El caballo pisaba con máximo cuidado sobre el hielo, guiando a una mula cargada y un nervioso jinete en su grupa. Este último, un poco grueso, con aspecto de oficinista más que de arriero, llevaba una firme determinación dibujada en su faz. Sin embargo temblaba de miedo ante el acantilado que se abría a su costado, las nevadas cumbres que dejaban ver unos pocos manchones negros y rocosos, el viento que traía más nieve y emblanquecía la atmósfera confundiendo su ruta, y sobretodo la falta de diferencia entre el cielo y el suelo.
Entre el aullido del viento y las ráfagas blanquecinas vislumbró unos arbustos verdes y una huella clara que bajaba a un arroyuelo. Respiró más tranquilo, era una de las señales que le habían dado y el poblado que buscaba debía estar cerca. Atravesó el arroyuelo y emergió entre unos cipreses cordilleranos que iniciaban un bosque de altura y revelaban presencia de habitantes y su transitar cotidiano por senderos y su trabajo por los troncos cortados. Ya más a lo lejos, una casa de piedra y madera con un destello, le indicó que su día iba a terminar con éxito.
Tres duras jornadas desde la ciudad de Los Ángeles iban a culminar en un perdido poblado de loa Altos del Antuco. Le agradó el vallecito. Se abría entre feroces farallones de montaña dejando un generoso río al centro que se notaba congelado en algunas partes solamente, señal tal vez que indicaba el final del invierno. Caía aguanieve con suavidad.
-¡Aloooo!.- gritó Javier Muñoz bajándose de su montura y acercándose al cerco de la rústica vivienda. Una mujer desdentada y flaca se asomó por una ventana y vio una mula cargada que la intrigó más de lo necesario. Casi no prestaba atención al jinete y al caballo al acercarse con temerosos pasos.
-¿ Esto es parte de Antuco Alto?- preguntó Javier. La mujer asintió con la cabeza y seguía mirando la mula con su misteriosa carga.
-Traigo muchas cosas buenas para ofrecer, que les servirán mucho- dijo esperanzado el jinete vendedor. - Espere un rato, le dijo la lacónica mujer, arrebozándose un chal raído al dirigirse con pasos apresurados hacia otra casa más arriba. Javier la observó con paciencia ir a la casona y salir acompañada de tres hombres de manta y boina que caminaron tranquilamente hacia él, ceñudos y alerta.
-Así que Ud. es vendedor.- dijo uno alto, con una manta de Castilla negra y llamativa. - Va a tener que esperar otro rato más para mostrarnos su mercadería porque estamos en reunión de la Junta de Vecinos.- dijo uno bajo y robusto con descolorida parka y viejos jeans .- Atiéndelo mientras, Bernarda.- le indicó a la mujer.
Mientras se alejaban los hombres, Javier fue a tomar asiento a un lado de una estufa a leña sintiendo un calor confortable. La mujer se movía en la preparación del mate. Se veían pobres adornos de periódicos antiguos, imágenes de santos ennegrecidas y grasientas y pomos de crema vacíos ya mucho tiempo. Las babuchas que calzaba la mujer eran para pisos lisos y pies más delicados, no para el rudo entablado con algunos clavos salientes. Las señales de pobreza eran lastimosamente obvias.
Los tres hombres se acercaron a un galpón hecho con latas y entraron al aposento en que estaban reunidos los pobladores. Se veían boinas y gorras variopintas, semblantes alicaídos y sombríos que la poca luz de vela los acentuaba en su sordidez.
-Es otro vendedor.- dijo el más alto a la concurrencia que miraba con un tenso interés.
-¿ Y qué vamos a hacer con éste?.- dijo un tipo pequeño de bufanda de lana y botas de montar.
-Pues, considerando la situación de escasez que se prolonga por tres meses.......hacerle lo mismo que al otro que vino antes.- Dijo uno de los tres hombres.
-Un momento, calma, calma, sin precipitarse.- habló un viejo de boina y grueso cinturón de gaucho.- acuérdense que se trataría de un crimen, y la culpa la vamos a cargar todos.
Pero tenemos ya diez enfermos por falta de alimento. Cuatro niños raquíticos y seis ancianos listos para el cajón. Ni hablar de los perros y demás animales que con la nieve y la falta de forraje se nos murieron todos.
-Además lo único que está quedando es un poco de mate y cáscaras de cacao, de ésas que trajo el Nico. Hacemos café, sopa, pan y alimento para las seis gallinas que ya ni ponen.
-Pero piensen que es antinatural. Además que el comisario se vino a dar unas vueltas cuando lo del otro vendedor
-...y después hizo dos visitas más revisando hasta las casas.
-Pero valió la pena, comimos bien y los niños estaban felices. Tuvieron buenos almuerzos por una semana....... Y somos veinte familias.
-Si, pues todo es aprovechable, excepto las palmas de las manos y las plantas de los pies que son amargas.
Es igual que carne de chancho.
-Acuérdense del aceite que sirve mucho, hay que dejarlo estilar después de desangrarlo.
-Bueno someteremos la decisión a votación, que levanten la mano los que quieren matarlo y comerlo.
