Prostituyeron el apellido de Simón, y ahora no vale nada. Ni siquiera su pensamiento emancipador está vigente. Somos esclavos de imperios, esta vez no del norteamericano, sino del asiático, el ruso y el cubano.
Prostituyeron el apellido de Simón, y ahora no vale nada. Ni siquiera su pensamiento emancipador está vigente. Somos esclavos de imperios, esta vez no del norteamericano, sino del asiático, el ruso y el cubano.