En el bullicioso corazón de Buenos Aires, hay un lugar que ha resistido la prueba del tiempo y se ha convertido en un icono de la ciudad: la pizzería "Los Inmortales". Con sus paredes adornadas con fotografías de famosos y sus mesas llenas de comensales felices, "Los Inmortales" es más que un restaurante; es un viaje al pasado y una celebración de la cultura porteña.

Mariana, una joven periodista amante de la gastronomía, había escuchado innumerables historias sobre este lugar. Decidió que era hora de vivir la experiencia por sí misma y, un viernes por la noche, se dirigió al famoso local. Al entrar, fue recibida por el cálido olor a masa recién horneada y a queso derretido, una bienvenida que prometía una noche memorable.
La decoración del lugar era auténtica, con un aire nostálgico que reflejaba décadas de historia. Las fotos en las paredes mostraban a celebridades que habían visitado el lugar, cada una añadiendo un toque de fama y glamour al ambiente acogedor. Mariana se sentó en una mesa junto a una ventana, desde donde podía ver el ajetreo de la Avenida Corrientes.
Decidida a probar la pizza emblemática del local, Mariana pidió una "Fugazzeta", una variedad clásica con cebolla y mucho queso. Mientras esperaba su pedido, observaba a los demás comensales: familias, amigos y parejas, todos compartiendo el mismo entusiasmo por la comida.

Cuando la pizza llegó a su mesa, Mariana quedó maravillada por su apariencia. La masa dorada y crujiente, cubierta de una generosa capa de queso derretido y cebolla caramelizada, parecía una obra de arte culinaria. Al primer bocado, comprendió por qué "Los Inmortales" había ganado su reputación. La combinación de sabores era perfecta: la suavidad del queso, el dulzor de la cebolla y la textura crujiente de la masa se mezclaban en un baile de sabores que alegraban el paladar.
Entre bocado y bocado, Mariana se sumergía en el ambiente, escuchando las conversaciones animadas a su alrededor y disfrutando de la música de fondo que complementaba la experiencia. La atención del personal, siempre amable y atento, añadía un toque especial, haciendo que cada comensal se sintiera como en casa.
Al final de la noche, después de haber disfrutado de cada porción de su pizza y de una copa de vino, Mariana se sintió completamente satisfecha. "Los Inmortales" no solo había cumplido sus expectativas, sino que las había superado. Salió del local con una sonrisa en el rostro y un nuevo aprecio por la rica tradición gastronómica de Buenos Aires.
Mariana sabía que esta no sería su última visita. "Los Inmortales" se había ganado un lugar especial en su corazón, y estaba segura de que regresaría, tal vez con amigos o familiares, para compartir la alegría de una buena pizza en un lugar que, ciertamente, hacía honor a su nombre.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.