A toda persona regular, cuando fuimos niños, nos dieron alguna vez una “pela” nuestros padres con la finalidad de grabar en nuestra memoria la dolorosa experiencia que nos aguarda si cometemos faltas que ameriten ese castigo. Pero debemos considerar que los niños TEA son un caso diferente a los niños regulares y es bueno que conozcamos a qué nos exponemos, no solo los niños con condición autista sino también quienes nos tendremos que hacer cargo de ellos hasta el final de nuestros días, cuando han llevado una vida de castigo físico.
Imagen del autor
Jamás olvidaré el día en que me encontraba esperando a mi hijo Alvaro en la sala de espera de una de las fundaciones a donde asistía, por la impresión de ver un caso, más que dramático, verdaderamente lamentable. Sentado yo en ese recinto veo entrar a un hombre, ya cuarentón, con condición TEA, y detrás de él una señora quien parecía ser la madre. Nos llamó la atención a los presentes ver a la señora con un ojo casi cerrado de la inflamación rodeado de un hematoma oscuro, poniendo en evidencia haber sido víctima de un duro golpe. Una señora que estaba sentada la llamó por su nombre y le preguntó qué le había sucedido y con mucha tristeza le contestó:
- Hay mija, este muchacho que está insoportable; algún día de estos me va a terminar matando – le contestó la agraviada con voz quebrantada – y su hermano no estaba allí para contenerlo.
Sucedió que este hombre especial le propinó un golpe a su propia madre, y quizás otros maltratos físicos de los cuales la señora no quiso dar cuenta, en un momento en que él se empeñó en querer hacer algo indebido, y la madre al tratar de impedírselo recibió un golpe que, no siendo la primera vez, podría no ser la última.
Las personas regulares, que somos la mayoría, al madurar llegamos a entender que aquellas ocasiones en que nos han dado una reprimenda han sido por causa de un mal comportamiento que debía ser corregido. En el momento no lo entendemos porque, siendo niños, lo que aprendemos es que si no obedecemos nos ganamos una ”pela”. El caso de las personas con condición TEA es que ellos nunca van a madurar, o sea que jamás van a entender porqué los golpeaban sino que quedarán de por vida con el aprendizaje de que “a golpes las personas hacen caso”.
Este hombre con condición TEA fue castigado a golpes durante toda su infancia, y ahora que está grande y con mayor fortaleza que su madre, intenta conseguir lo que quiere de la misma forma en que lo adoctrinaron, sin tener conciencia que mientras él se hace más fuerte su madre se hace más frágil y el daño que le pueda causar podría llegar a ser mortal.
Ejercer la autoridad con el uso de la violencia es algo que debemos evitar tanto en los niños regulares como en los especiales, el caso anterior pone en evidencia lo contraproducente que puede llegar a ser, tanto para el niño como para el adulto que inflige el castigo, ya que estamos creando a un ser antisocial que podría ser el mismo causante de nuestra muerte, cuando no tengamos las condiciones físicas para contenerlo.
Inteligencia por violencia física
Para corregir las malas costumbres y actos indebidos de los niños siempre el uso de la fuerza debe ser el último recurso, es por eso que el adoctrinamiento en nuestros hijos requiere lo mejor de nuestra inteligencia para salir airosos cuando mediamos con los niños, y más aún cuando son especiales, combinando cualidades cognitivas como lo son:
- Psicología.- es fundamental tener conocimiento especializado en los casos a tratar cuando se trata de niños especiales, de manera que los padres de niños TEA debemos convertirnos en investigadores del tema, asistiendo a conferencias, foros, leer documentación especializada y permanente asesoramiento del personal psicológico y terapéutico que asiste al niño.
- Conocer el caso particular.- el mejor recurso que disponemos los padres de los niños especiales es conocerlos lo suficiente para poder predestinar cuándo pueden caer en estados críticos, cómo evitarlos y cómo reaccionar ante éstos cuando acontecen. En la mayor parte de los casos con condición TEA es recomendable anticiparles a estos niños las actividades a realizar a corto plazo con el mayor detalle posible, de esta forma ellos no caerán en estados de estrés cuando se encuentren con situaciones inesperadas. También es importante conocer las circunstancias que crean ansiedad en nuestros hijos especiales, por ejemplo, en el caso de mi hijo, sé que cuando pasa mucho tiempo jugando con los videojuegos se torna violento, por lo que delimito el tiempo de jornada a media hora, colocándole la alarma del despertador e indicándole por anticipado que cuando ésta suene se termina el juego; si se enoja y pierde el control nos resulta beneficioso ponerlo a practicar ejercicios de respiración profunda para que se relaje, siempre me da buen resultado.
- Paciencia.- el dominio emocional que tengamos para tratar a los niños con condición TEA deberá ser inquebrantable en todo aquel que convive con ellos. Ningún especialista que prescinda de esta cualidad debería llevar a la práctica su profesión, por mucho conocimiento que tenga sobre el tema, ya que una gran paciencia, que no todo el mundo la tiene, es un elemento indispensable para mediar con los niños especiales. Cuando digo que no todos tienen suficiente paciencia para controlar una situación difícil no significa que no la podamos desarrollar, con entrenamiento y el uso de estrategias adecuadas podremos fortalecer el control de nosotros mismos para no colapsar emocionalmente. Recuerden que mantener la calma es el estado que necesitamos mantener para tomar buenas decisiones y evitar la violencia física que tanto mal nos hace a todos.