Hace siete años lee administraron morfina a alguien para que no sintiera dolor. Hace siete años ese alguien tuvo el rostro más hermoso y lozano debido a la morfina. Hace siete años creí que todo seguiría como siempre. Hace siete años llené frascos de lágrimas por el cambio rotundo de alguien. Hace siete años decidí levantarme y seguir adelante.
Ese año constaté que, Diciembre, es el mes de debatir con Dios: ¿Por qué azota el organismo de una persona joven e inocente y la lleva a la cama cuando supuestamente va a iniciar otro año y hay muchas cosas por hacer?
Mis últimos siete años han sido así. Recordando que diciembre diagnostica y el resto de los meses son un vaivén. Y no es nada lindo. Siempre termino diciéndole a Dios: ¿Ahora qué quieres mostrarme? Él guarda silencio y su silencio me da la respuesta: Tú descubre qué es lo que quiero.
Y cuando pierdo el ánimo de escribir, me sentencio: Hay que escribir con la enfermedad. Y dejar que Dios se manifieste en cada letra.
Yo quería olvidar esta fecha. Dejarla atrás. Enterrada. Pero, acabo de comprender que, después de todo, ¿por qué habría de olvidar la fecha que cambió mi mundo?
Ahora, aunque el camino sea angosto, disfruto cada escalón y prosigo la meta.
Qué bello es vivir.