Al llegar a la entrada, la madre de Érika los esperaba, con una mirada muy seria. “Pensé que ibas a traer un compañero de clase Érika…” dijo. “Mis disculpas, soy del colegio de su hija, trabajo en el departamento de primeros auxilios de allí, y, como la conozco, he venido a hacerle un par de preguntas respecto a una situación de salud grave en el colegio” dijo Jason a la madre.
“Entiendo, y… ¿Su nombre es?” preguntó la madre, aún con un poco de duda. “Jason Miller” contestó él. “Su nombre completo” exigió la madre.
“Vaya… ahora entiendo de dónde salió Érika” pensó, entonces dijo: “Jason Gabriel Miller Hernández” con un tono más serio. La madre rio un poco y le dijo: “Vaya nombre tan raro… parece inglés hasta que termina con un Hernández”.
Érika, al escuchar a su madre, miró a Jason con mucha vergüenza. “Sí, eso pasa cuando un inglés y una latina tienen un hijo, algo muy común hoy día ¿No cree?” contestó él.
“¡Oh! Sí, claro” respondió la madre. “De todas formas, puede tener una tarjeta con mi número, tiene el sello del colegio de Érika, así, si algún día necesitara usarla la tiene allí” mencionó Jason. “Ok…” contestó la madre, y añadió: “Voy a traerles algo de té entonces, ya vuelvo”, y luego se retiró.
Érika, apenada, al ver que su madre ya no estaba, le dijo: “Disculpa eso, ella no es muy amable con la gente nueva… sobre todo cuando tiene que ver conmigo”. “Tranquila, está bien que te proteja, es lo mejor” contestó Jason, con amabilidad.
Luego de aquello, Jason le mencionó a Érika que tenía unas preguntas muy importantes que hacerle; Érika estuvo de acuerdo. Entonces, Jason procedió a contarle los datos importantes de lo que había visto en la cancha y el equipo deportivo del colegio, y le preguntó de dónde sacaban el agua.
“Pues la verdad no sé” contesta Érika, “Pero tengo la sospecha de que es del agua del lavamanos” concluye. “¿Y por qué piensas eso?” pregunta Jason. “Porque ya he visto varias veces a la muchacha que se encarga del agua llenar botellitas pequeñas allí.” Responde Érika.
Jason fijó su mirada hacia el frente y empezó a pensar. “La fuente de contaminación debe estar en un lugar que sólo afecte a ese colegio…” pensó.
“¡Es bastante asqueroso! Esa no es agua de beber, está sucia, por eso trancaron todas sus ramificaciones y sólo la dejaron de atracción para el museo, aparte de darle agua a la escuela claro…” dijo Érika.
Jason detuvo toda su línea de pensamientos en ese instante y giró su mirada a Érika. “¿Qué dijiste?” preguntó. “Que esa tubería no sirve para nada…” dijo ella. “¿Dijiste que hay un museo para esa tubería?” respondió él.
“Bueno, no está hecho completamente para esa tubería… pero sí es la atracción principal. ¡Qué ridiculez! ¡Un museo del agua! Es decir, ni siquiera habla de las propiedades interesantes del agua, sólo de las tontas tuberías. Todavía está en construcción. Aunque no confío en el tipo que está dirigiendo la idea… parece un poco loco…” dijo ella.
Mientras Érika hablaba, Jason la miraba cada vez con más impresión y realización. “Oye… ¿dije algo malo?” pregunta ella. “Para nada, me has dado la respuesta que necesitaba.” Le dijo él, “¿Me puedes decir exactamente en dónde está el museo?” preguntó. “Sí, seguro, está cerca de mi casa” dijo ella.
Érika empezó a describir la dirección del museo y Jason empezó a anotar en una pequeña libreta que cargaba consigo.
De inmediato, Jason se levantó de su asiento, “Disculpa, de verdad, me tengo que ir” dijo, mientras empezaba a caminar hacia la calle. “¡Tranquilo! No hay problema. ¡Si necesitas algo me avisas!” dijo ella. Jason asintió y luego salió de allí y empezó a caminar con rapidez.
La madre de Érika, al llegar a la entrada y ver que sólo estaba su hija, preguntó “¿A dónde se ha ido el muchacho?”. “Está atendiendo asuntos importantes así que se tuvo que ir rápido, supongo que no le dio tiempo de esperar el té” contestó Érika.
Jason, por su parte, continuó caminando con rapidez. “¿Será…? Si es allí donde está la puerta a aquella criatura… las personas que allí se encuentren deben estar completamente sumidas en la locura también” pensó.
Mientras se acercaba al museo, podía ver que en aquella zona las nubes tenían un color diferente, un color sutilmente anaranjado, pero evidentemente antinatural. “No puedo creer que nadie se haya tomado la molestia de investigar un poco más… supongo que es de esperarse de un pueblo tan pequeño.” Pensó.
