Durante mis primeros días de universidad, buscaba residencia en los alrededores del campus... Un proceso complicado, yendo de puerta en puerta, revisando páginas de internet y otros.

En una de esas, publiqué en mi facebook lo que buscaba y una chica con la que nunca había hablado, de esas personas que tienes en tus amigos de facebook pero que en realidad no son tus amigos, me escribió indicandome que ella conocía un lugar, que estaba por ir a verlo también pero era para dos personas, por lo que podiamos ir a verlo juntas... A lo cual accedí sin pensarlo dos veces, a fín de cuentas ¿Qué era lo peor que podía pasar?

Quedamos el viernes de esa semana en vernos en el lugar, al conocerla me cayó muy bien, era muy extrovertida y conversadora, yo no hablo mucho más que lo necesario, así que ella hizo todo para romper el hielo y entablar una jovial conversación.

Su nombre era Natalia, una chica de baja estatura, apróximadamente 1,55cm, tez blanca, cabello oscuro y largo hasta los hombros, su contextura era rellena, podía considerarse algo "gordita" pero con unos senos grandes bastante envidiables, era atractiva, aunque su personalidad era lo que más llamaba la atención, enseguida la sentí como una amiga.

Entramos al lugar, conocimos a la dueña de la residencia, conversamos con ella, nos habló de las reglas que habían, el canon de arrendamiento, entre otros aspectos; y la verdad, el lugar cumplía con todo lo necesario para ambas, por lo que aceptamos alquilarlo juntas y mudarnos a los pocos días.

Llegó el día de la mudanza, ambas nos instalamos, yo elegí la cama grande y ella el closet grande, lo cual era un buen trato para las dos, los primeros días consistieron en conocernos, conversar sobre nuestros gustos y por suerte, en cuanto a comida y gustos musicales teníamos muchas cosas en común, así que disfrutabamos cocinando juntas mientras cantábamos por todo el lugar.

Uno de esos días, luego de la universidad, salimos con un par de amigos míos, uno de ellos coqueteaba conmigo y al otro lo invité para que estuviera con ella y no se sintiera incómoda, tomámos un par de tragos, sin embargo, se hacía tarde y yo ya tenía sueño, estaba algo cansada y le dije a todos que me quería ir, los chicos nos llevaron hasta nuestra residencia, erán aproximadamente las 9:00 de la noche.

Yo estaba particularmente cansada luego de todo el día de clases, ella me preguntó si tenía hambre y se ofreció a hacer la cena mientras yo me recostaba en su cama unos minutos, porque estaba más ordenada que la mía, no se exactamente cuanto tiempo me quedé dormida, lo cierto es que desperté con ella hablandome al oído

—cariño, despierta. — Me dijo. Lo ví como un gesto insignificante, de mi nueva y amable amiga, así que me levanté medio dormida y me senté en la cama.

Mi compañera de cuarto tenía mi pijama en sus manos—¿Te ayudo?.— Me preguntó. Yo accedí con un encogimiento de hombros. —Bien, vamos a tu cama. — Dijo con voz serena. Con su ayuda me levanté, tenía la mente en blanco.

Natalia me sentó en la cama. —Te pondré la pijama. — dijo. Así que con suavidad me sacó los pantalones. Me pidió que levantara mis brazos y quitó mi blusa, para finalmente desabrochar mi brassier.

Toda mi somnoliencia se esfumó en el momento en el que pasó la yema de sus dedos por mis senos, bordeando mis pezones. Le retiré la mano desconcertada,—¿Qué haces? — Pregunté.

Ella respondió —Nada, nada... Perdóname no sé que me pasó, tu comida está en la cocina, si quieres ven... — Me puse la parte superior de la pijama y fuí a la cocina con mi compañera.

Mientras comíamos Natalia no dejaba de pedirme disculpas y jurarme que era heterosexual, mientras yo le decía que no pasaba nada, que no tenía importancia. Le dí un beso en la mejilla y seguímos comiendo.

De pronto, ella sonríe con picardía. —No se por qué, pero me siento atraída por ti.— Me dijo.