Algunos cariacontecidos, otros alegres y entusiastas y otros violentos fueron levantando las manos formando un bosque de palmas que daba la amplia mayoría a los que querían comerse al vendedor.
-Bueno, como en el anterior, el caballo y la mula se rifarán, puesto que son de mucha utilidad y nos servirán para bajar al valle de Antuco.
-Hay que llamarlo, dejar que muestre las porquerías que trae, rodearlo y aturdirlo con una maza. Hay que acordarse de las inutilidades que traía el anterior. Cosméticos, babuchas plásticas, teléfonos móviles, cuando aquí no hay electricidad.
-Además es igual que carne de chancho.
-Si, pero primero las mujeres y los cabros chicos para la casa.
-Bien dicho, Eufemita, por favor anda a buscar al vendedor.
-No hay nada que no sea tan igual a la carne de chancho.
La llamada Eufemia interrumpió el apacible mate que tomaba Javier con un “ Están esperándolo, caballero”. Lo que hizo que el vendedor tirara de su mula hasta el caserón y pidiera ayuda para introducir su mercadería. Sacos de distintos colores y bolsos de brillantes hebillas se acumularon en una mesa larga ante los absortos pobladores. Javier sacó algunas conservas llamativas, tortas y queques envasados ,legumbres secas y todo tipo de alimentos preservados.
-Entendiendo que su aislamiento es su peor dificultad, mi empresa y yo hemos querido ayudar a las heroicas personas que habitan estos lejanos lugares, ofreciéndoles una colección de nutritivos alimentos, fáciles de conservar, para que pasen el invierno en las mejores condiciones.-* Arremetió Javier con cálidas sonrisas e hipnotizadoras palabras*.-Como ven, sus sencillos envoltorios permiten fijar su precio en el más barato del mercado. Si me preguntan cómo los pagarán, les responderé que es tan simple como que los espere a que bajen a las cosechas de Septiembre y Octubre y me verán llegar aquí nuevamente en Noviembre, indagando cómo les ha ido. ¿ Qué les parece?
Las mujeres veían y reveían las sopas en calugas, remiraban las lentejas y porotos, los fideos, la carne de soya y mucho más dando anhelantes ojeadas a los asesinos. ”No lo maten” susurraban, ”es primera vez que viene alguien a ayudarnos” recalcaban solícitas, “ Lo necesitamos” suplicaban.
Los hombres se retiraron a un rincón y sesionaron nuevamente. “ Si no tenemos plata en Noviembre, lo matamos ahí , simple” concluyeron finalmente.
-Señor, nos parece que haremos trato con Ud..- Dijo el de la manta de Castilla y le dio un fuerte apretón de manos.
Javier se despidió dos días después, habiéndoles enseñado el uso de muchos productos y dejando al pueblo feliz y tranquilo.
Emprendió el difícil camino de vuelta solamente en su caballo ya que les había obsequiado la mula. Con el ceño fruncido y con las riendas firmes pensaba intensamente en lo ocurrido:
“Por supuesto que volveré. Estaban los potes de crema que vendía mi padre, las babuchas finas, su manta de Castilla, regalo de mi madre, los gorros multicolores con insignias de todas partes, los blue jeans. Ellos lo mataron. Terminó al fin mi peregrinación por todos estos pueblos. Claro que volveré,......pero acompañado”
Hola. En mi opinión, parece que tu publicación es muy maravillosa y sorprendente, creo. Tu escritura es muy buena y me gusta leer tu blog. Es genial que puedas compartir esta información con todos nosotros. Gracias por tu esfuerzo. Por favor guárdelo! Seguiré leyendo tu blog en el futuro. Que tengas un buen día y quédate melodía.
Después de tan amables frases me quedo, por supuesto. Intentaré mantener vuestro interés.
Buenísimo, de muchísima calidad, es un placer leerlo denota un enorme trabajo. Gracias por compartir , el equipo Cervantes apoyando el contenido de calidad.
Fue un hecho real que acomodé a ese lugar. Me daba vueltas hacía años por los detalles involucrados hasta que inventé este cuento. La dama que lo contó, emigrante empobrecida, lo relató como una letanía sin parar hasta el final. No supe más de ella, sólo espero que haya encontrado su calma.
Demasiado buena, me gusto mucho y como dice el amigo @sancho.panza se denota su enorme trabajo.Un saludo desde venezuela @angelljesus
Como le dije a Sancho la realidad de los lugares aislados es impactante cuando sale a luz. Saludos por tu hermoso país.
@victorcaro, que excelente obra, debo admitir que imaginé lo peor para el vendedor.. me imaginaba ya la escena sangrienta y todo jaja.. ¡Me gustó mucho vuestra obra! Upvote 👍
Agradecido Isr7, es una forma de contar lo que pasa en esos pueblos cordilleranos.
Maravilloso de verdad. Te felicito ¡Un saludo!
Gracias amigo. Intentaremos seguir trabajando duro.
Excelente texto @victorcaro ! Un fuerte abrazo desde España amigo! :)
Gracias Alberto, estuve por esas tierras en Octubre de este año. Aprendo mucho en la patria del idioma.
Grande papá!!!
Gracias mi pequeña. Si no es por ti no habría conocido este simpático rincón.
¡Excelente trabajo! Ya lo seguiré.
Pues, agradecido.