Soy de los que creo que ante la grave crisis económica y de desigualdad social que vive América latina y el mundo, las Cooperativas con una alternativa viable y segura de participación y crecimiento económico. Hay que reseñar que desde la práctica del Cooperativismo se construyen una serie de valores como la solidaridad y el trabajo en equipo, necesarias en este mundo que se afinca en el éxito individual como única forma del éxito personal y social.
En 1995 la Alianza Cooperativa celebrada en la ciudad de Manchester, Inglaterra, resumió los valores en: autoayuda, autoresponsabilidad, democracia, igualdad, equidad, solidaridad, honestidad, transparencia, responsabilidad social, entre otros.
Para quienes hacen posible esta dinámica económica y para los que quieran participar en ella, existen siete principios operativos, a saber:
1.- Adhesión voluntaria y abierta: nadie obliga a nadie a ser cooperativista.
2.- Gestión democrática: la asamblea de socios es la máxima autoridad.
3.- Participación económica de los socios: todos aportar y todos ganan por igual.
4.- Autonomía e independencia: cada socio es responsable de lo que produce.
5.- Educación, formación e información: es importante que todos estén capacitados
6.- Cooperación entre cooperativas: todos se deben ayudar, se necesitan.
7.- Interés por la comunidad, las cooperativas ejecutan labores sociales.
El objetivo fundamental del cooperativismo es superar desigualdad. La razón de ser de un cooperativista es el grupo. El grupo organiza el trabajo, el grupo entero le aporta a la empresa su tiempo y esfuerzo para una producción exitosa.
Todas las empresas, sea de la condición que sea: textil, de transporte, salud, construcción, carpintería, etc., pueden funcionar a la perfección si el esfuerzo es compartido. Hay que dejar claro que no todos las personas están ganadas para trabajar en cooperativas, pero quienes se animen pueden emprender planes de formación que los ayudarán en este hermoso trabajo.
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