Una habitación de hotel personalizada de forma automática según los gustos del cliente, anteojos de realidad virtual a modo de folletos... las nuevas tecnologías están tomando el sector turístico, que espera aprovechar la mina de oro de los datos personales.
Cerradura inteligente, iluminación a medida
En el hotel del futuro no habrá recepcionista, sino un espejo de reconocimiento facial. Una vez identificado el cliente, la habitación se adaptará instantáneamente a los deseos formulados en el momento de la reserva: temperatura, luz, Picasso o Van Gogh en las pantallas digitales de las paredes, y otras opciones.
"Incluso la cerradura es inteligente. Se abre y se cierra con el teléfono del cliente", explica Carlos Méndez, responsable de innovación en la consultora tecnológica francesa Altran, que presentó su prototipo en la Feria Internacional de Turismo 2018 que terminó el domingo en Madrid.
Pedirle a la habitación
Si bien algunos hoteles proponen versiones más básicas, dicha habitación, destinada a los hoteles de lujo, integra los últimos avances en materia de reconocimiento de voz. De esta forma, el cliente puede pedir una pizza en 40 idiomas sin apelar a un traductor.
Sensores para el colchón
El colchón, equipado de sensores, registra todos los movimientos del huésped, lo que permite al dueño del establecimiento ofrecerle café si ve que no ha dormido bien.
Es que la tecnología promete ofrecer un conocimiento extremadamente íntimo del cliente. "Nos va a permitir conocer las necesidades del cliente antes de que el cliente sepa que tiene esas necesidades", augura Álvaro Carrillo de Albornoz, director del Instituto Tecnológico Hotelero.
Datos y algoritmos
Un conocimiento forjado gracias a los datos personales facilitados en el momento de reservar en internet, pero también una vez el cliente en el hotel. Y todo ello por obra y gracia de la tecnología de los "beacon" o boyas -más o menos autorizada según los países-, un dispositivo que permite detectar el emplazamiento de los teléfonos inteligentes en el hotel o en la ciudad.
Alimentados por estos datos, los algoritmos perfilan las costumbres y preferencias del cliente, para fidelizarlo ofreciéndole un recibimiento a medida, o bien venderle productos adicionales.
Menú a medida
Si el algoritmo "sabe que cuando vienes con tu mujer al hotel no sueles cenar en el restaurante porque pides servicio a la habitación, te dicen que en ese momento hay menú especial en la habitación con botella de champán. En cambio, si vienes con niños, te intentarán dar una oferta con menú para niños en el restaurante del hotel", explica Álvaro Carrillo de Albornoz.
ajajajajaja Que interesante.
Por supuesto