Yo me quedo mirandola, algo nerviosa. —Es primera vez que una mujer me dice eso, mi mejor amiga es lesbiana y siempre he pensado que no soy del tipo de mujer que atrae mujeres. — Respondí.

—Eres muy atractiva, en serio. — Me dijo mirandome fijamente. Yo solo la miraba, mientras ella seguía hablando —Sinceramente, si he estado antes con otras mujeres, pero también con hombres, no soy lesbiana, soy más bien bisexual. —

Yo estaba impactada, no porque me pareciera algo malo, solo que no me lo esperaba, no soy el tipo de persona que está acostumbrada a recibir halagos, menos de una mujer y menos de una forma tan directa.

Yo me levanté de la mesa, tomé mi plato y el de ella, mientras los lavaba, le comenté: —Yo no tengo problema con nada de eso, pero no creo que te pueda corresponder a ese deseo, jamás estuve con una mujer y ni siquiera lo había considerado antes.—

Natalia se levantó de la mesa y se puso detrás de mí, con sus manos rozó el contorno de mis piernas hasta llegar a mis glúteos y yo sentí como toda mi piel se erizaba.

—Déjate llevar, prometo que solo será esta vez. — Me dijo al oído.

Me volteé para detenerla de nuevo, pero mi compañera me tomó con ambas manos de la nuca y me besó, no sé por qué no la detuve, mis manos estaban libres, mi mente envíaba señales confusas, pero me estaba dejando besar y estaba correspondiendo a ese beso.

Debajo de mi pijama, mis pezones antes tocados por esta chica, se endurecían mientras sentía su cuerpo pegado a mí, en cuestión de segundos tenía sus manos debajo de la única prenda de ropa interior que yo llevaba puesta, cuando sus dedos llegaron al punto, ya yo no era dueña de mí, estaba en sus manos.

Fuimos a su cama, otra vez su cama, era la más pequeña y creo que eso lo hacía mejor, ella quitó la parte superior de mi pijama y esta vez no fue nada discreta, besó mis senos mientras su mano seguían acariciándome. Se quitó la ropa, sin dejar de besarme, me desnudó completamente, separó mis piernas y con su boca probó mi humedad, sin detenerse ni un instante, se dedicó a darme placer con sus labios y su lengua.

—¿Te gusta? — Me preguntó con una sonrisa.

Yo la miraba a los ojos, veía el placer en su rostro mientras me comía entera, sabía que hacer y como hacerlo, jamás me había sentido igual.

—No lo sé... — Respondí sin querer admitir que lo estaba disfrutando.
—Si no quieres, no sigo. — Me dijo, pero sin detenerse, haciéndolo con más intensidad.

Respondí con un gemido que no pude contener, movía su lengua de forma hábil, con sus dedos me hacía estremecer, entraba y salía de mí... apretaba mis pechos, yo no paraba de gemir, justo antes de hacerme llegar al orgasmo, se detuvo.

Natalia subió hasta mi boca nuevamente, me besó, yo mordí su cuello y la besé hasta llegar a sus senos, eran increibles, me invitaban a besarlos, a hundirme en ellos y eso hice. Besé su abdomen, besé sus piernas, era raro tocar un cuerpo femenino distinto al mío, pero al mismo tiempo era lo más excitante que jamás había hecho.

En un movimiento, ella se sentó sobre mi rostro, estaba implícito que era mi turno de darle placer y la verdad, quería hacerlo, quería seguir, quería hacerle sentir lo que ella a mí. Probé de ella, era delicioso, era nuevo para mí y disfruté cada sensación y reacción de su cuerpo encima del mío.

Por primera vez llegar al orgasmo en manos de alguien más y no las mías fue muy fácil, hizo que pareciera fácil, mis piernas temblaban, sentía toda la humedad entre ellas, estaba satisfecha, estaba desconcertada pero muy satisfecha.

Ví el reloj... Eran las 2:30 am, ella estaba tumbada a mi lado, me levanté, me dí una ducha rápida y volví a mi cama a dormir lo que quedaba de la noche.

Al despertar por la mañana, lo primero que ví fue su cuerpo, bailando en ropa interior por toda la cocina.

Continuará...

_{La imagen contiene un hipervínculo hacía su fuente, solo debes dar click sobre ella.}