Hubo un tiempo en el que dejé de querer vivir, era terrible, pues había tanta gente que decía quererme que sentía que quizá les haría falta mi presencia en el mundo si yo decidía realmente acabar con mi vida.
Me sentía fatal porque no sabía resolver ninguno de los "problemas" que tenía en ese momento, sentía un vacío enorme dentro de mi y no sabía como llenarlo o con quien llenarlo... era muy extraño puesto que sentía amor pero no era suficiente; nada ni nadie era realmente suficiente para hacerme sentir con ganas de seguir, nada me motivaba a cambiar mi manera de ver el fin de mi vida tan pronto.
Tenía las cosas planeadas, iba a ser de una manera fulminante ya que soy muy temerosa y no quería más dolor mientras aún pudiera sentirlo. Casi nadie iba notar lo que estaba planeando hacer aquella noche porque mi plan era un plan maestro, todo estaba calculado, todos en casa estarían despiertos porque andar de noche hacía mucho ruido y se darían cuenta de inmediato. Todos iban a estar despiertos y haciendo cosas en casa o fuera de ella; tenía en mente fuera un Lunes porque todo es agitado los Lunes, pero también tenía en mente que nadie en lo absoluto tenía que tocar comida porque es asqueroso encontrar algo muerto mientras comes, porque sabía que me iban a encontrar pero ya todo tenía que estar listo para cuando eso sucediera. Mi plan no iba a fallar, tenía todas mis fichas puesta en esa jugada y nadie podía ganarme mi propio juego de destrucción.
Es terrible ser una persona joven mientras piensas que todo se te viene encima, el suicidio era una buena opción para mí. Era genial verme fuera de órbita sin tener nada más que resolver y sin causarle problemas a nadie pero entonces escuché una noticia mientras acataba mi plan de muerte; alguien dijo que un familiar había muerto ese lunes, fue frustrante saberlo, pero aun así lo hice, seguí el plan a la perfección sin descuidar ningún detalle.
Para cuando me encontraron ya estaba mi alma fuera de mi cuerpo, no había más remedio para nadie que decirme adiós.
Hoy te digo yo a ti también, adiós.
J. RamíC.