La red ha sido pensada con tres imperativos: versatilidad, flexibilidad y banda ancha. Más allá de conectar a los humanos, su ambición es conectar los objetos.
Es la gran protagonista en los pasillos del Congreso Mundial del Móvil (MWC) de Barcelona: después de hablar de ella durante años, la tecnología 5G se ha convertido en una realidad aunque el público deberá esperar para ver sus efectos.
Vehículos autónomos, sanidad conectada o innovaciones industriales son algunas de las esperanzas depositadas en la tecnología 5G que está por llegar. Pero se necesitará tiempo para desplegar una red con la capacidad de dar respuesta a estas innovaciones.
SIN ACELERACIÓN VISIBLE DEL INTERNET MÓVIL.
Los primeros teléfonos compatibles con la 5G llegarán al mercado en el segundo semestre.
Las primeras ventajas serán para los operadores: gracias a la importancia de la banda ancha que ofrece, la 5G permitirá proponer un internet fijo con mucha banda ancha allí donde desplegar la fibra óptica sea más costoso. Y, sobre todo, evitará el atasco de las redes móviles ahora que ver videos en los dispositivos es tan común.
Si bien la red es mucho más rápida que la 4G, la 5G no tiene por qué dar una sensación de velocidad a los usuarios desde un primer momento. Hará falta una gran inversión y tiempo para que la cobertura esté suficientemente desarrollada para que interese realmente a los consumidores.
Más adelante, la 5G permitirá desarrollar la realidad aumentada, especialmente para enriquecer los eventos en directo con informaciones suplementarias en la pantalla del teléfono.
Sin embargo, algunas voces de la industria, como el sueco Ericsson, advierten que esta acumulación de promesas pueden generar grandes expectativas en el gran público que no se verán cumplidas con la capacidad de las primeras redes.
Según un estudio de Ericsson ConsumerLab presentado a finales de 2018, una de las principales esperanzas es que la 5G ofrezca una velocidad de conexión muy superior a la 4G desde sus primeros despliegues.
"Solo estamos en el comienzo", advierte Yannick Sadowy, director general para medios y telecomunicaciones en Accenture. "Se promete tiempo (de conexión) real y muy poca latencia, pero esto no será una realidad hasta 2023 o 2025", añade.
Conectar todo y por todos lados
Es la gran promesa de la tecnología 5G: poder conectar todo, por todos lados y todo el tiempo. La red ha sido pensada con tres imperativos: versatilidad, flexibilidad y banda ancha. Porque más allá de conectar a los humanos, su ambición es conectar los objetos.
El vehículo autónomo es una de las grandes innovaciones esperadas. Pero para ello es necesario que la red esté disponible en cualquier punto del territorio y que ofrezca una banda ancha y una latencia (la velocidad de respuesta de la red) suficientes.
Otra esperanza es la sanidad conectada: desde la telemedicina, vista como un medio para luchar contra la desertificación médica (instalación espacial de éstos sin cubrir amplias zonas), a la robotización, con la realización de operaciones por parte de brazos automatizados pilotados a distancia por un cirujano.
A largo plazo, la 5G está llamada a revolucionarlo todo si consigue concretar todas sus posibles aplicaciones: ciudades inteligentes, transportes urbanos, seguridad cotidiana, socorro en emergencias naturales...
La industria la espera
Es sobre todo a las empresas que la 5G puede aportar beneficios. Si el mantenimiento predictivo, la realidad aumentada o la robotización empiezan a formar parte del día a día en numerosas industrias, estas nuevas redes deberían llevarlos a un escalón superior.
Los especialistas hablan de una "industria X.0" en la que las innovaciones se suceden rápidamente.
Gestión de la energía, seguimiento de materiales y productos, mantenimiento predictivo gracias a sensores, ayuda a la intervención de equipos gracias a gafas de realidad aumentada, adaptación en tiempo real de las redes a las necesidades específicas de empresas o sectores enteros, son algunos de los aspectos en los que la 5G puede marcar la diferencia. Y para los operadores supondrá una verdadera esperanza de monetización.
Los operadores son prudentes
La retahíla de servicios prometidos con la 5G es larga: envíos a domicilio con dron, cine de realidad virtual, robots conectados o incluso la posibilidad de hacer llamadas con hologramas.
Pero muchos de estas aplicaciones no son inmediatos, estima Stéphane Téral, porque "para tenerlos, haría falta una red cuyo despliegue costaría una fortuna con un retorno sobre la inversión incierto". "No hemos visto tantas promesas por parte de los operadores", incide Dexter Thillien. "En Estados Unidos puede que sí pero en Europa los operadores parecen haber aprendido de los errores en el lanzamiento de la 3G".
Entonces, la promesa de un internet móvil tardó años en realizarse y el móvil adaptado, el primer iPhone en 2007, no salió hasta tres años después del lanzamiento de las redes en Europa.
El despliegue esta vez será progesivo, explica Mats Granryd, director general de la GSMA, las asociación mundial de los operadores que organiza el MWC. "Sólo el 15 % de las conexiones en el mundo se harán en 5G en 2025, va a continuar siendo una tecnología relativamente limitada", insiste.
Con todo, por ahora, las redes justo empiezan a funcionar y los primeros teléfonos compatibles con muy caros, con lo que los operadores no tienen muchas razones para impulsar el márketing.
"A corto plazo, el principal interés del 5G para los operadores será absorber el crecimiento del volumen y el tráfico a un coste marginal inferior al 4G", incluso llegando a costar la mitad, concluye Thomas Coudry. El gran público, pues, deberá aguardar pacientemente a la llegada de nuevos servicios realmente innovadores.