El otoño ya está aquí
Vuelvo a prender después de mucho tiempo mi ordenador en busca de palabras para ordenar unas lineas. Vuelvo a escribir un nuevo relato de lo vivido estos últimos meses. Así como lo he hecho estos últimos años. Y es que, de nuevo, hay mucho que contar. Es cuantioso lo que quiero dejar salir a través de las palabras. Y con el mismo objetivo de siempre, disfrutar escribiendo, dejarme llevar linea tras linea sin saber muy bien cual será el resultado. Aunque eso bien poco me importa. Que el resultado sea de agrado o no, no es tan importante como parece cuando uno escribe por puro placer, o por necesidad en algunos casos.
Ha sido un verano para recordar, del cual he aprendido valiosas lecciones. He vivido experiencias que sin duda me han cambiado. Cuando lo pienso, ahora que puedo hacerlo con mucha más claridad, estoy agradecido de que haya sucedido todo lo sucedido. Porque no hubiese llegado hasta aquí de otra manera. Incluso todo ello me hace reflexionar sobre si estaba todo escrito desde un principio en algún lugar de la historia, porque quien soy ahora, es aquel que anhelaba ser. O en todo caso, me estoy acercando al resultado deseado. El camino no era el imaginado, aunque el resultado era el esperado.
Andorra, Marruecos, España, Eslovaquia, Austria, Turquía, Serbia, Francia... Por varios lugares me he dejado llevar últimamente. De algunos me he marchado sin querer volver y de otros me llevo motivos para regresar. En algunos he conocido personas que merecen formar parte de mi vida y en otros me he dado cuenta de que no todo el mundo tiene un lugar en mí. Y es que con el tiempo uno aprende a saber distinguir aquel que sí, y aquel que no. He conocido personas que me han inspirado, otras me han enseñado, y algunas otras me han hecho ver aspectos de mi que desconocía. Pero todas, absolutamente todas esas personas que se han cruzado en mi camino han dejado una huella en mí. Así pues, uno siempre debe estar agradecido, porque lo quiera o no, de todo se aprende.
Ha sido un verano curioso, lleno de emociones, tanto buenas como malas. Un verano distinto a lo que había imaginado en un principio cuando decidí dejar mi empleo y mi casa para salir en busca de «algo más». De algo que desconocía y que ahora está en mí más presente que nunca. Y es que en pocos meses he recibido unas clases aceleradas sobre varias cuestiones que me han hecho entender mi propia existencia. Creo que he madurado. Estos últimos meses he aprendido a través de nuevas experiencias, aunque también he sido golpeado por muchas otras. Pero la suma de todas ellas, buenas o malas, da como resultado este preciso instante. El ahora.
Vuelvo a escribir, ilusionado, motivado y teniendo una pequeña historia que contar. El golpeteo de las teclas vuelve tras meses si su sonido tan peculiar.
El viento fresco, los colores cambiantes, los días que se acortan cada vez más... Todo ello me ofrece momentos de tranquilidad para sentarme y ponerme a escribir unas lineas, ésta vez algo más personales, más mías por decirlo de alguna manera.
Así pues, me dejo llevar de nuevo.
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