La discriminación es un tema del que quizá ya estén un poco cansados de leer. Racismo, machismo y homofobia son temas que están presentes en todos los temas de comunicación, y que siempre llevan a discusiones acaloradas que han acabado creandoo algunos grupos extremistas. La discriminación parece estar muy clara, ya sabemos que discriminar está mal, y hemos aprendido a rechazar socialmente a los discriminadores. Además, todos tenemos muy claro qué es la discriminación, en estos tiempos es complicado que alguien tenga algo para enseñarnos sobre discriminación... ¿o no?
«Get Out», una nueva forma de ver al racismo
Todos sabemos que un acto racista se perpetra cuando alguien desprecia a una persona de una raza distinta, únicamente por su diferencia racial, pero ¿el racismo siempre es despectivo?
Aquí entra la «discriminación positiva» cuyo nombre no ayuda, porque es de todo menos positiva. Este término se refiere al trato preferencial hacia personas de un grupo históricamente discriminado.Este tipo de tratos los vemos todo el tiempo en la sociedad moderna. Yéndonos por el lado del cine, en premios como los Oscars siempre parece estar reservada una nominación para una «película de negros», es decir, una película protagonizada por personas de color, normalmente tratando temas raciales. Y el año que no la hubo se creó el movimiento «Oscars so White» que todos conocemos. Así, el año posterior a la polémica fueron nominadas a la categoría de Mejor Película tres películas que cumplían con estas características, siendo todas menos, discutiblemente, Moonlight, cuando mucho mediocres.
En medio de este clima se estrenó Get Out, una película de terror que nos narra la historia de Chris, un chico de color que va a una casa alejada de la ciudad para conocer a sus suegros, blancos y millonarios, y termina viviendo momentos muy incómodos por su raza.
La genialidad de Get Out se encuentra en el giro de 180 grados que le da al concepto que todos tenemos de racismo. Lo que los espectadores esperamos de esta premisa, así como el propio Chris, es la desaprobación por parte de la familia de su novia, así como todo tipo de tratos inhumanos con la persona de color por parte de los blancos de poder. Sin embargo los antagonistas de Get Out son el total opuesto a esto: comprensivos, inclusivos y muy amigables con Chris, como todo buen liberal que, de ser posible, habría votado por Obama una tercera vez. Villanos progres que personifican a la perfección la actitud de la Academia, condescendiente y claramente racista, al reservar una nominación para una «película de negros» todos los años. Pero se pone mejor. La verdadera genialidad de Get Out fue, irónicamente, quedar nominada al Oscar, ocupando el puesto de la película de negros de este año.
De la ficción a la realidad
Get Out persenta una historia muy entretenida y habla de temas muy presentas en la sociedad actual, pero es, a fin de cuentas, ficción. Y todos sabemos sucesos como los presentes en la película no son posibles en la realidad. Por otro lado, esto no le resta importancia al tema que Get Out intenta poner en la discusión pública, porque éste es un problema real que podría afectar al mundo, si no lo está haciendo ya.
Si lograron ver un poco más allá del muro mediático que creaban las noticias alrededor de Donald Trump en las elecciones del 2016, e investigaron un poco sobre su contrincante en dichas elecciones, Hillary Clinton, habrán visto un patrón muy curioso entre sus votantes. «Sería la primera mujer en llegar a ser presidenta de Estados Unidos» era la respuesta de mucho demócratas cuando se les preguntaba por sus razones para votar por Hillary. Muchos de los argumentos de sus votantes se podían resumir en sólo tres palabras: porque es mujer. Esto no sólo es peligroso —confiarle el liderazgo de un país a una persona simplemente por su género—, también mancha el trabajo de una persona, al poner su género como el mayor de sus méritos.
Pasemos de nuevo al cine porque me gusta más habalr de política a través del arte —y porque no podría seguir con mi argumento si hablara sobre Hyllary Clinton, ya que no me parecía un buen candidato. «Lady Bird» es una excelente película que está este año nominada a los premios Oscar en la categoría de Mejor Película. Cuenta con un guión único, personajes muy profundos y unas actuaciones impresionantes. Sin embargo nada de esto importa; de lo que todos están hablando es de la razón por la que probablemente nominaron a la película: está dirigida por una mujer.
Actualmente la discriminación positiva es, probablemente, un problema más presente que su contraparte negativa. Grupos de justicia social buscando privilegios para minorías están ganando terreno, consiguiendo que se garanticen condiciones injustas. Se está dando privilegios a quienes no lo merecen, y se está opacando el trabajo de quienes verdaderamente se esfuerzan.
El año pasado Google estuvo en el foco de la atención pública cuando un empleado de la compañía hizo público un manifiesto en el que presentaba los problemas que representaban las políticas «inclusivas» de la empresa. En dicho manifiesto, James Damore explica cómo se dan preferencias a personas de grupos minoritarios en entrevistas de trabajo para poder tener una imagen políticamente correcta. Y este me parecía el ejemplo perfecto para acabar esta publicación, ya que engloba los dos elementos que hacen de la discriminación positiva algo terrible. Por un lado da privilegios a grupos minoritarios aún cuando no los merecen, y no los necesitan, y así crea situaciones injustas para aquellos que no han tenido la mala suerte de no pertenecer a un grupo minoritario discriminado en el pasado; por otro lado, es una falta de respeto la aquellas personas que son contratadas y sí cuentan con las habilidades necesarias para ejercer el trabajo, ya que la compañía no te quiere entre sus trabajadores por dichas habilidades, sólo te quiere por tu color de piel, tu orientación sexual o por el Dios al que le reces. En mi idioma eso es llamado discriminación.
¡Bien!
=D