Por fin, Jason llegó al museo, que estaba aparentemente cerrado. Pero, al aproximarse a la entrada principal y presionar un poco una de las dos grandes puertas, ésta se abrió. Él avanzó lentamente, mirando a ambos lados.
Estaba todo muy oscuro, y lo espacioso del lugar hacía que sus pasos dieran un gran eco. Al avanzar y cerrar la puerta tras de sí, de la nada, empezó a escuchar pasos cercanos corriendo en dirección a él.
Él rápidamente dio varios pasos atrás y se puso en posición defensiva. En el momento en el que terminó de retroceder un hombre chocó contra él tratando de atacarlo, venía con las manos frente a él como para tratar de ahorcarlo.
Jason le sostuvo ambas manos al chocar. El hombre seguía haciendo fuerza hacia él tratando de cansarle los brazos. Jason simplemente lo sostenía con fuerza. Poco a poco, Jason empezó a ejercer más fuerza que aquel hombre hasta hacerlo retroceder. De inmediato, lo empujó con intensidad y lo hizo caer en el suelo. Sin embargo, rápidamente el hombre se levantó y empezó a correr.
El hombre corrió hacia él velozmente, lanzando puños al aire. Jason apartó el rostro de él y, inclinándose hacia abajo, chocó con él y empujó con fuerza. Casi al mismo tiempo, tomó el brazo izquierdo del hombre con una mano y con su otro brazo lo golpeó en la cara. Entonces, se inclinó hacia la izquierda y con el brazo sostenido se colocó tras el hombre, haciendo que quedara en una posición dolorosa. Luego tomó el otro brazo y los sostuvo juntos en su espalda.
Entonces, Jason empezó a torcer los brazos del hombre aún más, empujándolo hacia el suelo. El hombre empezó a inclinarse hacia el suelo hasta quedar de rodillas, y luego recostado en el piso. Jason puso todo su peso sobre él.
“No debería estar haciendo guardia aquí con tan pocas fuerzas” pensó Jason. Entonces, empezó a torcer con mucha fuerza uno de sus brazos, y pudo ver que el hombre empezaba a sufrir. Sin darse cuenta, estaba sonriendo, y en aquel momento empezó a reír. “Vaya… y eso que yo no sé pelear” dijo Jason entre risas.
“¿Te divierte?” preguntó en hombre, con una voz agónica y llena de odio. Jason sintió bastante temor en ese momento. Sin embargo, cambió rápidamente su expresión a una de más tranquilidad.
“Muy bien… terminemos tu sufrimiento entonces” contestó con frialdad. Luego, rápidamente colocó una de sus manos en el antebrazo del hombre y presionó con precisión un área que hizo que éste perdiera la consciencia.
Todo quedó en oscuridad y silencio de nuevo. Sin perder tiempo, Jason empezó a registrar los bolsillos del hombre. “Una bata de laboratorio… lo que me imaginaba, el tipo no es un guardia” pensó, al sentir la delgada y larga tela que llevaba puesta.
Encontró en los bolsillos un juego de llaves, una pequeña linterna y una tarjeta de identificación. Rápidamente se levantó, encendió la linterna y colocó las llaves en el bolsillo con una actitud bastante tranquila.
Encendió la linterna y alumbró la pared en busca de un interruptor. Al no ver ninguno a simple vista, empezó a caminar siguiendo el patrón de las paredes. La habitación era bastante grande, así que caminaba con cautela.
Finalmente, encontró un interruptor en una de las paredes del fondo de la habitación. Las luces se encendieron y dieron vista a una enorme y hermosa habitación.
En el centro de la habitación se hallaba una gran puerta que daba entrada a la siguiente habitación. Jason avanzó hasta ella y probó un par de llaves que parecían coincidir con la cerradura hasta que finalmente dio con la correcta.
Al abrir la puerta, se encontró con otra amplia habitación llena de vidrieras con cosas llamativas relativas al agua. Él encontró la luz de la habitación esta vez más cerca de la puerta. Así que procedió a seguir avanzando hasta la siguiente habitación.
Jason tuvo que repetir éste procedimiento en las siguientes tres habitaciones. Finalmente, llegó a una gran sala donde se hallaban varias puertas en varias direcciones. Sin embargo, Jason fijó su atención en una en particular, una que estaba mucho mejor decorada que las demás, que era más grande y que tenía un letrero arriba que decía: “Nuestra más grande atracción: El Túnel de Agua”. Inmediatamente, Jason se aproximó a la puerta y utilizó la llave que encajaba, la llave más grande.
La puerta se abrió y mostró unas escaleras grandes, con mucha decoración y agarraderos enormes. Las escaleras parecían ser largas e ir hacia abajo. Y, muy tenuemente, se podía ver una luz roja proveniente del final de aquellas escaleras. Jason procedió a bajar con mucha cautela.
Mientras bajaba, podía ver más claramente aquella luz roja haciéndose más intensa, mostrando una habitación todavía por terminar, con las paredes cubiertas por una superficie metálica y el piso aún con tierra.
