CONFESIONES. PARTE I
Es una herramienta al alcance de todos para su disfrute.
Las fantasías son un elemento nuclear en los procesos de estimulación del comportamiento sexual. Contribuye además a la inducción, eclosión y potenciación del deseo sexual, entendido este como una autentica disposición emocional y cognitiva del sujeto. Pero a su vez, las fantasías pueden incrementar la actividad genital, estableciéndose un mecanismo de doble retroalimentación positiva entre la excitación sexual y afectivo.
Antes de adentrarse en las narraciones de las fantasías, recopiladas en este estudio los voy acompañar en un viaje seductor, rápido, efectivo y divulgativo sobre las principales tesis e investigaciones científicas al respecto, así como publicaciones por medios de comunicación social en la Web, donde alguna vez usted haya curioseado, encontrando muchas hoy controvertidas. Otras, perfectamente consensuadas por la comunidad científica. Este recorrido les hará cuestionarse, de algunas de esas «verdades sociales» que en nada contribuyen al disfrute de esa maravillosa capacidad de comunicarnos como lo es la sexualidad.
En este sentido, es de sobra conocido por los estudiosos de las emociones, el poder de la fantasía como “programador” del enamoramiento. Es evidente, pues, que generan o potencian la excitación y son un ensayo controlado eficaz de situaciones y conductas que, a veces son inalcanzables, pero quedan como dulce bálsamo de lo imposible.
Un paseo muy corto por la historia
Del Antiguo Egipto contamos con uno de los primeros documentos que refleja la conducta sexual de los egipcios, el Papiro de Turín (antiguo papiro egipcio creado aproximadamente en el 1500 a. C.12 Descubierto en Deir el-Medina a principios del S.XIX, ha sido llamado “la primera revista para hombres del mundo”. Mide 260 cm por 25 cm y consta de dos partes, en una de ellas aparecen doce viñetas con representaciones de hombres y mujeres realizando diversas posiciones sexuales.
En la actualidad el papiro se conserva en el Museo Egipcio de Turín en Italia.) Esta representación podría ser el reflejo de una sociedad permisiva y libre sexualmente, aunque como en las mayorías de las sociedades de la antigüedad los varones gozaban de mayor libertad sexual, donde podían tener concubinas, mientras las mujeres tenían que ser fieles y entregarse a la casa y al cuidado de los hijos. Esta distinción se hace más palpable en la sociedad griega, en la que se distinguía entre ciudadanos y no ciudadanos, siendo perteneciente a los del primer grupo los varones, que podrían participar en la vida política de la sociedad. Los no ciudadanos eran los extranjeros, esclavos y las mujeres. De entre las mujeres, la única excepción eran las prostitutas o hetairas, damas de compañías y únicas mujeres culta, que podían asistir a reuniones masculinas, discutir sobre temas políticos, filosofía, poética, incluso tomar decisiones.
“La prostitución en esa época era una actividad cotidiana, gozando además de un respeto social”
Al elaborar una fantasía sexual, el sujeto programa el episodio y además orquesta las emociones propias e incluso de los personajes que protagonizan el evento. Es un método anticipatorio de situaciones que permiten adelantarse a posibles dificultades en la práctica real, de ahí que sean utilizadas en terapias como una verdadera estrategia cognitiva. En algunas ocasiones, reflejan un grado de insatisfacción y son estructuralmente negativas. Esto es evidente en mujeres con baja autoestima y en sujetos disfuncionales, en las que el poder ansiógeno de las fantasías es muy alto.
Investigar sobre las fantasías sexuales es, en el fondo, investigar sobre la construcción cultural que hemos edificado sobre los fundamentos bio-fisiológicos de nuestra sexualidad dimórfica. Las fantasías son un mapa de nuestros valores culturales, un compendio de todo aquello que hemos aprendido y aprehendido. Nuestros sentidos son las puertas que llevan las sensaciones al cerebro. Nuestros circuitos neuronales permiten la circulación de la información que nos llega a través de los sentidos y producen una serie de sustancias, como la dopamina, que, como se lo explicaba en el artículo “Como recuperar a tú expareja”, están en la base de todas las delicatessen que pueden practicar y soñar los seres humanos.
Las fantasías tienen la ventaja de que en ellas son las personas interesadas quienes manejan la historia sin necesidad de adaptarse a acontecimientos imprevistos. Permiten que cada persona pueda convertirse en protagonista sin esfuerzo, investirse de los encantos que quisiera tener y decidir cuándo y cómo acaba y comienza la historia.
