Miriam y yo dormíamos en la misma habitación, noche nos acostamos con la misma incógnita: ¿Quién podía estar lanzando las piedras? Como la electricidad la reestablecieron tarde, nos acostamos sin hacer mención del tema.
La mañana siguiente, a eso de las siete, alguien me despertó halándome fuerte el cabello. Abrí los ojos y volteé a ver a Miriam para reclamarle, pero parecía dormida. Volví a intentar dormir y nuevamente me halaron el cabello. Así que grité: -¡Mamiiiiiii! MIRIAM ESTÁ HALANDOME EL CABELLO Y NO ME DEJA DORMIR-. Mamá llegó inmediatamente: ¿Qué pasa? Preguntó-. Miriam me está molestando, me hala el pelo para que no duerma-. Respondí. Mamá volteó a verla y me dijo: Miriam duerme Vianny. La llamó dos veces y ella no respondió. Sinceramente parecía estar en su etapa de sueño más profunda. Así pasaron varios días repitiendo la misma historia todas las mañanas.
Para ese entonces, la inocencia en los niños mayores de 6 años aún existía y yo, con 7 vi cuando una vecina llamada Betty le dio un beso en la boca a un joven llamado Miguel. A Miriam le gustaba ese muchacho. Cuando vi eso, sorprendida corrí a contárselo con lujos de detalles. Ella comenzó a reírse maquiavélicamente, las carcajadas eran muy fuertes, atormentadoras y se escuchaban en toda la pequeña casa. Mamá llegó corriendo y empezó a regañarla gritándole que se callará y no paraba de reír, hasta que la abofeteó y Miriam cayó al suelo desmayada.
Al día siguiente continuaba la molestia de las mañanas, sin embargo esta vez fue diferente y bastante abrumador. Yo decidí no llamar a mamá, sino levantarme de una vez. Apenas coloqué el pie en el piso, ella, cual resorte, se levantó de golpe. Recogí mis pies y ella de la misma forma que se levantó, volvió a acostarse. Yo empecé a jugar con ella, bajaba el pie para que volviera a levantarse, y así estuve durante un rato. Hasta que se levantó y empezó a mover los ojos a todos lados, como buscando algo, no sabría decirles que, se veían desorbitados sin conseguir donde fijarse.
Esa tarde llegaron a la bodega de papá Betty y Miguel, estaban comprando y conversando tranquilamente, de pronto y de la nada, Miriam les salió al encuentro con un cuchillo y comenzó a perseguirlos, gritándoles: VOY A MATARLOS. Los adultos corrieron desesperados detrás de ella, hasta que lograron alcanzarla y quitarle el cuchillo. Mamá la encerró y la castigó.
CONTINUARÁ....