Finalmente, Jason llegó al fondo de la habitación, y lo que pudo ver lo dejó bastante sorprendido.
Una amplia habitación hexagonal, con las paredes metálicas y varias máquinas adheridas a las paredes, máquinas grandes. Completamente iluminada en luces azules. Y en el centro de la habitación estaba un enorme hueco que parecía ser hecho adrede, bastante bien iluminado; con luces de neón azul y blanco que mostraban una gran tubería de agua potable, la cual, a su vez, tenía una abertura rectangular en el tope, dejando ver el agua, que fluía con mucha rapidez. El aura color rojo, además, daba su tenue luz en la habitación.
Y, atrás de todo aquello, se encontraba una enorme máquina, una máquina que tenía dos grandes piezas de metal que formaban una figura romboide, dejando un gran espacio entre sí. Entre una pieza de metal y otra, había un enorme agujero negro, del cual provenía un fuerte viento.
Jason estuvo mirando aquella escena durante unos minutos, tratando de procesar todo lo que estaba sucediendo. Era la hora de la verdad, y él estaba muy asustado.
A pesar de aquello, pasó mucho tiempo antes de que empezara a mirar con atención a las paredes en busca de una orbe, tal y como la que había destruido la última vez. “Ésta máquina se ve mucho menos avanzada que la anterior… será porque la hizo un ingeniero mediocre con el presupuesto de la alcaldía… debería ser mucho más fácil destruir ésta que aquella otra” pensó.
Sin embargo, por mucho que veía, no podía encontrar si quiera una pista. Todas aquellas máquinas parecían iguales; grandes, llenas de cables y luces. Ninguna parecía tener efecto sobre otra, no podía visualizar ninguna que diera un indicio de estar enviando datos, sólo recibiendo.
En eso, Jason pudo ver que, lentamente, emergía su peor pesadilla de aquel agujero negro. Una delgada y blanca criatura semitransparente que parecía no poseer profundidad y cuya silueta era como la de un humano. La criatura tenía un símbolo negro en su centro que era incomprensible para Jason, a pesar de estarlo viendo con sus propios ojos.
Jason, esta vez, no tuvo palabras para aquella criatura. Simplemente se limitó a mirarla con temor y sospecha, mientras alternaba su mirada hacia las máquinas también.
Entonces, una voz profunda, que resonó a través de toda la habitación, le dijo: “Tengo algo que te interesa”, y procedió a extender lo que parecía ser un tentáculo con las mismas increíbles características que el resto de su cuerpo y a tomar de dentro del agujero negro algo y a traerlo hacia él.
Al fijarse, Jason quedó en completo estado de shock. Era ella, la joven que se había perdido en aquella otra dimensión hacía un año, aún con la boca cubierta en vendas. La chica parecía desmayada, y la criatura la colocó gentilmente en el suelo cerca de una pared junto a él.
Jason, sin pensarlo, corrió hacia ella y tomándola con una mano por la espalda, la acercó a él, mirándola con preocupación, preguntándose si seguiría viva. Entonces, ella empezó lentamente a abrir los ojos. “… ¿Jason…?” preguntó, confundida.
“¡Estás bien!... Sí, soy yo… ¿Cómo te sientes?” respondió Jason. “Bien… dónde… ¿dónde estamos?” preguntó ella. “Estamos un poco lejos de tu casa, pero pronto podremos ir allá” contestó Jason. Ella sonrió. “Qué bien… qué bien” dijo.
Ella empezó a acomodarse para ponerse de pie. Jason se alejó un poco, mirándola fijamente. Ella sonrió y, con lentitud, se puso de pie, y Jason hizo lo mismo. Ella se acercó un poco a él y lo miró fijamente, como si estuviera por decir algo importante.
Entonces, de repente, ella cambió su expresión de felicidad a enojo y, antes de que Jason pudiera reaccionar, ella estiró el brazo, arrancó un cable y empezó a ahorcarlo. Jason inmediatamente dio resistencia y con el movimiento quedó de espaldas a ella.
Ella empezó a apretar con mucha fuerza haciendo que cayera nuevamente en el piso. Su fuerza era inhumana, literalmente. Jason seguía forcejeando pero parecía no poder liberarse. Pronto empezó a ver todo borroso.
Cuando estaba a punto de desfallecer, pensó. “No lo hice… te fallé… lo siento…”, y luego todo empezó a volverse oscuro.
En ese momento, pudo escuchar a alguien bajando violenta y torpemente por las escaleras y, casi de inmediato, llegó a la habitación. Para la sorpresa de todos, venía gritando prolongadamente “¡Jason!”.
Al entrar, Jason pudo ver, con dificultad, que era Érika. Sorprendentemente, llevaba un enorme martillo y estaba con un uniforme de futbol americano extrañamente de su talla.