Es por ello que la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS y OMS) reconocen que las fantasías son una de las diversas manifestaciones de la sexualidad humana.
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NO TE ENGAÑES: TÚ TAMBIÉN TIENES FANTASÍAS SEXUALES
Las personas tenemos fantasías eróticas. No importa que seas español o latinoamericano, sajón, asiático o africano; también las tienes. A todos nos cuesta lo indecible hablar de ello ante los demás. Intentamos cambiar de tema, disimulamos y nos sentimos casi agredidos cuando nos preguntan por el asunto. Habitualmente respondemos con vaguedades que no nos comprometen y tendemos a decir lo que se considera «políticamente correcto». Pero, ¿somos realmente tan correctos en la intimidad de nuestras mentes? Desmond Morris dice con gran acierto: «el “ejemplar” humano que entra en el laboratorio de un psicólogo se pone inmediatamente en guardia. La conducta se vuelve más rigurosa, deliberada y forzada.
La gente sólo se comporta de manera espontánea y natural cuando se la deja a solas en su mundo cotidiano». Bien sabemos que no sólo nos ponemos en guardia en el laboratorio del psicólogo, sino que muchas veces también lo hacemos ante nuestra pareja y con los amigos. Sólo el anonimato nos da la confianza suficiente para hablar con sinceridad de todo lo que llevamos dentro; a veces, nos sentimos más seguros ante desconocidos —porque no forman parte de nuestro círculo cotidiano y no volveremos a verlos— o en encuestas que nos permiten sobrellevar la vergüenza de nuestras confesiones.
Antes se pensaba que las fantasías sexuales eran un signo de insatisfacción e inmadurez sexual, también que la masturbación y el placer sexual estaban vedados de las buenas costumbres. Todavía, en el presente, es difícil confesar los secretos que guarda la mente sobre su sexualidad, pero la realidad es que todos, hombres y mujeres, fantasean con sexo.
Georgina Burgos, sexóloga y autora del libro “Proyecto Tabú”, dice que “a todos nos cuesta lo indecible hablar de las fantasías eróticas ante los demás”, pero lanza una pregunta clara: “¿somos realmente tan correctos en la intimidad de nuestras mentes?”.
Los datos de su investigación revelan que no, que en el ámbito privado el 95% de las personas, sin importar el género o la preferencia sexual, fantasean con sexo. Son los hombres quienes imaginan estas situaciones en la mayoría de los casos, 7 de cada 10, en cambio sólo 5 de cada 10 mujeres tiene fantasías. Ellos se sienten socialmente avergonzados por tener fantasías sexuales frecuentes, en cambio, ellas tratan de inflar sus deseos ante el público para evitar que se les considere frígidas o anormales.
Burgos puntualiza: “La fantasía sexual es un recurso erótico como lo puede ser una película pornográfica o un juguete. Mientras fantaseamos, en la imaginación no existen las consecuencias que pudiera tener esa acción en la realidad. Tampoco tenemos que dar la talla ni vamos a ser juzgados. Si imaginamos que realizamos una práctica sexual que en la realidad puede causar dolor, por ejemplo, en nuestra imaginación resulta que no es dolorosa y por lo tanto, fantaseamos con ella con absoluta libertad”.
Es, al fin y al cabo, una herramienta al alcance de cualquiera para disfrutar de unos minutos 100% placenteros.
Sin embargo, lo que en un principio suena positivo también puede ser un arma de doble filo que nos haga sufrir. Primero porque en caso de llevarla a la práctica, podría acabar siendo una mala experiencia. “De la fantasía a la realidad hay una distancia. Tú puedes imaginar que tienes sexo con 17 hombres y te puede parecer súper excitante. Pero a la hora de la verdad, ya veríamos si serías capaz de aguantarlo y si al cuarto te seguiría apeteciendo tanto”, cuenta en tono humorístico la periodista y sexóloga Sylvia de Béjar, autora de los libros Tu sexo es tuyo. “Nancy Friday, que ha escrito uno de los mejores libros que existen sobre fantasías sexuales femeninas, Mi jardín secreto, habló con cientos de personas durante horas y dijo, literalmente, que ‘por cada persona que me ha hecho partícipe del goce que le produjo hacer realidad sus fantasías sexuales, hay tres o cuatro de cada 10 que sabían de antemano que el intento no daría resultado o habiéndolo probado se llevaron un desengaño”.
