Venezuelan Children, por Alvaro Fuente/NurPhoto/Getty
Venezuela y el Verdadero Precio de la Negligencia
El próximo domingo, 20 de mayo, Venezuela tendrá elecciones presidenciales. Hoy, 18 de mayo, esto es un hecho irrefutable.
Pero además de irrefutable, y mirando atrás desde nuestro punto actual, no es difícil notar que el precio que pagamos hoy los Venezolanos es un síntoma inequívoco de esa vieja y conveniente enfermedad llamada negligencia. Sí, hoy es poco lo que puede hacerse. Pero al menos reflexionando, el domingo pasará y, habiendo perdurado maliciosamente los intereses ocultos de rostros que quizá jamás hayamos visto, tendremos algo de valor entre manos: una cura para las nuevas generaciones; al menos eso espero.
Si es que aún existe alguna traza de dolor humano (ese que se siente al ver a un niño mendigando) en los corazones de aquellos lo suficientemente ingenuos para caminar hacia una mesa electoral el domingo, imagino que lo primero que ha de pasar por sus mentes es la pregunta "¿Cómo llegué a esto?". Es esa misma pregunta, igualmente ingenua, que se hace el aprendiz de ajedrez al entender que será derrotado en la próxima jugada sin importar lo que haga. Ninguna pieza puede ir al rescate del rey; el oponente se ha asegurado de ello. Esta pregunta trae una revelación desmoralizante, y ahora aún más notoria: si hemos llegado a tales, ha sido por que somos estúpidos, descuidados, o ambas. Personalmente, abogo por que hemos sido descuidados. Creo que somos reconocidos particularmente por ser audaces, a veces descaradamente; algunos otros, por ser traicioneros.
A esa audacia descarada aquí le llamamos viveza, que resulta siendo también una medida simultánea de la velocidad y la indecencia con que se alcanza un objetivo. Y si algo nos ha demostrado la experiencia histórica de estos últimos dieciocho años en Venezuela es que promover y reafirmar la viveza a la larga cuesta caro, astronómicamente caro, especialmente en el plano político. Pero aún así, como la hierba mala que nunca muere, aún resisten sus fieles seguidores y la viveza está presente en los más altos niveles del poder en Venezuela. Mientras el domingo se acerca, este es un triste recordatorio para todo el pueblo venezolano de dos verdades inescapables: la primera, que la viveza ya no le servirá pues estos "vivos" lograron empuñar primero los medios para la violencia indiscriminada e incondicionada; la segunda, que la viveza se ha infiltrado porque se le ha permitido hacerlo. Nuevamente se asoma la tricotomía del venezolano en jaque, pero yo insisto en que seguimos sin ser estúpidos; no creo que la estupidez sea una condición necesaria del error.
Entonces, toca aceptar que hemos sido descuidados a través de toda una época cuyo inicio es vago y cuyo final no parece existir. Hemos descuidado las consecuencias de promover y permitir actos antisociales en favor de beneficios inmediatos, y hablo en plural porque hablo ahora sobre nosotros, el pueblo de Venezuela, como conjunto; como partícipes directos o indirectos. El actual oponente bien supo aprovecharse de nuestra negligencia; esta situación y la lucha que libramos a brazo partido son prueba de ello. Yo, como venezolano, considero que pretender a jugar ajedrez contra alguien que tiene todas las piezas es un objetivo sin sentido. También sostengo que salir a la calle todos y morir o ser doblegados es ahorrarles el trabajo. Yo pienso que la única lucha realmente fundamental es en contra de estos supuestos valores, apropiados con orgullo por algunos y alabados por otros, que amenazan con destruir hasta los rasgos más humanos de nuestra fibra moral a cambio de comida o la vacía promesa de un futuro. Solo la unión y el entendimiento, que desafortunadamente siempre serán incómodos, pueden permitirnos la posibilidad de un futuro próspero. La unión, no frente un enemigo tangible, sino ante la tentadora opción de aprovecharse del prójimo, puede proveernos los medios para escapar en el futuro de un presente como el nuestro y no plagar de salvajes a una tierra tan hermosa.
La negligencia nos ha costado a los Venezolanos nuestra dignidad, y quizá eventualmente nos cueste nuestra libertad. Es hora de tomar cartas en el asunto.
-SA
Muy buen post, esta supuesta viveza venezolana es lo que nos tiene en la desgracia, no es el gobierno lo primero que debemos cambiar, es nuestra mentalidad oportunista ante cualquier cosa a la que podamos sacar beneficio sin importar aprovecharnos o perjudicar a los demás.
Gracias por tus palabras @asbelut :)
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