Al entrar, y ver a la chica ahorcando a Jason, Érika se asustó muchísimo y, al mismo tiempo, sintió mucho ira. Soltó el martillo a un lado, “¡Eres tú!” dijo, y entonces empezó a correr hacia ella rápidamente.
La chica de inmediato soltó a Jason y se puso en posición defensiva. Jason cayó al suelo, tociendo y temblando. Érika corrió hacia ella y, cuando estaba lo suficientemente cerca, la chica lanzó un puño hacia ella y ella se inclinó, lo esquivó y, alzándose de nuevo le dio un puñetazo en la cara.
“¡Oh por Dios!” Exclamó Érika. La chica cayó al suelo, y Érika volteó a ver cómo estaba Jason. Éste estaba colocándose en pie, con una mirada bastante seria y llena de enojo.
Entonces, la chica se levantó y empezó a caminar hacia ella, poco a poco, hasta que estaban muy cerca. Érika estaba muy asustada, sin saber qué hacer, simplemente alzando los puños frente a ella a modo de protección.
La chica también alzó los puños, mirándola fijamente, de forma desafiante. Entonces, empezó a hacer varios movimientos falsos de ataque, haciendo que Érika diera dos pasos atrás y distrayéndola.
Repentinamente, la chica alzó la pierna y dio una fuerte patada a Érika en el estómago, dejándola en el suelo sin aire. Sin embargo, al mismo tiempo, Jason, que se había movido rápidamente por el otro lado de la habitación, se le aproximó por detrás y le rodeó el cuello con el brazo.
La chica empezó a resistirse, a dar patadas, a tratar de liberarse, pero Jason puso todas sus fuerzas en aquella presión. Finalmente, la chica, con lentitud, perdió la consciencia.
Jason la puso gentilmente en el suelo. “No hay duda… es ella, verdaderamente es ella” dijo, mientras la miraba con seriedad. “Éste era tu último recurso ¿no?... el camino es aún más estrecho ahora ¿no?” mencionó, con una voz un tanto más baja, pues estaba seguro de que aquella criatura lo estaba escuchando.
“Te equivocas” menciona la voz profunda. Érika, al escuchar aquella voz, un escalofrío recorre su espalda y entonces, recuperándose, gira la mirada hacia el resto de la habitación, que no había visto estando concentrada en aquella chica. Al ver a aquella criatura, Érika se quedó completamente paralizada. Empezó a temblar muy bruscamente y a sudar.
“Sigo aquí, y llegaré cada vez me extenderé más entre la gente” continuó el ente. Jason no dirigía su mirada hacia el ser su mente estaba concentrada en encontrar algo importante y, a su vez, en destruir al malvado ser que había convertido a su amiga en lo que era. “La orbe…” pensó.
Entonces, empezó a ver por todos lados en busca de una. Sin embargo, recordó algo importante en el proceso. Giró su mirada hacia Érika y le dijo: “¡Érika! Mírame a los ojos, ¿Estás bien?”. Érika despertó del trance en el que estaba y, con mucho esfuerzo, le devolvió la mirada a Jason.
“Esa cosa… esa cosa… vamos a morir…” dijo, con voz temblorosa. Jason se acercó a ella y la tomó por los brazos, mirándola fijamente. “Nadie va a morir Érika, ven conmigo, levántate, todo va a estar bie, ¿Ok?” le dijo.
Érika asintió con la cabeza y se levantó, aún un poco temblorosa. Entonces Érika le preguntó “¿Qué tenemos que hacer?”. “Tenemos que encontrar la fuente de poder de esta máquina, inherentemente pequeña, algo que aprendí hace tiempo viendo unas instrucciones muy específicas al respecto.
Al oir esto, Érika se quedó pensando durante unos segundos… “¿Es la misma que la chica describió en su diario?” preguntó. “Sí… bueno, quizá se vea algo diferente, quizá sea un pequeño tubo o algo por el estilo, pero sí… esa era la que ella describió” contestó Jason.
Entonces, Érika continuó pensando por un rato más. Luego de aquello, se separó de Jason y caminó hacia el martillo que había tirado en la entrada. Lo tomó y mirando hacia una de las paredes llenas de máquinas, caminó hacia ella.
Repentinamente, Érika alzó el martillo y con violencia golpeó la máquina que se hallaba frente a ella. Jason de inmediato volteó a verla asombrado. Érika alzó el martillo otra vez y volvió a dar con gran fuerza a la máquina. Quedó completamente destruida. Érika empezó a caminar con rapidez, en posición de golpear más cosas.
Entonces, el ente, que observaba en silencio todo lo que sucedía, empezó a hacer emerger otro de sus tentáculos de sí y a acercarlo con la suficiente rapidez hacia Érika, que estaba de espaldas a él. Jason se dio cuenta de aquello y corrió hacia ella con gran velocidad.
Jason la alcanzó antes que el ente, le tomó la mano y la movió de allí, corriendo, hasta la entrada. “Vete de aquí, corre, y no regreses” le dijo con seriedad, tomando el martillo de su mano y acercándose de nuevo al centro de la habitación.
