La música se escuchaba algo distorsionada en aquella pequeña corneta de bolsillo, las risas cansadas del día se escuchaban entre cada sorbo de cerveza que pasaba por sus gargantas. La noche en su punto más alto señalaba el final de nuestra jornada laboral, ya habíamos recogido y limpiado todo lo que nos correspondía pero en un intento de salir de nuestra rutina compramos unas cajas y las guardamos para el final. Que podíamos esperar: 5 desconocidos que pasaban “8 horas” juntos todos los días; necesitábamos nuestra válvula de escape si no querían que alguno de nosotros explotara y terminara quemando todo esto, al parecer nuestro jefe entendió por donde se dirigía nuestra charla y con una ligera sonrisa solo se limitó a decir: “cierren con llave” y salió, montándose en su carro mientras lo vimos marcharse hasta que solo se volvió un punto distante y luego no había nada solo aquellas luces amarillas del alumbrado público.
Nos sentamos en círculo, cada uno contando de sus experiencias, metas y fallas de su vida y así fue pasando la noche hasta que llegado a cierto punto, por alguna razón nuestras risas pararon y todos nos detuvimos a escuchar aquella vieja canción que salía de aquella pequeña corneta.
-“Yo tenía cinco años y el seis, Cabalgábamos sobre caballos de madera- comenzó a cantar Ana en voz baja, mirando al frente sin enfocar a nada, sus ojos mostraban que se perdía en sus recuerdos, hurgando en aquellas viejas historias vividas, algo allí había- “El vestía de negro y yo de blanco, El siempre ganaría la pelea”
Entonces levantando su mano como si sostuviera una pistola, apunto
-“Bang bang”- por un momento creí que realmente tenía un arma y que realmente una bala saldría de allí, su movimiento fue lento pero sostenía aquella pistola imaginaria con fuerza, probablemente ni siquiera estaba viendo lo mismo que nosotros, frente a ella había alguien, de su mano salió una bala, pudo sentir el retroceso del arma, la pólvora impregnar el ambiente mientras una rápida llamarada salía del cañón soltando aquella bala e incrustándose en el corazón de alguien, sus ojos no pestañaron no quería perderse de aquel momento, quería guardarlo en su mente- “Me abatió, bang bang”- entonces su mirada cambio a una chica herida, algo había impactado en ella y comenzaba a sentir aquel dolor pulsante atravesarle –“Caí al suelo, bang bang, Aquella horrible canción, bang bang. Mi amor me abatió”- y volvió entonces a mirarnos, sus ojos estaban aguados y con una sonrisa se terminó de beber lo que quedaba de su botella. Todos permanecimos en silencio en lo que fue (diría yo) un excelente performance, luego Frank levantándose y dirigiéndose a la corneta conecto su teléfono y dejo sonar su lista de reproducción. Permanecí atenta, algo había ocurrido el telón fue abierto y yo estaba en primera fila ante aquella hermosa obra que se presentaba ante mí.
La canción Comenzó con un rasgueo de guitarra anunciando que sería acústica.
-“Desde los pastos del aburrimiento
Desde los mares de descontento
Vienen en manadas como sabuesos hambrientos
Rastreadores del oscuro encantamiento”- comenzó a cantar Frank al mismo tiempo que la canción, mientras se volvía a sentar y a destapar otra cerveza y la bebe con rapidez –“Y mientras, siguen creyendo. Que son especiales y únicos Los amantes, los amantes del corazón... los amantes”-continua.
Esta vez permanece en silencio observando la botella que sostiene en sus manos y deja que la canción continúe, escucha, escucha atentamente aquellas palabras acompañadas por la guitarra, aquellas palabras del poeta que ahora eran cantadas en un cover por otro artista, aquella canción que ya conocía bien pero no quería olvidar, que le recordaba la simplicidad de la vida y su belleza. Una herida a su ego, a sus sueños a algo que para él era único resulto ser común y corriente y eso… le duele.-“Y cuando el amor se va. Y cuando el amor se... Adiós...”- entonces vuelve a beber.
-“Pero se reconfortan sabiendo
Que son especiales y únicos
Los amantes, los amantes del corazón... los amantes”- volvió a cantar y sacudiendo su mirada nos observa y sonríe, en cierta forma se siente avergonzado de saber que le duele, de saber que es cierto. El resto de la canción decide no cantarla, aun no estaba listo para ella.
Continuara…