Desperté en esa cama extraña sin saber en dónde me encontraba tan solo unos segundos antes de que sonara el teléfono. Lo levanté con dificultad y escuché una voz femenina, trasnochada y con acento:
–“Servicio de despertador señora M. ¡que tenga buen día!”
A través de las persianas cerradas presentí las primeras luces del amanecer en Madhya Pradesh, esa ciudad selvática de la India; gruñí recordando la visita guiada al templo de Kali Virabradas que tendría que hacer ese día. Hacía solo 72 horas había empacado mis cosas y salido, decidida a mas nunca volver, de casa de J. Tomé un taxi y, sin pensarlo dos veces, me dirigí hacia el aeropuerto: aterricé en Mumbay después de un viaje eterno de incontables escalas y luego tomé ese tren infernalmente antroplógico hacia la selva. El jet lag y las malas decisiones me hacían doler la cabeza punzantemente, colocándome en una realidad espesa y brumosa. Maldije. Esta manera de encontrar la paz espiritual es la menos pacífica que existe. En el espejo del baño vi dos profundas ojeras debajo de mis ojos, las incipientes arrugas mas marcadas que nunca y descubrí un par de canas nuevas en mi cabello. Horrible. Me cubrí la cabeza con un chal, me abroché el pantalón y las botas de excursión, empaqué mi cámara en el morral y salí de la habitación trastabillando hacia el lobby del hotel.
Apoyé la frente contra el vidrio frío de la ventana del transporte de turistas, viendo pasar el verde paisaje tantas veces explorado en internet, sentí una alegría súbita y visceral, extraña en mí: no podía creer que estaba en ese lugar, después de tantos años soñando con visitarlo; sonreí y sentí todos mis dientes, mi saliva espesa y una sensación de hambre voraz. Traté de controlarme, recordé los mantras y los ejercicios de respiración de las clases de yoga y me mantuve firme en mi asiento, con los ojos cerrados, preguntándome de a ratos si estaba dormida o despierta. Con esa sensación de irrealidad bajé de un salto del transporte, los sonidos de la selva invadieron mis oídos y tuve un repentino impulso de adentrarme corriendo a esa ruina antigua que tenía enfrente: el templo de Kali Virabradas se erigía ante mí como la mas placentera invitación jamás recibida, de un solo vistazo pude descubrir la hiedra enredada en sus ventanales, los insectos habitantes de los entresijos de sus rotas paredes de piedra, las capas de musgo y fango que cubrían el antiguo suelo de mármol. En ese momento, a la sensación de hambre, se le sumó una sed implacable. Se dilataron mis fosas nasales y empecé a hiperventilar, me llevé las manos al rostro y restregué mis ojos: tenía que calmarme.
Me acerqué al grupo de turistas del hotel y me uní a ellos. No podía soportar sus risas y la mezcla de sus olores a perfume y loción de afeitar me produjeron náuseas. Apenas entramos a la sala principal del templo, una euforia recorrió cada centímetro de mi cuerpo, desde dentro y hacia fuera, era ya incapaz de parpadear, o de entender lo que el guía de turistas intentaba explicar, sentí una risa loca que ascendía desde mi sexo hasta mis labios. Me cacheteé levemente y susurré: ¡Basta!, el grupo de gente me miró atónito y yo simplemente retrocedí unos pasos, pedí disculpas y me puse al final del grupo.
Nos enfilamos por un largo pasillo, oí una incompresible voz de advertencia y fue ahí cuando vi al primero de ellos: el pelaje marrón lo recubría todo y solo nos miraba, impasible. El grupo murmuró, asustado. Alcancé a comprender las palabras del guía: “los monos son inofensivos”. -“Los monos son inofensivos”, repetí hacia mis adentros, sonriendo, inexplicablemente feliz. Tan solo unos cuantos pasos mas percibí, colgados de las vigas del techo a un segundo y tercer mono, siguiendonos. Sentí un insoportable deseo de descalzarme y saltar. Y lo hice. En seguida, unos diez monos mas interceptaron al grupo rodeándolo. Los turistas echaron a correr hacia fuera del templo, pero yo me quedé. El mono mas grande tomó mi mano y me condujo hacia las entrañas del edificio, donde cientos de ellos me esperaban. Me desnudé, tomé agua de su manantial y comí fruta fresca, con el resto de ellos.