Érika, tratando de decidir entre irse y dejar a Jason en peligro y quedarse y arriesgar su vida, dio dos pasos atrás, con mucho temor e inquietud.
Jason, por otro lado, corrió con el martillo con mucha más velocidad y empezó a golpear con brutalidad las máquinas de las paredes, haciendo que estas lanzaran chispas e hicieran sonidos fuertes. La habitación empezó a oler tenuemente a humo. En menos de 5 minutos, toda la habitación quedó en oscuridad.
Tres luces era lo único que se podía ver; tres luces que definieron el destino de todos ellos. Una de las luces era aquella que rodeaba al ente. La otra, en la cual Jason fijó su mirada con pasmo, era una pequeña y definida luz, que parecía venir de una esquina de la habitación, dentro de una de las máquinas, pues su resplandor brillaba entre las aberturas del metal.
“¡La orbe!” pensó Jason y, rápidamente empezó a correr hacia ella con el martillo en mano. La tercera luz, sin embargo, aquella de la cual él no se dio cuenta, era una luz que resplandecía alrededor del cuerpo de su amiga, que se hallaba tirada en el suelo, hasta ese momento.
La chica empezó a elevarse lentamente del suelo, a la par que Jason llegaba a donde se hallaba la orbe y empezaba a quitar con el lado trasero del martillo a quitar los tornillos flojos para remover el metal, que ya estaba doblado por sus golpes.
Érika, en cambio, sí se percató de que la chica ahora estaba muy por encima del suelo. Sin embargo, esto no fué suficiente para que ella pudiera hacer algo.
Casi de inmediato, la muchacha recobró la consciencia y se acercó con terrible rapidez hacia Érika, la tomó con fuerza sobrehumana por el cuello y la elevó con ella muy por encima del suelo. Érika gritó antes de ser tomada por la chica, haciendo que Jason se diera cuenta de lo que sucedía.
“¿Érika? ¡Érika!” Gritó Jason al verla. Sin embargo, lo que hizo fue completamente diferente a lo que ella esperaba. En menos de un segundo colocó la parte trasera del martillo sobre el metal ya casi desprendido y lo levantó con fuerza, haciendo que éste se saliera y dejara ver lo que había dentro de aquella máquina.
Allí estaba, en el centro de todo. Dentro de aquella máquina se hallaban muchos cables que terminaban en aquella esfera negra, con algunas luces internas. Jason no lo pensó dos veces y empezó a darle golpes violentos.
Mientras aquello sucedía, Érika se agitaba fuertemente, temblando, desesperada, tratando de liberarse.
En ente empezó a inclinar lentamente todo su cuerpo en dirección a Jason. Entonces, empezó a extender uno de sus tentáculos también. Jason, por su parte, daba una y otra vez con fuerza y velocidad a la esfera, sólo un minuto había pasado de haberla visto y ya había dado muchos golpes, y la orbe empezaba a agrietarse.
El ente, sin embargo, consiguió alcanzar a Jason mientras golpeaba aquella esfera, tomándolo por el pecho. Jason sintió que lo habían golpeado con fuerza en aquella área. Se inclinó debido al dolor. La criatura empezó a arrastrarlo, haciendo sonar sus zapatos con el suelo.
Jason, sin embargo, dio mucha resistencia, usando todas sus fuerzas para caminar de nuevo donde estaba la orbe, levantar el martillo y dar otro fuerte golpe. Al ver que le había hecho una enorme grieta y que estaba a punto de ceder, y seguir recordando que no le quedaba mucho tiempo a Érika, Jason cobró fuerzas para dar una vez más.
Jason levantó el martillo, se fijó bien en el objetivo y lanzó un último y muy fuerte golpe a la orbe, haciendo que esta, finalmente, se rompiera en pedazos.
De inmediato, el ente lo soltó, alejándose completamente de él. En ese mismo momento el grito estruendoso de la joven que ahorcaba a Érika resonó por toda la habitación, mientras perdía el resplandor rojo que la rodeaba y ambas caían al suelo.
Jason entonces, habiéndose preparado para ese momento desde hacía un año, aun sin aliento, giró su mirada hacia las dos chicas y corrió con rapidez hacia ellas. Al mismo tiempo, el agujero negro que daba entrada a la criatura empezó a hacerse más pequeño y más viento empezó a salir de él y cubrir la habitación. El ente, a su vez, se reducía junto con él.
Jason llegó hasta las chicas y las tomó a las dos por el brazo y empezó a arrastrarlas con dificultad fuera de la habitación. “¡Jason, estoy bien! ¡Llévala a ella, vamos, yo te ayudo!” Exclamó Érika, mientras se levantaba.
Jason giró su mirada hacia el ente y, al igual que en aquella traumática ocasión, lo vió extender uno de sus tentáculos en dirección a ellos. Por unos segundos, el pánico se apoderó de él. “¡Vamos! ¡Vamos!” gritó con fuerza Érika.