En las fantasías de las mujeres hay una tendencia a añadir elementos y adornar las escenas de forma detallista. Esto es una diferencia con respecto a los hombres.
Las fantasías sexuales son un estímulo adicional, no la compensación de una carencia, y se consideran imprescindibles para la comprensión del comportamiento sexual humano.
No parece que el hecho de que las mujeres tengan fantasías sexuales con menor frecuencia que los hombres sea debido a que las disfrutan menos o a que les provoquen mayor sentimiento de culpabilidad, frustración, miedo o desagrado. Las causas deben buscarse en otros factores. Es posible que esta diferencia cuantitativa tenga su origen en cuestiones fisiológicas, como el nivel de testosterona, que es más elevado en los hombres. La testosterona es la hormona responsable del deseo sexual tanto en los hombres como en las mujeres. «Cuando la testosterona está baja, un número significativo de mujeres sufre una disfunción en su funcionamiento sexual, viéndose afectado su deseo, su excitación y su orgasmo».
La pregunta es: ¿hay diferencia entre lo que imaginan ellos y lo que sueñan ellas? “Entre hombres y mujeres hay más puntos en común que en discordia. Aún así, hay algunos matices que les separan. Por ejemplo, en las féminas hay una tendencia a añadir elementos y adornar las fantasías con más detalles”, aclara Georgina Burgos.
La sexóloga De Béjar, por su parte, complementa esta afirmación con lo que ha podido ver a lo largo de los años: “Es en cómo imaginamos en lo que a lo mejor hay más diferencia con respecto a ellos. Nosotras somos más imaginativas, románticas y proclives a añadir más emoción en el argumento de nuestras fantasías. Probablemente somos más de recrear la historia. Eso nos resulta excitante, aunque en nuestra ficción no esté pasando nada físico todavía”.
A través de las fantasías también podemos estar sacando fantasmas, miedos o cosas que nos han podido suceder en algún momento y que todavía coletean en el subconsciente
Otro pequeño matiz es el qué. “Hay de todo, pero es cierto que durante muchas generaciones las mujeres han elegido un papel bastante pasivo en las fantasías. Lo de dominar era algo que no nos auto permitíamos, porque nos habían educado en que eso es sucio y hay que ser discretita. Esto ha llevado a muchas mujeres a elegir fantasías donde se veían en un papel pasivo. Mientras que los hombres han tendido siempre a lo visual y a la acción. Haciendo o dejándose hacer algo, pero de acción”, dice la propia Sylvia.
En este trabajo queremos mostrarle los resultados de las fantasías sexuales más recurrentes en las mujeres. “La más frecuente es la que involucra teniendo sexo en lugares que tienen un sentido erótico o que aportan un plus de erotismo, como hacerlo en el ascensor, vehículo, playa, probador de tienda. Es decir, el lugar como centro y componente erótico. Las otras más habituales son los tríos y tener una relación sexual con un desconocido.
Sin embargo, que sean las más frecuentes no significa que sean las únicas, porque las hay para todos los gustos, como especifica De Béjar: “Hay algunas muy inocentes, de gente que tiene fantasías muy simples, y otras muy complicadas”. ¿Y las hay que sean más perversas que otras? “Pues sí, la zoofilia es una perversión para muchas personas, pero hay que recordar que la perversión está en los ojos de quien mira.
El primero de los datos confirma la muerte de un cliché: la masturbación femenina no es cosa de una minoría. Algo más de la mitad de las mujeres encuestadas confesaron practicarla de forma habitual, por un 59% de los hombres, incluso teniendo pareja estable. Un trabajo anterior del portal británico Superdrug’s Online Doctor aumentaba al 88% el porcentaje de féminas que declaraban haberse masturbado al menos una vez, por el 96% de los varones.
Para el 69% de las mujeres encuestadas con ocasión de este nuevo informe, la masturbación era entendida como una manera de mejorar su estado de ánimo, y para el 34%, un complemento a la vida sexual que incrementa la satisfacción. A continuación, las preguntas versaron sobre qué pensaban durante el acto para excitarse. Las respuestas incluyen alguna que otra sorpresa.
La fantasía sexual más frecuente echa por tierra otro mito, el de que las mujeres se masturban porque su pareja no es capaz de satisfacerlas en la cama. Todo lo contrario: el 60% de las participantes afirmó que pensaba en su cónyuge y en un momento sexy que hubiese compartido juntos. Hay que subrayar que los hombres también declaraban preferir este tipo de fantasías, reforzando la idea de que el "placer en solitario" en realidad es una forma de sexualidad compartida.
