Vivencias de un padre con un hijo TEA – episodio 1: introducción y reseña histórica

in #spanish6 years ago

Más que una historia contada en series se trata de una odisea que se lleva toda una vida. Pocos son los casos en que a un hombre, bajo la investidura de padre que Dios le dio al ponerle un hijo bajo su tutela, crianza y protección, le ha tocado además hacer de madre y su más fiel amigo; y más excepcional aun cuando se trata de un hijo autista. Cuando digo hacer de madre es porque las circunstancias de la vida de este hombre lo obligaron a dejar su pareja y hacerse cargo de todas las labores domésticas que requiere un niño y, sobre todo,brindarle de corazón un amor duplicado: el amor de madre y padre fusionados en uno solo. También me refiero a ser su más fiel amigo porque quienes conocen a los niños TEA saben que su condición les impide tener muchos amigos y a los pocos que se encuentra en el camino no les despierta el interés de rendirles la fidelidad que un padre, que ama a su hijo por encima de todo, es capaz de darle. En adelante les escribiré en primera persona porque ese hombre de quien hablo, protagonista de esta odisea, soy yo.
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Esta serie de artículos vivenciales no es una bitácora de publicación semanal, ya que el aspecto ontológico de su contenido es lo más importante que intentaré plasmar en estas líneas con el fin de ser útil para cualquier profesional en las áreas del tratamiento de personas con condición TEA y sobre todo para los padres, madres y demás allegados que tienen que dedicar los momentos más importantes de su vida para el cuidado de estos seres especiales.

Reseña histórica

Alvaro fue diagnosticado con condición TEA a la edad de tres años en su escuela de educación inicial, por lo que debo darle gracias a Dios que en ese período escolar le haya tocado una maestra bien formada y con buen sentido de observación, considerando que en mi país, Venezuela, existe un déficit pronunciado de personal docente en educación regular capacitado para atender los casos de niños especiales. El diagnóstico reportó:
a) Dificultad cognitiva.- se negaba a realizar las actividades asignadas por la maestra como muestra de un déficit en la comprensión de los contenidos programáticos aplicados en su colegio.
b) Dificultad lingüística.- a su edad no pronunciaba palabras claras, balbuceaba y se valía del lenguaje corporal, como señalar los objetos que quería, para poder comunicarse.
c) Dificultad para socializar.- rechazaba con comportamiento violento a la maestra y a sus compañeros de sala cuando éstos intentaban interactuar con él, en respuesta a su dificultad cognitiva al no poder entenderlos.
Lo más importante que los padres debemos hacer en el momento en que es notificado sobre la sospecha de tener nuestros niños la condición TEA, desde la dirección del centro de educación inicial donde se encuentra, es mantener nuestra mente abierta ante tal posibilidad, y no cerrarse en pensar que es imposible que nuestro hijo pudiese padecer esta condición. Tal bloqueo podría evitar que se tomen a tiempo medidas de acción para comenzar a tratar a nuestros chicos con los respectivos tratamientos psicológicos y terapéuticos que se requieren para el mejoramiento en su calidad de vida, ya que el autismo es una condición que llevará hasta el fin de sus días, pero sí podemos mejorar la eficiencia de su integración en la sociedad y el desarrollo de sus capacidades innatas mientras más temprano sea atendido.
Las primeras medidas a tomar es el despistaje de otras causas posibles que pudieran estar afectando a nuestros hijos, como alguna dificultad auditiva, visual, foniátrica o neuronal, y el especialista más indicado para comprobarlo es el neurólogo. Después que se haya determinado que el niño tiene condición TEA hay que ponerlo, lo antes posible, en manos de alguna institución que se encargue de reducir sus deficiencias y aumentar sus talentos naturales, que en muchos casos llegan a ser asombrosos, pero la meta más importante es su integración al mundo.
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Al poco tiempo de obtener el diagnóstico definitivo de tener condición TEA, Alvaro fue introducido en un programa de atención en una institución para personas autistas y los resultados han sido alentadores: a la edad de cinco años salió del centro de educación inicial con su problema de sociabilización totalmente superado, con un lenguaje comprensible aunque con ciertas deficiencias de pronunciamiento y ecolalia, además de ciertas trabas a nivel cognitivo; pero que le permitieron ingresar a la educación básica en un colegio para niños especiales, en el que permaneció solo dos años. Luego pasó al régimen de educación regular repitiendo el segundo grado para estar a la par con sus compañeros en cuanto a su madurez psicológica.
El cambio de su educación especial a la regular no afectó negativamente a Alvaro, como tampoco fue traumático su cambio de comportamiento al separarme de su madre, transición que asumió con mucha madurez a sus siete años de edad. Hoy en día, con casi diez años de edad, mi hijo pasó a vivir bajo mi cuidado en mi casa materna. En ésta convivimos con mis dos tíos, ambos con más de setenta años, y a partir del mediodía hasta la tarde comparte con Jesús, un nieto de uno de mis tíos, de nueve años de edad, con quien se la lleva de maravilla.
En las siguientes semanas les estaré entregando nuevos informes de actualidad con sus respectivos contenidos temáticos, siempre pensando en la ayuda que les pueda aportar a nuestra comunidad de padres, estudiantes, profesionales y todos los interesados en esta área.

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Me ha tocado darle clases a niños autistas. Para mi, son niños con las mismas capacidades que los demás solo que, la manera de enseñarles, su proceso de aprendizaje es diferente. Pero son muy inteligentes. :)

Hola @melaprod, muy certero tu comentario, tanto que el artículo que hoy estoy publicando se trata precisamente de sus capacidades y acerca de la incidencia de la educación regular en los casos de niños TEA. Espero que lo puedas leer y me puedas dar tu opinión al respecto. Gracias por tu atención.