Inmediatamente ambos tomaron a la chica por los brazos y la empezaron a arrastrar con rapidez. En aquel crucial minuto, Jason giró su mirada de nuevo hacia la criatura y su alargado brazo estaba muy cerca de tomarlos.
Jason retornó la mirada al frente y avanzó con más fuerza.
Casi llegando a ellos el brazo del ente, ambos pasaron la puerta de la habitación y siguieron hasta estar detrás de las escaleras.
Inmediatamente ambos giraron la mirada a la entrada de la habitación, aterrorizados, esperando la aparición de la criatura en cualquier momento. Sin embargo, para su sorpresa, no había nada acercándose.
Lo que sí pudieron ver fue que el viento repentinamente se hizo aún más fuerte y el aura roja se vio con más intensidad hasta fuera de la habitación. Ambos empezaron a temblar, Érika respiraba con dificultad y Jason estaba completamente paralizado.
Entonces, repentinamente, todo se detuvo. El viento se detuvo y la luz dejó de brillar. Todo quedó en completo silencio y oscuridad.
Jason tenía ahora más miedo que nunca. Sentía que en cualquier momento la criatura atacaría desde la oscuridad. Un minuto pasó, y, entonces, Érika dijo en voz baja: “No… ¿no tendrás una… linterna?”.
Jason recordó la linterna que tenía en su bolsillo e inmediatamente empezó a buscarla. Rápidamente la encontró. “No quiero encenderla… hemos llegado tan lejos… no quiero pensar que… que estamos a salvo y…” pensó.
A pesar de aquello, tomó un gran respiro y, después de dos segundos más, la encendió. Todo frente a ellos estaba vacío. Jason estuvo mirando hacia el frente, pensativo. Empezaba a sentir alivio. Sin embargo, aún no se convencía del todo.
“Ve tras mío, empujándola desde allí, yo la tomaré por los brazos” dijo a Érika, mientras empezaba a dar un paso tras otro; ambos todavía agachados.
Ambos avanzaron así hasta llegar al frente de las escaleras. Jason, con un poco de lentitud, se levantó y se acercó poco a poco hasta la entrada de la habitación, alumbrando con la linterna. “No tengo opción, no puedo retirarme sin asegurarme” pensó.
“No puedo creerlo… de verdad… ¿ha terminado?” pensó, al ver la enorme habitación completamente vacía. Sin brillo, sin viento, sólo el sonido del agua de la tubería. Érika pudo notarlo, sus manos dejaron de temblar, y tenía una expresión mucha más tranquila.
Jason entonces volteó de nuevo hacia Érika y le dijo: “Si quieres, yo me encargo de ella a partir de aquí”, mientras se acercaba a la chica y la tomaba de las piernas y la espalda hasta tenerla cargada.
“¿¡No pesa demasiado!?” preguntó Érika. Jason, con una mirada tranquila y feliz le responde: “No, para mí… ella es bastante ligera”.
Entonces, Érika comenzó a subir las escaleras primero y él la siguió. Ambos subieron bastante rápido. Jason todavía tenía un ligero escalofrío en la espalda, pensando en las peores posibilidades.
Para su sorpresa, ambos llegaron a la habitación de arriba, y luego, a los cuartos siguientes hasta llegar a la primera habitación en la que él había estado, donde se hallaba la puerta y el hombre desmayado.
Ninguno de los dos se detuvo ni siquiera un segundo. Sin mirar al hombre, ni lo destruido que se hallaba el sitio, ni ninguna de las cosas que podían distraerlos. Ambos siguieron caminando.
Por fin, lograron salir del edificio. Caminaron hasta llegar a la estatua que se encontraba a 5 metros de la entrada del museo. Ahí se detuvieron.
En ese momento, Jason miró al cielo. Azul, con algunas nubes blancas y ligeras, y con el sol irradiando con fuerza su luz sobre su rostro, calentando también todo lo que los rodeaba. No pudo evitar quedarse contemplando aquella escena, con una sonrisa en su rostro. “Se… ¿se ha terminado?” pregunta Érika, al empezar a mirar el hermoso día junto con él.
Sin embargo, antes que Jason pudiera responder, ambos vieron que la chica estaba despertando, empezando a mover los brazos.
Poco a poco, empezó a abrir los ojos. Jason la miraba fijamente, con preocupación e interés. Al ella abrir los ojos y verlo, su expresión cambió de confusión a incredulidad. “Jason… eres… ¿Eres tú?” preguntó.
“Sí” respondió él, riendo un poco, con muchas emociones dentro de él. Ella, en ese momento, empezó a mirar alrededor y, dándose cuenta de que él la estaba cargando, empezó a moverse con un poco más de brusquedad y nerviosismo. “Ah… Ehm… ¿Me he desmayado? No puedo creerlo… disculpa…” dijo.
