RELATOS DE TERROR: ATRAPADOS(I)

in #story6 years ago


fuente

Capitulo I

Se dice que en los pueblos de cada ciudad siempre hay algo que tiene un historia de trasfondo que ya desde hace muchos años se olvida pasado el tiempo o más bien porque los mismos habitantes tienen miedo de contar. Pero, hay algo que sabes que no está bien cuando sientes ese pequeño escalofrió recorriendo tu espalda cuando pasas por esa casa vieja y tétrica sacada de un cliché de películas de terror; es la misma sensación que siento al ver la puerta casi semi-destruida y pudriéndose con la pintura al pasar el tiempo; esas paredes de moho y suciedad con un techo a punto de venirse abajo podrido y mal oliente. Esa maldita casa en donde se dicen que pasaron un sinfín de cosas que uno mismo duda ya en quien creer, y aunque; si bien sea mentiras o verdades de esa casa aun por su tétrico aspecto te creerías todo lo que te dicen.

Ubicada en un pueblo pequeño de una ciudad muy lejana se posa ya en la cima de un cerro; una pequeña casa que se ve a una distancia muy lejana pero, que aun así no deja de ponerte la piel de gallina cuando la ves. Ya que sientes que dentro de esa macabra y pequeña choza hay alguien o algo que te mira desde esas dos ventanitas que parecieran los ojos casi moribundo de la misma.


Todo empezó por una estúpida apuesta que hice con unos amigos solo por querer dármelas de valiente e impresionar a Priscila. Ah dios, Priscila… no solo su nombre era de una princesa; ella realmente era una princesa, una autentica obra de arte esculpida por los mismísimos dioses griegos, en fin; esa misma seria la casi y absoluta sentencia de mi perdición. La apuesta era ver quien duraría más tiempo en esa casa a partir de la media noche, por supuesto ya se lo que piensan “estos son unos verdaderos genios al elegir exactamente la hora donde la noche se hace más larga”. Pues bien si, reconozco que fui yo el de la idea pero vamos; estaba estúpidamente enamorado y no me percataba de las estupideces que decía, prácticamente era el más macho de todos poniendo reglas riesgosas y estúpidas solo para impresionar a un ángel pero, en fin; como por obvias razones nadie se atrevía a entrar a esa casa al fin se puso de acuerdo otro idiota a parte de su servidor ósea ya éramos dos idiotas al matadero.

Llegada la noche ese mismo día no sé si por cosas de mala leche o por que el diablo se mete donde nadie lo llama, la luz se va en todo el pueblo quedando a obscuras el camino empinado lleno de lodo y monte que lleva a esa casa maldita, mi amigo y yo llevábamos lo necesario para enfrentar cualquier cosa que posiblemente saliera allí; y no, no llevábamos a un libro sobre exorcismo, ni la biblia, ni nada esotéricamente hablando que nos pueda ayudar contra cualquier cosa o bicho que saliera. Cuando digo lo necesario me refiero a una par de linternas, navajas para cortar cuerda, un bate y bueno uno nunca sabe pero yo almeno tenía en el cuello un rosario con la imagen de la virgen del Carmen, ustedes saben por si acaso (por favor detecten el sarcasmo).


Al llegar al punto en donde el camino dirige por dentro de unos matorrales para pasar del otro lado e ir a la casa encontramos en el camino típicas cosas que inmediatamente identificamos como cosas de brujería y santería, ya se percatarían de que empezamos a sacar conclusiones casi al mismo tiempo muy acertadas acerca de las cosas que ocurrían en este lugar, ritos, sacrificios, etc. seguíamos adelante alumbrando el camino con nuestras linternas y por supuesto nunca faltaba para colmo de nuestra mala surte los perros adornaban el ambiente que daba el sendero obscuro con su insensato llanto; si exacto, no ladrando, ni aullando, llo-ran-do. Es decir vamos, ¿enserio?, En fin faltaba pocos metros para llegar a nuestro destino cuando una brisa repentina empezó a soplar no muy fuerte pero si lo suficiente como para estremecer las ramas de los árboles que allí se deslumbraban; un instinto de supervivencia se activó en mi de repente y le dije a mi amigo que apagáramos la las luces de inmediato, el pobre estaba más asustado que yo por que las apago sin rechistar una sola palabra.

El monte por dónde íbamos era lo suficientemente alto como para ocultarnos detrás de unas de las ramas que por allí habían y permanecimos agachados por varios minutos a esperar que la brisa calmara un poco, cuando de repente al alzar nuestra mirada pudimos distinguir un par de figuras en el cielo volando cerca, no de nosotros gracias a dios; pero si como para poder distinguir esa enorme forma humanoide que no lográbamos identificar con exactitud ; como era de esperarse tuve que taparle la boca a mi compañero ya que casi iba a pegar cierto alarido que hubieran descubierto nuestra localización. Por supuesto, no voy a negar que yo estaba bastante asustado en aquella situación pero; yo me destaco más por ser una persona fríamente racional y se controlarme en situaciones de extremo peligro y por más valiente que sea eso no significaba que por dentro estaba más asustado que cuando tu madre visita tu escuela donde la citaron por portarte mal y te dice al oído “ espera a que llegues a la casa”… bueno no es una comparación justa pero se entiende la idea, en fin; esas dos cosas bajaron a una distancia que casi no se podían ver, ya que entre el monte alto y los pequeños arbustos cerca no podríamos localizar bien su ubicación pero si sabíamos que estaban algo bien alejados de nosotros, tan alejados que muy bien podríamos escapar si no fuera por el idiota de mi compañero que estaba congelado prácticamente del susto.

Como pude logre calmarlo y le hice entrar en razón y lo convencí para escapar de esa horrible situación en la que nos encontrábamos, teníamos dos rutas de escape; la primera era deslizarnos sigilosamente por el monte poco a poco pues teníamos cerca la entrada de la casa maldita, entrar por la puerta que estaba entre abierta y salir por una de las ventanas que daban hacia un barranco rocoso y medio pastoso con el riesgo de que al dar un mal paso y caer; además de darnos unos buenos madrasos, haríamos un escándalo cayendo y esas cosas nos descubrirían. La otra opción era quedarnos inmóvil como estatuas a esperar a que esas cosas raras terminaran de hacer fuera lo que sea a que vinieron pero, el riesgo de esa plan era el mismo ósea; no sabíamos exactamente a que vinieron a este lugar ni que harían o si la mala suerte de nuestro lado estuviera a favor y esas cosas tarde o temprano nos descubrirían. Así pues, que estábamos 50-50 de que nos descubrieran; las opciones eran limitadas y el riesgo alto.

Pero la noche era larga, y… realmente lo peor estaba por llegar.

Si te ha gustado por favor comparte y sígueme para más relatos como estos pronto subiré la segunda parte; espero que les haya sido de su agrado gracias por su atención