En un amplio campo aislado, visitado tan sólo por la brisa pasajera, había un deprimente contraste terrenal causado por la similitud del color de la tierra con el de la larga hierba amarillenta que, sumada al imponente brillo del sol, lucía como el cobre opaco. Estos detalles provocaban en mí una sensación de soledad inmensa… resaltaba tan sólo una particularidad impresionante: un lejano, pero colosal laberinto creado por arbustos completamente verdes, que medían aproximadamente tres metros de altura, con un grosor inmenso añadido. Me pregunté cómo era posible que, entre tal resplandor metálico, existiera ese extraño orden natural de cualidades adversas. ¿Acaso vivían estos enemigos pacíficamente, cuando parecía un evidente ambiente en discordia? Se alzaba mi sensación de incertidumbre sobre el magnífico conflicto posible.
Hahaha