Jason la ayudó a bajarse con cuidado y estar de pie. Al levantarse, se alejó un par de pasos de él, con la mirada hacia abajo. “Que… ¿Qué ha pasado?” pregunta.
Jason no puede evitar mirarla con admiración. “De verdad es ella… de verdad está bien… no puedo creerlo…” pensó. No respondió a la pregunta que le había hecho, sólo la miraba completamente sorprendido.
Ella, bastante apenada, trató de recordar las últimas cosas que había vivido. Entonces, varios recuerdos muy dolorosos empezaron a llegar a su mente. “Nosotros… fuimos donde esa cosa y... y yo…” dijo.
Entonces, miró a su alrededor, notando que estaba en un panorama totalmente distinto al último que ella recordaba. Un sitio por más de pintoresco, completamente diferente al horrible pueblo de muerte donde había tenido sus últimos recuerdos.
Entonces, un recuerdo sumamente importante vino a su mente de inmediato. El recuerdo de ella siendo arrastrada a aquel horrible agujero negro junto con aquel horrible ente, en una habitación oscura, mientras Jason la sostenía tratando de evitar lo que fue su hirrible destino.
Su mente se vio completamente perturbada por esto, haciendo que toda su postura cambiara a la de una persona aterrorizada.
“Oh… no… cuánto… ¿Cuánto tiempo ha pasado?” preguntó ella. Jason la miró con pesar y le contestó “Un año…”. “¿¡Un año!?” exclamó ella. Entonces, pensando un poco más, prosiguió: “En realidad… ni siquiera esperaba volver a ver la luz del día” dijo.
Entonces, ella alzó la mirada a Jason con sorpresa, preguntó: “¿Llegaste hasta aquí para salvarme?”.
Jason sonrió y bajó por un momento la mirada, reflexionando en ello, luego la miró de nuevo y le contestó: “Sí”.
Ella se quedó en silencio, sin saber qué hacer. Sin embargo, no pudo evitar que, poco a poco, sus ojos se fueran llenando de lágrimas. Una a una, las lágrimas cubrieron toda su cara, y ella empezó a ceder completamente a ellas. Empezó a llorar profusamente.
Jason se acercó a ella y la abrazó. “No puedo creer que hayas hecho todo eso por mí… pudiste haber seguido con tus cosas… sin arriesgar tu vida…” dijo ella entre sollozos. “Así no hubiera sido feliz” le dijo él, sonriendo, “Además, fuiste tú la que me salvó la vida dos veces… no podía quedarme de brazos cruzados y ver cómo la tuya terminaba de esa manera” mencionó.
Érika observaba la situación impresionada, “No puedo creer que hayamos tenido la suerte de tener dos personas así en una situación como esa… la humanidad pudiera haber sido aniquilada… la lealtad que se tienen… tampoco es muy común”
Jason seguía mirando a la chica con alegría y ella, por su parte, poco a poco dejó de llorar y, secándose las lágrimas y volviendo al lugar donde estaba, se dio cuenta de que había alguien más ahí.
“Uhm… ¿Quién es esa linda muchacha? Parece muy joven para andar sola…” dijo ella. “Se llama Érika… también me ha salvado la vida, al parecer, no soy tan bueno peleando con seres de otra dimensión como creía…” mencionó él, riendo.
Ella, recobrando el ánimo y mirando a Érika, le dijo: “¡Oh por Dios!... En ese caso, también te estoy muy agradecida… no puedo creer que hayas sido tan valiente. No sé cómo podré pagártelo”. Érika, riendo y un poco apenada le dijo: “No, no… ¡no se preocupe!... aunque… una excusa por si acaso mi mamá se entera de que me escapé no estaría mal…”.
Ella rio con entusiasmo. Sin embargo, luego de eso empezó a reflexionar durante unos momentos con seriedad. “¿Crees que esa criatura vuelva de nuevo?” le preguntó a Jason.
“No creo… no creo que vuelva en mucho tiempo. Sin el apoyo del gobierno… ni algo que lo ancle al resto de la humanidad… y con todas las dificultades que se ha encontrado tratando de entrar aquí… creo que será suficiente para que no quiera regresar hasta dentro de muchos años” contestó él.
Ella, mirando al cielo, contestó: “Sí… es verdad”.
“Deberíamos irnos de aquí” Dijo Jason. “Sí… y… ¿en dónde estamos exactamente?” preguntó ella. “Ven, te explicaré en el camino” respondió él, con una gran sonrisa.
Todos, entonces, empezaron a caminar lejos de aquel museo. Jason llamó a la enfermera para que los buscara. La camioneta tardó menos de 20 minutos en llegar. Jason, además, llamó a la policía, reportando “Un hombre sospechoso merodeando el museo en construcción, que parecía estar destruyendo el establecimiento”, sabiendo que para cuando llegara la policía el hombre ya estaría despierto.
