El día de las madres es uno de los más celebrados en mi país Venezuela, cada año se reúne la familia para compartir una muy buena comida, donde todos participan. A muchas madres les llevan mariachis o serenatas y los más chiquiticos de la casa recitan sus poemas para esa mujer que nos dio la vida, que con tanto amor y cuidado nos mantuvo en su vientre y luego nos dedicó sus días y también sus noches, sus sonrisas y esos sueños que de repente dejo de lado para cumplir los nuestros. Y siempre estar allí para nosotros con un vínculo que nunca se rompe, que siempre existirá, que es verdadero e incondicional.
Y este día especial se celebran todas estas virtudes y todo este amor, pero con una variable muy grande y dolorosa, porque hay muchas madres que pasaron su día sin sus hijos, solas en casa y saludándose a través de una vídeo llamada, también hay muchos hijos (en especial niños) que tuvieron que recitar su poema también a través de una vídeo llamada, esta es la realidad de muchas madres e hijos que hoy separados por las circunstancias muy bien conocidas en nuestro país, se miran y escuchan por una pantalla, pero que no pueden recibir ese cálido, reparador, sanador y protector abrazo de una madre.
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Texto de mi autoría