Fuente
Un borracho deambulaba por las calles dando tumbos,su humanidad tropezaba lo que encontrara, como dominado por el viento, cualquier punto cardinal se convertía en su su camino. Derrotado en su propio andar caía al suelo, así solía pasar sus noches, dominado por el alcohol, y la botella su eterna compañera.
Solía elevar plegarias pidiendo dejar ese hueco donde se encontraba. Un albañil de profesión que ganaba mucho dinero lo llevó a convertirse en un beodo, comentaba a solas lo mal que se sentía al ser despreciado o recibir esas miradas de reojo o con lástimas, por lo que había jurado que de encontrar un trabajo dejaría la bebida para siempre.
Una mañana se encontraba sentado en la última escalera hacia la puerta cerrada de la iglesia, donde solía dormir, de pronto pegó un brinco al sentir que las abrían, salió el sacerdote y saludó al hombre dándole los buenos días a los que éste respondió, el padre le hacía saber que lo había estado buscando para que trabajara en la iglesia como albañil, volteó hacia al padre para darle las gracias, botó el líquido de la botella y esta al cesto de basura, mientras caminaba hacia el templo santo decía, “Milagro, milagro...”.
Espero hayan disfrutado de esta publicación.
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Yimi Ipsa.
Excelente man @yimiipsa saludos