La primera parada que hicieron fue en la casa de Érika. Los tres se bajaron del auto y abrazaron fuertemente a Érika, dándole las gracias.
“No creo que los vuelva a ver… ¿O sí?” preguntó Érika. “¡Por supuesto que sí! ¿Cómo puedes decir eso en plena era de la comunicación? Me encantaría ver cómo progresas en el área de la meteorología, a ver cuántas cosas me enseñas” respondió Jason.
Érika rio y le dio las gracias. Le constó empezar a caminar hacia su casa, pero poco a poco lo hizo. Caminó hasta la entrada, abrió la puerta con cuidado y pasó. Antes de cerrar la puerta, los vio una vez más, despidiéndose. Entonces, finalmente, cerró la puerta.
Luego de aquello, ambos entraron de nuevo en el auto. La camioneta empezó a avanzar y ellos empezaron a hablar con tranquilidad.
El auto condujo por varias horas más. Ya caída la tarde, la camioneta se detuvo en una casa muy grande, y ambos salieron del auto.
Al salir, ella pudo ver las grandes ventanas de la casa encendidas y allí, cenando, se encontraban sus padres. Ella se detuvo en ese instante, con los ojos muy abiertos, y fijos en aquella escena.
“Esos son… ¿mis padres?” preguntó, mientras sus ojos se llenaban de agua. “¿Por qué no vamos y los saludamos?” respondió Jason con alegría.
Ambos empezaron a caminar, ella con un poco más de rapidez que él. Sin embargo, ella se detuvo frente a la puerta, se hallaba tan llena de emociones que no tocaba la puerta. Jason la miró con la mano frente a la puerta, inquiriendo si le parecía bien que él lo hiciera. Ella asintió.
Jason entonces tocó la puerta. Los señores escucharon y de inmediato se levantaron para ver quién era; el señor abrió la puerta y la señora se quedó un poco atrás.
Al abrirla y ver la cara de su hija, ambos, en shock, empezaron a llorar. Ambos se acercaron de inmediato y la abrazaron. Los tres empezaron a llorar.
Un largo rato pasó en el cual ellos permanecieron abrazados, tal como ella lo había descrito en su diario hace un año, un rato que pareció una eternidad.
Después de ello, se separaron y ella se puso a su lado, todos de frente a Jason, como una familia atendiendo un visitante. Jason, por su parte, al ver que ya estaba a punto de anochecer, les dijo: “Creo que ya es hora de que me retire”, con mucha amabilidad.
“Te estaremos eternamente agradecidos muchacho” dijo el señor, luego dirigió la mirada a su hija y le dijo con ternura: “Anda, ve y despídete; te esperamos”. Ella les agradeció y acompañó a Jason hasta cerca de la camioneta.
“Qué tarde tan hermosa…” dijo Jason. “Sí… bastante” dijo ella, “Nos volveremos a ver entonces… ¿Verdad?” preguntó. “Por supuesto” respondió él “Ten, ésta es una tarjeta con mi dirección, así Mary se pondrá muy contenta también” dijo, mientras le entregaba la tarjeta.
Ella la tomó y le agradeció. Hubo silencio en ese momento, pues ella miraba la tarjeta, pero en realidad se hallaba perdida en sus pensamientos.
Entonces, repentinamente, ella abrazó a Jason con mucha fuerza. “Yo también te estaré eternamente agradecida” le dijo. Esto tomó a Jason por sorpresa, y por su expresión se hacía bastante obvio que se había puesto muy nervioso. “No te preocupes, era lo que debería haber hecho” dijo.
“Te quiero mucho Jason” dijo ella. Él quedó paralizado en ese instante, sin saber qué hacer. “Ahora es tú cara la que se ha puesto roja” dijo ella, empezando a reír. Jason empezó a reírse con ella. Él la miró con ternura y le dijo “Yo también te quiero”.
Ella reaccionó de la misma forma que él, con completo nerviosismo; a pesar de todo, no esperaba que él le respondiera de la misma manera. “Jeje… parece que dos podemos jugar ese juego” dijo él, con una sonrisa maliciosa. Ella no pudo evitar reírse.
Ambos estuvieron en silencio después de eso, pues ninguno quería terminar de despedirse. “Nos veremos luego entonces” dijo ella. “Sí” contestó él.
Ambos se separaron y ella se alejó con lentitud. Se detuvo una vez más por unos segundos, guardando bien aquel momento en su memoria, pero luego continuó hasta llegar a la puerta de su casa, donde estaban sus padres. Ella llegó hasta ellos y giró su mirada hacia Jason una vez más.
Ella y sus padres movían sus manos despidiéndose. Jason hizo lo mismo.
“Hasta luego Jason” dijo ella. “Hasta luego” respondió él.
Imágenes cortesía de: www.pixabay.com
Buen relato si que si, gracias por compartir con nuestra comunidad.
Y gracias a esta comunidad por el interés, realmente es muy maravilloso =D Pronto publicaré otro, con un tono diferente xD
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