"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Efesios 6.10-12
La razón de esto es que no todo cristiano es llamado a las primeras filas de batalla, y otros, que sí lo son, no han sabido hacer las cosas en la forma correcta para mantenerse a salvo de los ataques del diablo. También, han habido hermanos que arraigados en sus propias emociones, pero fuera de todo orden de autoridad, se han lanzado incautamente contra poderes territoriales, saliendo muy mal parados de la batalla.
El resultado de estas iniciativas de combate en ignorancia, ha causado contraataques del diablo, que ocasionaron más desastres que bendiciones. Pero la mayor desgracia de todas, es que el enemigo ha usado los errores de esta gente para desatar sobre la iglesia una poderosa ola de miedo contra la guerra espiritual. De esta manera, su estrategia es tratar de paralizar al verdadero ejército de Dios, e impedir que el Evangelio siga avanzando y libertando naciones.
Es muy fácil decirle a las personas: "No hagas guerra espiritual" en los lugares que han sido evangelizados por siglos. Pero, mientras cantamos "aleluya" en nuestros lindos templos, hay personas despedazadas por las fortalezas del diablo en África, en Latinoamérica, y en Asia, donde los hermanos son destruidos por espíritus territoriales poderosísimos de brujería, y aquellos que están llamados a ser este ejército glorioso que peleará junto con Cristo.
Hermano, más le vale estar preparado, porque hasta ahora no somos nosotros los cristianos los que iniciamos el fuego de ataque. El diablo está en nuestros territorios, disparando a diestra y a siniestra, destruyendo nuestras sociedades y arrastrando a millones al infierno incluyendo a algunos de los que usted ama, si usted no los pelea, y esto, mucho antes de que ni siquiera empezáramos a hablar de guerra espiritual.
Yo mandé a mis consagrados, y asimismo llamé a los valientes de mi ira, a los que se alegran con mi gloria. Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas: Jehová de los ejércitos pasa revista a sus tropas para la batalla Isaías 13:34
Cuando Jesús, hecho hombre, venció en la cruz del Calvario, derrotó categórica y absolutamente todo el imperio del diablo, desde la más alta autoridad en el reino de las tinieblas hasta la más pequeña. Ahora, esto no significa, como piensan algunos, que ahí se acabó el caso y, entonces, ya no hay que pelear. De Él también fue dicho: Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un sólo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. Allí estará esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies Hebreos 10.12, 13
En el Antiguo Testamento, en la guerra más grandiosa que Dios manifestó Su poder usando un hombre como canal, fue en la liberación de Israel del cautiverio de Egipto. En esa guerra, Jehová no hizo nada sin Moisés. La obediencia y el coraje de este gran siervo para confrontar a Faraón y a los dioses egipcios, fueron determinantes para libertar a Israel. "Porque no hará nada Jehová, el Señor, Sin revelar su secreto a sus siervos los profetas". -Amós 3.7De Dios es la guerra.
Esto significa que el Espíritu Santo revelará a Sus siervos, los profetas, las estrategias y la palabra que tiene que ser declarada para vencer. Esto desata el poder de Dios sobre principados y potestades, y los santos obtienen la victoria. No es una asunto de decir: "Dios, te lo dejo todo a ti. Nosotros no nos metemos con las fuerzas de las tinieblas en el Segundo cielo".
Cuando podemos ver cómo Dios nos ha investido de Su gran poder, producimos gran temor en las filas del diablo. Los demonios, dice la Palabra, creen y tiemblan delante de Dios. Y es que de Él estamos revestidos, y nuestra vida está escondida en Cristo Jesús.
Algunos siguen queriendo ver al diablo, a Leviatán, y los poderes territoriales como la gran cosa, y eso es precisamente lo que quiere Satanás: intimidar al ejército de Dios para que le dejemos de hacer daño' y que él siga gobernando como quiera.
Pero, ya no estamos ni en el tiempo de Job, ni en el de Isaías para ver al gran dragón, la serpiente antigua, como indestructible. Jesús ya venció sobre él. Se sentó en toda autoridad a la diestra del Padre, y de allí en adelante, está esperando a que todos Sus enemigos sean puestos en el estrado de Sus pies.
Así es hermano, Jesús ya gano en la cruz, Dios te bendiga!
gracias mi gente se les quiere .