Esta es una reflexion que me gustaria, muchos pudieran leer y asi me ayudaran a promover el descontento acerca de la discrminación racial.
Dios nos hizo a su imagen y semejanza, es decir, todos para DIOS somos iguales sin distinción de color, genero, ubicación geográfica.
Todas tenemos cosas que ofrecer y cualidades que rescatar, tenemos errores y defectos pero para nada es un defecto; ser de un color u otro; ser blanco o negrito, tener el cabello liso o enrollado, altos o bajitos, tener muchos recursos o no tener tanto.
Las personas más juzgadas y criticadas, suelen ser en su mayoría, los mejores ejemplos de aprendizaje y crecimiento. Todos alguna vez hemos sufrido algún tipo de agravio pero esto en vez de hacer tristes y débiles, nos hace fuertes y grandes.
Existen muchas personas que por ocio, por hacer un poco de maldad quizás por juegos o por entretenerse, hieren a otras personas pero realmente lo que hacen es exponer sus propias deficiencias mentales y sus propias debilidades y mas oscuros temores.
No odio a este tipo de personas, por el contrario, aún con sus ofensas y ataques, debemos de amarles, ya que la única fuerza poderosa mas que un golpe y una puñalada, es el amor.
De esta forma les enseñamos que más que una herida ocasionada al exterior debemos sanar esa que desde el interior intenta herir a los demás aprovechando las maldades más preponderantes del mundo y así le restamos fuerzas a los ataques fallidos contra personas excelentes como los de foto de arriba.