Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
La liberación: Entre el amor y la lujuria.
¿Qué te pasa? ¿Eres idiota o te la das? ¿Hasta cuándo tendré que tolerarte? Gritaba airadamente la hermosa mujer mientras manoteaba delante del inamovible hombre.
Él la miraba sin emitir ninguna palabra, fruncía el entrecejo, signo inequívoco de que empezaba a exasperarse. Por enésima vez en los últimos seis meses, la rabieta injustificada de su mujer golpeaba su paciencia, siempre lo mismo, ¿dónde está lo que te encargué? No es mi problema que no tengas dinero, cuando me sacaste de la casa de mi padre, sabías que era exigente, así que no te quejes ahora.
Una mala racha en los negocios, le tenía contra la pared, los acreedores estaban por llegar pronto, el mes pasado, a duras penas pudo honrar las elevadas deudas para mantener el nivel de vida lleno de lujos que demandaba su mujer.
Bien se lo dijo su hermano, no te cases con esa arpía, ella podrá ser muy linda pero sus caprichos y malcriadez no tienen límites, tú te mereces a alguien que te complemente en bondad, de hermosos sentimientos, no una muñeca frívola y egoísta de porcelana, no entiendo como te fijaste en ella.
Con el pasar de los días, las palabras hirientes seguían llenando el saco de los agravios que llevaba a cuestas desplazando al de la consideración y amor. La relación desde el principio nunca fue armoniosa y ahora era sumamente tóxica y utilitaria. De esposo y compañero en su mente pasó a esclavo y lacayo de la doña en la realidad. Él pensaba a menudo, cómo vine a caer en este embrollo por dejarme llevar por la lujuria.
Una tarde el atormentado hombre regresó más temprano de lo acostumbrado, entrando en total sigilo evitando llamar la atención de la escarnecedora esposa y ahorrarse, por lo menos un rato, sus improperios. Iría al salón de estudio de la planta baja, el lugar más alejado del dormitorio, en donde ella, seguramente, estaría al frente del espejo contemplándose narcisistamente.
Unos jadeos entrecortados y quejidos suaves se escuchaban desde el salón de estudio, con cuidado entreabrió la puerta, la visión de su esposa en brazos del jardinero le sacudió la cabeza. Una sonrisa de satisfacción apareció levemente en su rostro, no sentía enojo a pesar de la traición, ni un ápice de repulsión o lujuria. Veía la causa de su propia liberación, tomó varias fotografías con su celular y en silencio volvió a la puerta a la posición con que la halló. La atadura que le unía a ella había sido cortada, la obligación moral liberada, habiendo aprendido en el proceso, que hay una gran diferencia entre el amor y la lujuria.
El fin.
Un relato breve original de @janaveda
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Liberation: between love and lust.
What's wrong? Are you an idiot or do you give it to yourself? How long will I have to tolerate you? The beautiful woman shouted angrily as she gestured in front of the immobile man.
He looked at her without saying a word, frowned, an unequivocal sign that he was beginning to exasperate. For the umpteenth time in the last six months, his wife's unjustified tantrum hit her patience, always the same, where is it that I ordered? It's not my problem that you don't have money, when you took me out of my father's house, you knew I was demanding, so don't complain now.
A bad streak in business, he had against the wall, creditors were about to arrive soon, last month, he could barely honor the high debts to maintain the standard of living full of luxuries his wife demanded.
Well! His brother told his, do not marry that harpy, she may be very pretty but her whims and mischievousness have no limits, you deserve someone who complements you in kindness, beautiful feelings, not a frivolous and selfish doll of Porcelain, I don't understand how you noticed her.
With the passing of the days, the hurtful words continued to fill the sack of the grievances that he was carrying, displacing the one of consideration and love. The relationship from the beginning was never harmonious and was now extremely toxic and utilitarian. From husband and partner in his mind he became a slave and lackey of the lady in reality. He often thought, how I came to fall into this mess for letting myself get carried away by lust.
One afternoon the tormented man returned earlier than usual, entering into total stealth avoiding attracting the attention of the mocking wife and saving himself, at least for a while, his expletives. He would go to the study room on the ground floor, the furthest place from the bedroom, where she would surely be in front of the mirror looking at himself narcissistically.
Distressed gasps and soft groans were heard from the study room, carefully ajar the door, the vision of his wife in the gardener's arms shook his head. A smile of satisfaction appeared slightly on his face, he felt no anger despite the betrayal, nor an iota of repulsion or lust. He saw the cause of his own release, took several photographs with his cell phone and silently returned to the door to the position with which he found it. The bond that bound her had been severed, the moral obligation released, having learned in the process, that there is a big difference between love and lust.
The end.
An original short story by @janaveda
UUooo que fuerte!! me imagino la calma del esposo al verse liberado de cargas y responsabilidades, que variables son las relaciones sociales, sigue escribiendo, muy sabroso el relato, muy traviesa esa manera de escribir, saludos desde Caracas.
Saludos @juglar.ccs,
Gracias por tu agradable comentario. Es bueno y estimulante saber, que detrás de la pantalla, hay alguien que disfruta de la literatura aficionada. Creo que esto es un gran beneficio de las redes sociales.