Es decir, que si a una persona que se dedica al BDSM (bondage, sumisión y masoquismo) le cuentas que tienes una fantasía donde te atan y te dan cachetes en el culo te dirá que menuda cosa tonta sin importancia. En cambio, si se lo dices a una persona que esto ni sabe lo que es, ni lo vive, te dirá que qué horror. Tú creas las fantasías a partir de muchas cosas, pero, en cualquier caso, sea lo que sea lo que pensemos, salvo que nos horrorice lo que pensamos, que a veces pasa, todo vale”.
“Recrearse en una fantasía no es sinónimo, en ningún caso, de querer llevarla a la práctica”. Lo que sucede es que, como explican las sexólogas, a través de las fantasías también podemos estar sacando fantasmas, miedos o cosas que nos han podido suceder en algún momento y que todavía palpitan en el subconsciente
En un artículo vamos a señalar las 51 fantasías sexuales que más se proyectan la cabeza de las mujeres, tomando como premisa las narraciones de las mujeres encuestadas con el fin de no conceptualizarla para este trabajo (esperen Parte II) y sirva de imaginación, como herramienta para el disfrute de sus pensamientos.
CONFESIONES:
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“Me excito pensando en la idea de que mi novio aparezca por sorpresa en el dormitorio, me agarre por detrás y comience a penetrarme de pie en el balcón, con las puertas abiertas de par en par. Yo no le veo la cara, pero le siento intensamente, mientras sé que todos los vecinos nos observan y pueden ver las expresiones de placer de mi rostro y cuerpo”.
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“Una de mis fantasías de los últimos meses es tener un trío, donde pueda experimentar con dos (02) hombres y pueda entregarme a ellos por igual, donde pongamos en prácticas muchas posiciones, sin tabú.
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El 69,77% de las mujeres bisexuales fantasea con frecuencia, frente al 51,06% de las lesbianas y al 44,68% de las mujeres heterosexuales.
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“Desearía Un intercambio de parejas con mi mejor amiga y su novio es una de esas visiones que de vez en cuando se apodera de mi imaginación. La verdad es que tanto su pareja como el mío son estupendos, y creo que estaríamos a gusto”.
El 69,77% de las mujeres bisexuales fantasea con frecuencia, frente al 51,06% de las lesbianas y al 44,68% de las mujeres heterosexuales.
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“Quiero que un hombre me haga sexo oral y tener un orgasmo mientras mi novio mire para que al final aprenda como se hace”.
“Quiero tener el súper poder de poder acostarme con quien yo quiera. Conocer a alguien y hacer que quieran acostarse conmigo independiente de su orientación sexual”.
“Me encantaría poder cambiar de genitales a mi gusto”.
“Mi fantasía es que estoy con algún tipo en un hospital y le pasa algo malo, alguien en su familia murió. Él llora, yo también, lo consuelo lo beso y terminamos metiéndonos en algún lugar a hacerlo. Es rara y me avergüenza, pero ésa es mi fantasía”.
“No me considero lesbiana, estoy felizmente casada y amo a mi esposo, pero mi fantasía es tener sexo con otra mujer”.
“Por alguna razón pensar en quedar embarazada de mi novio que me gusta mucho, y tener por una vez relaciones con un extraño después del 5to mes”.
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“Mi fantasía es pillar a mi novio engañándome, sacar a la chica del cuarto y mostrarle que nadie lo puede hacer tan bien como yo”.
“Me gustaría estar en un retiro donde estemos compartiendo experiencias doméstica y cultural, y pueda intercambiar miradas con una mujer mientras compartimos con el resto, y en la dinámica la guía nos ponga a convivir en el mismo cuarto por 2 noches y hacerlo con una mujer, solo por curiosidad. Me considero femenina y heterosexual. Pero fantaseo con rozar mi vagina con otra mujer”.
“En ocasiones tengo fantasía que voy pasando por el hospital y de repente un desconocido muy apuesto con un yeso en una pierna y un brazo me solicita ayuda para tomar un taxi, y le ayudo con sus maletines y a subir al automóvil, y el se muestra muy agradecido, luego me ofrezco para ayudarle, pues vamos por la misma vía, y lo ayudo hasta llegar a su departamento, donde por caridad lo ayudo a orinar, y termino en la cama con el desconocido”.
