Una historia de intimidad y deseo – Parte 1

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Cualquier cosa puede suceder en esos instantes donde la mente imagina el deseo como un privilegio encantador. Esta historia puede representar para muchas personas, aquellos sentimientos y pasiones, que son de cierta manera pasajeros, pero igualmente muy significativos para la vida. Como seres humanos, somos vulnerables a la atracción universal de cualquier belleza, comencemos. 

El protagonista de esta historia es Juan David, un muchacho joven de 23 años, servicial y muy estudioso, ya que cursaba octavo semestre de ingeniería de sistemas en la universidad. Juan David, por su corta edad era muy adicto a los videojuegos y como todo sábado por la mañana se levantaba tarde, descansaba y jugaba como método de distracción de sus estudios. Juan David vivía en un apartamento con sus padres, quienes eran muy consentidores de su hijo. Juan David aprovechó el momento de que sus padres estaban fuera de su casa, realizando algunas compras en un centro comercial, por lo que decidió jugar videojuegos muy temprano. 

 Al frente del apartamento de Juan David, vivía una hermosa mujer de 32 años, llamada Vanesa, de profesión administradora de empresas, separada de su esposo hace dos años, por muchos inconvenientes que llevaron el deterioro de la relación. Normalmente Vanesa los sábados en la mañana se levantaba a arreglar su apartamento, toda la semana trabajaba y el sábado lo dedicaba a organizar todo el desorden donde vivía. Vanesa revisaba su computadora personal, su correo electrónico y sus tareas pendientes por desarrollar, pero ese día, su computadora inesperadamente no encendía. Vanesa no sabía nada sobre computadoras, había hecho un curso de sistemas, pero nunca había aprendido a resolver problemas de encendido. 

Sin embargo, Vanesa recordó que al frente vivía Juan David, un chico muy listo, que probablemente la ayudaría. Debido a la rapidez y la urgencia de sus actividades pendientes salió rápidamente a llamarlo frente a su puerta, timbró y Juan David abrió. El encuentro inesperado fue perturbador, los dos estaban de frente y aparentemente pijama, los dos sonrieron y se saludaron.  Vanesa siempre acostumbraba a despertar desnuda y colocarse su bata favorita, una bata blanca que rozaba su cuerpo de una manera tan sutil, que resaltaba espectacularmente su belleza. Por su parte Juan David, tenía solo una pantaloneta o short corto, ya que él era muy despreocupado cuando estaba en casa. El casual encuentro fue todo un momento incómodo pero a la vez seductor, Vanesa con su porte y elegancia de mujer le producía a Juan David mucho nerviosismo, él lo disimulaba un poco pero era muy notorio. 

Mientras Vanesa le comentaba la situación del problema en su computadora personal, Juan David como todo hombre no se podía resistir a su belleza, miraba fijamente los ojos de Vanesa, hermosos ojos negros y encantadores. Juan David desvío su mirada a los labios, tan densos y suaves que solo pensaba en poder sentir un toque dulce y hermoso, lo que acomplejaba aún más su mente. Juan David paso aún más allá, cuando Vanesa descuidaba su mirada, él miraba el increíble escote que tenía su bata, no podía evitar ver aquello que resaltaba tras aquella hermosa figura de mujer, Vanesa sin brasier, dejaba al descubierto parte de su intimidad frente a Juan David.  

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Juan David contemplaba su hermosa piel, que recaía en aquellos senos tan seductores, cubiertos bajo tela, tan naturales y deseables de sentir. Juan David sentía una codicia en sus propios labios que no resistía, al momento, Vanesa se percató de aquellas sensaciones de Juan David de forma instantánea, fue como una sensación muy obvia de que el ambiente se ponía muy electrizante. Vanesa sabía lo que ocurría y simplemente continuó comentando su urgencia. Juan David asentía con su cabeza de que entendía su situación, pero sus emociones eran incontrolables. Vanesa con su voz muy sensual le pidió el favor de que viniera a su apartamento para que le ayudará con su problema, Juan David aceptó y los dos entraron al apartamento.