De alguna manera pude sacar la cámara y darle al botón de encendido y el de play. Si encuentran este video, sepan que estoy bien, que por fin, estoy en casa.
[Imagen tomada de http://www.baobilbao.com/angkor-los-templos-de-la-selva/]
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I woke up in that strange bed without knowing where I was just a few seconds before the phone rang. I picked it up with difficulty and heard a female voice with an accent:
-"Wake up service, Mrs. M., have a nice day!"
Through the closed shutters I sensed the first light of dawn in Madhya Pradesh, that jungle city of India; I growled remembering the guided tour of the Kali Virabradas temple that I would have to do that day. Just 72 hours ago I had packed my things and left, determined never to return, from J.'s house. I took a taxi and, without thinking it twice, I headed towards the airport: I landed in Mumbay after an eternal journey of countless stops and then took an infernally anthropological train to the jungle.
Jet lag and bad decisions made my head ache stingingly, placing me in a thick and hazy reality. I cursed. This way of finding spiritual peace is the least peaceful that exists. In the bathroom mirror I saw two deep circles under my eyes, the incipient wrinkles more marked than ever and I discovered a pair of new gray hair in my hair. Horrible. I covered my head with a shawl, fastened my pants and hiking boots, packed my camera in my backpack and left the room stumbling towards the hotel lobby.
I leaned my forehead against the cold glass window of the tourist transport, watching the green landscape so many times explored on the internet, I felt a sudden and visceral joy strange in me: I could not believe I was in that place, after so many years dreaming of visiting it; I smiled and felt all my teeth, my thick saliva and a feeling of voracious hunger. I tried to control myself, remembered the mantras and the breathing exercises of the yoga classes and stood firm in my seat, with my eyes closed, wondering sometimes if I was asleep or awake.
With that feeling of unreality I jumped out of the vehicle; the sounds of the jungle invaded my ears and I had a sudden impulse to run into that ancient ruin before me: the temple of Kali Virabradas stood before me as the most pleasing invitation never received, at a glance I could discover the ivy entangled in its windows, the insects inhabitants of the intricacies of its broken stone walls, the layers of moss and mud that covered the ancient marble floor. At that moment, the feeling of hunger was joined by a relentless thirst. My nostrils got dilated and I began to hyperventilate, I put my hands to my face and rubbed my eyes: I had to calm down.
I approached the tour group of the hotel and joined them, though I could not stand their laughter and the mixture of their smells of perfume and shaving lotion made me nauseous. As soon as we entered the main hall of the temple, an euphoria ran through every inch of my body, from inside and out, I was unable to blink or to understand what the tour guide was trying to explain, I felt a crazy laugh that rose from my sex to my lips. I slapped myself lightly and whispered: -Enough!, the group of people looked at me astonished and I simply backed away a few steps, apologized and got to the end of the group.
We went down a long corridor, I heard an incompressible warning voice and that was when I saw the first of them: the brown fur covered everything and only looked at us, impassive. The group murmured, scared. I managed to understand the words of the guide: "the monkeys are harmless." "The monkeys are harmless," I repeated to myself, smiling, inexplicably happy. Just a few more steps I noticed, hanging from the roof beams to a second and third monkey, following us. I felt an unbearable desire to take off my shoes and jump. And I did it. Next, about ten more monkeys intercepted the group surrounding it. The tourists ran out of the temple, but I stayed. The biggest monkey took my hand and led me into the bowels of the building, where hundreds of them were waiting for me. I undressed, I took water from its spring and I ate fresh fruit, with the rest of them.
Somehow I could take out the camera and hit the power button and the play one. If you find this, know that I´m OK, that finally, I´m home.
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[http://www.baobilbao.com/angkor-los-templos-de-la-selva/
Buen post @mari.mont me impresionó además de ser reflexivo su narrativa cautiva, le felicito y deseo lo mejor
Gracias @aplausos (me gusta tu steemit-nombre). Seguiré posteando algunos cuentos, ojalá puedas leerlos. Todo lo bueno para ti, también.
