¡Buenas buenas!. En efecto la cultura cortoplacista nos ha hecho daño como sociedad en más de un sentido, aunque también ha permitido operativizar algunas circunstancias. Ello no es más que producto de la historia, ahí hay un peso importante para reconocer la influencia de cómo hemos aprendido a "resolver", refranes comunes de ello :"Pan para hoy, hambre para mañana", "como vaya viniendo vamos viendo". Creo que el tema generacional también ha impactado mucho. Quienes hemos tenido la oportunidad de acceder a otro tipo de realidad, completar un ciclo, obtener resultados y constatar el efecto del refuerzo a largo plazo, lo vemos de manera más sencillo, casi natural. Las generaciones previas tenían una realidad disntinta que ameritaba otro tipo de proceso y eso permea toda la actividad cultural. Los últimos tiempos, lejos de reforzar la crítica que mencionas, animan a establecer soluciones prontas y además ¡con el mínimo esfuerzo!, generando entonces una complejidad mayor a los que venimos trabajando. Hay un tema de reconocimiento de realidades, de motivaciones - no necesariamente todos tenemos las mismas cualidades que facilitan el locus de control externo / interno, motivaciones extrínsecas o intrínsecas que se alinean con la consecución de objetivos a largo plazo, etc - y al final creo que se reduce al elemento formativo de la sociedad, parece una lucha constante de un sector contra una pared, ante visiones distintas dudo que nos pongamos de acuerdo al respecto, por lo que cada quien tendrá su oportunidad de mantenerse y encotrar aquellos elementos donde anclar su locus de control, la secuencia de sus acciones y la discrepancia en el cómo afrontar las situaciones. ¡Feliz tarde!.
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Gracias por la nutrida respuesta. Y suma mucho el tema del mínimo esfuerzo, que se une a que todo sea rápido y sin sacrificios como expuse arriba. Ahora, entiendo que esto cause polémica y enfrentamiento, quizás uno de los mayores retos sociales que tenemos en el país, que es remar junto a un mismo destino posible, donde quepamos sin confundir opiniones con diferencias irreconciliables por lo que mandarías a la horca al otro. También me recuerda un tema recurrente que voy a desarrollar luego: es usual que los venezolanos creamos y digamos: "el problema es que hay muchos malos y somos pocos los buenos", una versión amable del: "el problema son los demás, porque yo no soy así".