En este sentido, la educación no solo debe fijarse en la construcción de conocimientos elementales y prácticos, sino, tomar en cuenta los valores universales, esto permitirá, la emancipación del conocimiento fundamentado en valores de justicia, lealtad, solidaridad, honestidad y entre otros.
De la misma manera, en el reciente informe de la Comisión Internacional de Educación para el siglo XXI, se plantea que, uno de los objetivos primordiales de la educación del futuro es aprender a aprender, pues, en un mundo donde la información y los conocimientos se desarrollan rápidamente, es inevitable educarnos a lo largo de toda la vida; en consecuencia, uno de los ejes fundamentales de las políticas educativas actuales, será, implementar estrategias que conlleven a la socialización de las tecnologías de información y comunicación.
El mundo contemporáneo ha sido impactado por la tecnología de la información y la comunicación. Como nunca antes en la historia de la civilización humana. La introducción de estas tecnologías en la cotidianeidad de la vida ha provocado cambios de insoslayable consideración en todos los ámbitos de acción social, por lo cual se puede afirmar que ha cambiado el perfil sociocultural en general.
Asimismo, la Tecnología de la Información y la Comunicación ofrece múltiples posibilidades en el contexto formativo, como medios de información, de comunicación y didáctico. Así, los docentes, como principales responsables de la formación de los profesionales que la sociedad necesita, deben estar preparados adecuadamente con las Tecnologías de la Información y la Comunicación para que puedan desarrollar una docencia universitaria adaptada a las exigencias de los nuevos tiempos.
Ahora bien, se trata de un nuevo escenario en el que la información y el conocimiento cobran un protagonismo sin precedentes; es el escenario de la Sociedad del Conocimiento, dinámico y complejo, en el que la educación y la formación permanente son vectores de identificación, pertenencia y promoción social. Al respecto, Sierra (2006), señala que las políticas culturales contemporáneas fomentan por ello, un discurso donde se enfatiza no tanto a los aspectos políticos de los programas modernizadores de competencia y productividad, sino a las actividades económicas empresariales dirigiendo la acción institucional de los responsables públicos en materia de comunicación y Educación.
En este contexto, las instituciones educativas, deben repensar su función social y buscar el camino de las transformaciones necesarias para responder con calidad y pertinencia a las nuevas necesidades. Por lo tanto, la lógica del mundo actual requiere que las políticas educativas del Estado, impulsen proyectos renovadores y comprometidos con la finalidad de contribuir en la formación de ciudadanos y ciudadanas a la altura de su tiempo; un tiempo que requiere una formación humanística, científica, tecnológica y profesional de excelencia.
Por otra parte, desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) entre los años 1945 – 1946, ; se ha intentado establecer programas nacionales educativos; mediante el diseño de políticas educativas, que según lo planteado por Padrón (1992) están fundamentadas, bajo un enfoque empirista – idealista – dogmático, donde se pone de manifiesto lo elemental, desconectado de la realidad y básicamente sectorial, diseñadas más como proyección teórica, de forma exploratoria, que como programa práctico de integración.
Solo es a partir de la década de los sesenta entre (1960 – 1980) donde se habla en sentido estricto de políticas de comunicación y educación, cuando los gobiernos Europeos y Norteamericanos, junto a países como Japón, México, Brasil o Australia, implementa programas nacionales destinados a integrar los medios de información en el aula; ya no tanto de forma experimental sino más bien desde una concepción integradora vinculada al proceso de una internacionalización intensiva del sector de la comunicación. Sierra (2006)
Posteriormente, para la época de 1980 a 1993, según lo planteado por el autor antes mencionado, este período fue marcado por la crisis y reorientación de las políticas culturales y se sentaron las bases del nuevo modelo de desarrollo Capitalista surgiendo lo que el autor llama el Capitalismo Cognitivo. Al mismo tiempo, esta misma lógica anima el auge de las políticas educativas en la primera mitad de la pasada década y, desde luego aún hoy inspiran las múltiples iniciativas políticas de desarrollo de la Sociedad Global de la Información.
En los países Latinoamericanos, el desarrollo de la Sociedad Global de la Información, aparece bajo la influencia de Paulo Freire, caracterizado por la aplicación de programas que promueven la comunicación popular, transformadora y autogestionaria. Sin embargo, a pesar de los grandes intentos que se han planteado para socializar la comunicación, actualmente, el tema de las políticas educativas de comunicación ha tenido que repensarse en América Latina, debido a los históricos desequilibrios culturales.
Aunado a esto, en el Seminario Internacional de la UNESCO, celebrado en Buenos Aires (2001), se destacan las dificultades para innovar y aprender desde un acervo cultural el desarrollo de las nuevas formas de mediación. Por esto la UNESCO ha promovido diferentes políticas de fortalecimiento institucional en los países del Sur. Igualmente, en Chile para el año 2002, durante el II Encuentro de Facultades de Comunicación Social del cono Sur, se destacó el impacto negativo que las políticas de globalización informativa están significando en los países de subcontinente latinoamericano.
En el mismo orden de ideas, en el Informe del programa para el desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) emitido en el año 2001, se indica que solo un 4% de los latinoamericanos en relación al total de usuarios del resto del mundo están conectados; el resto lo hacen en países como Estados Unidos y Canadá. Con respecto a la estructura económica de Sociedad Global para la Información, los resultados son más preocupantes, el 99% lo dominan los países del norte, salvo algunos casos excepcionales como, Brasil, México y Argentina.
No obstante, el actual plan de construcción de una autopista de la información en Occidente a menudo es visto como una vía para mejorar el acceso de las grandes empresas, particularmente las estadounidenses, a los mercados globales. En esta posición de dominio de dichas empresas, la autopista de la información estará al servicio de los países que se pueden permitir pagar por la información; pero hoy es evidente que este servicio está construido desde una perspectiva principalmente estadounidenses. Actualmente la tecnología está transformando en todas partes las estructuras de los medios de comunicación, acentúan su influencia y por todas partes se denuncia una norteamericanización de la información.
- Autor(a): Karina Luna
- kariluna35@hotmail.com
- Universidad de Carabobo Valencia – Edo. Carabobo Venezuela
- Lcda. en Educación. Mención: Química y Biología
- MSc. en Gerencia Avanzada en Educación
- Prof. de Química y Biología
- Profa. De trabajo especial de grado
- Área de Conocimiento: Investigación y didáctica de la Química Universidad de Carabobo