Te admiro tanto!!
Gracias @bolivarvicbang. La admiración es mutua <3
Ya sabía yo que soy bueno reconociendo el talento. Excelente relato! De verdad me atrapaste de principio a fin! Me encantó cómo fuiste capaz de transmitir a través de la voz de tu narradora ese sentirse alienada y ajena al grupo de turistas, mas no de la naturaleza y del templo.
Bravo! Sigue así querida!
Abrazo desde México
¡Gracias!
Hablas de alienación, y sí, ahora que lo mencionas, es evidente que la señora M. se siente muy así, alienada, ajena... sin embargo, cuando lo escribí, no tenía idea de qué estaba haciendo, ni por qué. Me pasa, a veces, en este quehacer "artístico", o en ésta búsqueda continua del arte (aún no lo encuentro, me es esquivo, tanto en la escritura como en la danza y el teatro, oficios que trato de ejercer) que salen cosas de adentro, como esa carcajada, que viene no sé de dónde. Es hermoso eso ¿no crees?
Otro abrazo para ti.
Ahora estoy francamente soprendido de que ésa no haya sido tu intención. Hasta cómo cierra la narrativa, cuando ella forma parte de los primates, y abandona ese mundo moderno en el que otrora se sentía incómoda, le da mucha más fuerza al mensaje. Es más, tan solo pensar que tuvo que realizar un esfuerzo físico para alcanzar el templo...no sé, me parece que es una narración de la búsqueda de uno mismo.
Definitivamente es hermoso que te sea tan natural transmitirlo. Tal vez estabas tan inmersa en el personaje, que por eso no lo notaste...no sé
Esto último es probable, claro...mi analista siempre me dice que tengo que aceptar mi realidad e interactuar mas, jaja.
Lo escribí de un solo tirón una madrugada, pura adrenalina + insomnio. Un "Engendro de la madrugada" como diría @bolivarvicbang
hola @mari.mont de verdad que me cautivo la historia, desde que empece a leer incluso me vi en el tren, me vi en la selva, me imagine el grito, me imagine todo. de verdad que cautivi mi atencion Dios te bendiga ese talento
Gracias @sanchezorlando, de verdad!
Es que siempre hemos sabido que eres una grande, yo te vi ahí, haciendo todo ese recorrido. Y al final dije, (sabes esas escenas en las pelúclas en la que el personaje se imagina dandole un coñazo alguien y luego retoman la escena de la diegesis principal y sólo está sonriendo) tiene que ser una de esas escenas en la vida de Mari jajajaja. Que galla soy. Me encanta leerte
Jaja, gracias querida @tanita429, así como M. sí se metió en el templo a vivir con los monos, tengo el impulso de, por fin, publicar algunas cositas llenas de polvo y miedo que tengo guardadas desde hace tiempo, así que ¡nos seguiremos leyendo!
Es más te digo, te prometo que me di cuenta que todo venía de tu cabeza cuando vi que la foto no era tuya jajajaja...
¿Cómo es eso? no entiendo
La señora M. meets El Libro de la Selva. Me encantó, liberador relato, transporta muy lejos de los problemas a su lector. ¡Felicitaciones!
Ja! ciertamente, con la diferencia de que Mowgli estaba secuestrado y quería huir, y la señora M., aparentemente, sufre de Síndrome de Estocolmo.
He sentido tu historia @mari.mont con un mensaje tan claro y contundente de ese otro yo,que en estos tiempos modernos, dejamos atrapado y oculto como ese niño que alguna vez fuimos y más nunca traemos.No se si haya sido coincidencia(no lo creo) lo de los monos,con esa necesidad a veces tenemos los humanos de volver a nuestros instintos primates para poder entender el entorno que nos rodea y liberarnos. Te seguiré leyendo!!
No es coincidencia: hay una neecsidad de volver a lo primitivo, a lo esencial, a librarnos de tanta paja... Gracias, @darruiz, pronto se viene otro relato.
Excelente tu post @mari.mont !! Gracias por publicaciones como estas. Felicitaciones !!
Gracias, @parauri. Esta semana se viene otro relato!