“Mi fantasía es que un hombre mayor de edad me extorsiona para tener sexo con él, y me siento obligada a verlo todas las mañanas para complacerlo en diferentes posiciones sexuales”.
“Una de mis fantasías es hacer de mi pareja un esclavo erótico, que pueda atar a la cama y hacer que satisfaga todos sus deseos sin poner escusas”.
Uno de los spots favoritos que invade mi mente es ir a una playa nudista y hacerlo libremente mientras los chicos del toldo de al lado me observan y detallan todo mi cuerpo y movimientos”.
“Sueño con ir junto a mi esposo a un coctel muy elegante y de regreso a casa hacer el amor en la parte trasera del vehículo y ser visto por el conductor”.
“Aunque me considero una mujer muy celosa. Una de las fantasías más recurrentes que pasa por miente es ver a mi marido teniendo sexo con otra mujer, mientras yo miro detrás del vestidor. Esta posibilidad pienso que sería una mezcla de rabia y morbo que me excita totalmente”.
“Mi mente juega mucho tener los roles de maestra, policía y enfermera en la que tengo relaciones con mi paciente, ladrón y estudiante”.
“Esta es una de las fantasías que baila por mi cabeza es en tener una orgía iniciada por mí. Que mi esposo y yo seamos invitado a una fiesta en la playa, donde sea sentenciada a través de penitencias a mostrar mis partes íntimas y coquetear con las partes íntimas de otros hombres, como consecuencia de mi mala suerte, hasta que se sumen otras mujeres y tengamos sexo grupal”.
“Mi fantasía es tener sexo con un desconocido, que desaparezca después del encuentro sexual. Me imagino a un personaje famoso pasear por un parque e invitarme un café, luego a una cita que termine al día siguiente”.
“A mi da mucho placer que me digan palabra sucias, pervertidas y morbosas, y que me califique de prostituta en la cama, mi fantasía es ir a un encuentro de verano y que al final la gente comente que soy muy perra en la cama”.
“Mi fantasía es ser azotada por mi pareja, y me someta por horas como su esclava sexual, con palabras sucias y ordenes sexuales que yo complaceré sin quejas, ni objeciones hasta tener orgasmos”.
“Mi fantasía es un fetiche que me excita que mi pareja me chuepe, lama y acaricie los dedos de mis pies, mientras soy follada”.
“Tengo la fantasía de algún día colocar mis tacones en los genitales de un hombre y que me haga el amor taconeada”.
“Mi fantasía es que mi pareja me cubra de nutella y helado a la luz de la luna y el calor de la fogata o velas, mientras devora cada parte de mi cuerpo con su lengua, mientras toca y come de este manjar de chocolate”.
“Mi fantasía es esperar a mi esposo todos los días con diferentes tipos de lencería eróticas y le modele sensualmente hasta que me haga el amor”.
“Una de mis fantasías es ser el trofeo de una apuesta de mi marido, y que una vez que haya perdido, no me quede otra salida para limpiar su palabra y compromiso, y que me tenga que entregar en un vehículo que me llevaría a un hotel donde haría el amor con un desconocido, solo por esa noche, y que el encuentro sea tomado como una solución sin remordimientos ni reproches por ambos”.
“Mi fantasía es que mi marido me saque por los moños de una fiesta, me zarandee y me agarre fuertemente por los cabellos diciéndome palabras sucias, y me haga el amor salvaje mientras me da fuerte nalgadas”.
“Mi fantasía es servirle pasapalos y bebidas a mi marido y sus amigos en ropa interior mientras ellos ven los juegos de futbol”.
“Mi fantasía es tener el poder de hacer lo que me plazca en la cama, sin ser juzgadas mi pareja”.
“Mi fantasía es ser seducida por el caballero romántico que la halague y la lleve a sitio muy románticos”.
“Ser infiel a mi pareja con mis ex sin que haya ningún compromiso de volver a estar atada formalmente a ellos, y que se dé por un encuentro casual de forma inesperada, y que entre caricias y roces de nuestros genitales, terminemos en la cama reviviendo algunos momentos de pasión”.
“Siempre he querido que me detenga un oficial de la policía, me ponga esposas y me lo haga sobre el capó de su auto. En la vida real suelo ser una persona muy dominante, así que estar en una posición más vulnerable me gusta mucho”.
“Siempre he tenido la fantasía de ser secuestrado junto a mi esposo, y para salvarnos la vida tenga que ceder a las demandas de los secuestradores, siendo penetradas por 2 de los sujetos, mientras mi esposo mira atado a una silla, y después de la liberación mi esposo viva agradecido por mi sacrificio”.
