperar a mis padres. Pensé mucho en la idea de irme, hasta tomar una decisión.
Sin darme cuenta habían pasado horas, y al ver por la ventana el coche de mi padre, bajé rápidamente y aún mientras mis padres entraban por la puerta, estando yo todavía en la escalera no dude en decir: — Mamé y Papé, he estado pensando mucho y quiero que nos vayamos a Nueva York. Ya saben lo que dicen “Si quieres oportunidades ve a Nueva York.”