Emilio, es un joven Publicista egresado hace algunos años de una de las mejores universidades de su ciudad. A pesar de ser uno de los alumnos más brillantes de su promoción, la suerte de tener un trabajo de su área todavía no había llegado. Hasta hoy…
Un día común y corriente inicia para Emilio, son las 6 de la mañana y él se levanta para iniciar su jornada laboral como taxista en las calles de Maracaibo. Rodando y rodando, un cliente sube y otro baja de su carro, de repente avista un elegante señor que camina vestido de saco y corbata a pleno sol del mediodía. Al acercarse más dicho caballero saca su mano y lo detiene.
Emilio baja el vidrio y se le dice al señor: - Buenas tardes caballero, en que puedo servirle – dijo. – Buenas tardes amigo, podría llevarme hasta la Torre Altamira, tengo una reunión urgente y necesito llegar, millones de dólares están en juego -. El taxista asiente con la cabeza y el ejecutivo sube rápidamente el automóvil.
En el camino y para romper el hielo entre el inminente silencio, Emilio se atreve a preguntar: - Disculpe mi intromisión señor, pero es realmente difícil ver a alguien con su pinta caminando por la calle y a estas horas -.
A lo que el señor responde – Mi camioneta se apago sin razón y creo que en mi cara se nota la ausencia de conocimientos de mecánica, soy publicista no mecánico -. Emilio se sorprende por la coincidencia de profesiones entre ellos y le comenta: - ¿En serio? Qué pequeño es el mundo, somos colegas, claro está nuestras diferencias son muy visibles, usted ejerce y yo no -.
-Pues si yo soy el vicepresidente y mente creativa de una importante empresa de Marketing llamada Update – dice el señor, pero que a la vez detiene la conversación, pues ha llegado a su destino.
Se baja de carro y pregunta cuanto es. Al llevarse las manos a los bolsillos se da cuenta que dejo su cartera en el carro accidentado. Asustado y apenado le dice a Emilio: - Amigo que pena he dejado el efectivo, no tengo como pagarle-.
Emilio quien día a día trabaja duro para ayudar a su familia, se siente un poco irritado, pues el necesita el dinero para poder sobrevivir. Pero en cuestión de segundos reflexiona y le responde: - No se preocupe colega, déjelo así, mas importante es que pueda cerrar su negocio -.
El caballero le mira y se pregunta rápidamente como un profesional está simplemente manejando un taxi. A lo que con entusiasmo le dice: - Te tengo que pagar de alguna manera, mañana mismo trae tu currículo a la recepción, diles que vienes de parte del señor Villareal, yo mismo me encargare de que puedas ejercer como publicista y mejorar tu calidad de vida. Feliz día de tu suerte colega-.
Así mismo entro rápidamente entro a la torre, Emilio se fue a casa a contar la noticia . En los siguientes días paso de ser el Taxista, para ahora ser verdadero Publicista.
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