“Deseo tener sexo con un desconocido mientras estoy siendo grabada por mi pareja”.
“Besarme de forma apasionada con una chica en una piscina en horas nocturnas. Desnudarnos, tocarnos, acariciarnos, tener orgasmos juntas, secarnos y terminar atendiendo a nuestros maridos en su parrillada”.
“No creo que se haga realidad, pero siempre he deseado tener sexo con un grupo grande de hombres que hagan filas para follarme. Como nueve o 10 hombres y sentirme totalmente satisfecha”.
“Estoy en una relación monógama con mi esposo, tengo hijos, estoy enamorada, pero en secreto me gustaría hacerlo con una chica”.
“Tengo la fantasía de usar un vibrador y que mi pareja me diga qué hacer con él sin nunca llegar a tocarme”.
“Mi fantasía es pasar un día entero con mi mejor amigo, que es heterosexual, desnudos. La idea sería experimentar sexualmente el uno con el otro sin dejar nada sin tocar”.
“No me juzguen, pero siempre he querido hacerlo con Di Carpio. De preferencia, en un balcón”.
“Una de mis fantasías de los últimos meses es tener un trío con mis dos últimos ex. Me entrego a ellos por igual sin hacer comparaciones después de que estuve mucho tiempo comparándoles”.
“Todo lo que percibo como prohibido por la educación que he recibido, en mi imaginación es lo que más me excita. Como flirtear, seducir y acabar teniendo sexo oral con un hombre casado al que he visto solo un par de ocasiones”.
“No soy de fantasías muy rebuscadas, pero sí confieso que de vez en cuando me excita pensar en ir a buscar a mi marido cuando está en las duchas del gimnasio y verlo desnudo, entre tanto hombre macizorro. Uff…”.
“Tener sexo con alguien más inexperto, un jovencito universitario, para enseñarle y que se dejara hacer de todo”.
“Ir de compras con mi pareja y acabar en el probador haciendo un rapidito”.
“Me gustaría, en algún momento, saber qué pasa y qué se siente cuando entras en la ducha del vestuario del gimnasio con otra mujer”.
“Aunque pueda sonar típica, lo de verme vestida de dominatrix, con látigo y corsé de cuero, es algo que me pone a mil”. “Una vez tuve un lío con un chico más joven que yo. En su dormitorio tenía unas esposas y un látigo. Nunca los usamos, pero imaginar que me hacía el amor después de haberme atado al cabecero de la cama y golpeaba el suelo con el látigo me excitaba mucho”.
“Hacer un trío con mi novio y otra mujer”.
“Insinuarme a un chico delante de mi novio, mientras estamos tomando una copa en una terraza, por ejemplo. Y cuando voy al baño, él se da cuenta, me sigue y tenemos sexo en el baño, mientras otras mujeres esperan hasta que acabemos”.
“Me encantaría tener un encuentro ocasional y muy sexi con alguno de los pasajeros bien vestidos, de traje y chaqueta, que están esperando mi mismo vuelo en la sala de embarque”.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Montreal quiso averiguar cuál es la fantasía sexual que más se repite en el mundo femenino. Lasconclusiones del estudio fueron publicadas en la revista The Journal of Sexual Medicine. Para la investigación contaron con la participación de 1500 personas, quienes tuvieron que rellenar un cuestionario acerca de sus predilecciones en temática sexual.
La comparación de los datos dio como resultado que entre el 50 y 60% de las encuestadas estaban de acuerdo en que su fantasía sexual favorita sería recrear la historia de la famosa trilogía de literatura erótica "50 Sombras de Grey”, esto es, un escenario en el que eran en cierto modo empujadas a someterse a una pareja sexual: convertirse en una sumisa como Anastasia Steele con el Sr. Grey.
"Las personas que tienen fantasías de sumisión también muestran a menudo deseos de dominación. Estos dos temas, por lo tanto, no son excluyentes, sino todo lo contrario”, explicó Christian Joyal, líder del estudio. Las fantasías sobre sadomasoquismo son muy comunes tanto entre hombres como entre mujeres e históricamente han sido denominadas como conductas sexuales "desviadas”.
CONCLUSION
En cualquier caso, las conclusiones del estudio advierten a los hombres en contra de asumir que conocen los deseos secretos de sus parejas e imponerse así en la cama, sino que invitan a las mujeres a expresarse en un clima de mutua confianza.