Mírate en dónde estás, en un pequeño espacio dentro de un punto personal en el interior de tu hogar, erigiendo un altar con un monitor y un teclado en el medio, mientras a los costados hay restos de cigarrillos fumados desde tiempos insospechados, y otros nuevos; bolsas de frituras, mugre, suciedad, todo bajo una iluminación pésima y el olor de una profunda soledad, mientras miras a ese monitor como si fuera una especie de cuadro, y al igual que un cuadro, su marco bordea a la realidad: la fantasía es tu trabajo pues eres un escritor. Y como escritor debes de producir como una hormiga reina produce y produce más y más hormigas, así tú con tus escritos para poder subsistir porque es rarísimo encontrar a un escritor bien pagado. Bueno, salvo que produzca chucherías de autoayuda y emotional coaching destinadas específicamente a personas tan flojas que jamás se han leído un puto libro en sus vidas, y que cuando tienen a estas parafernalias en forma del mismo, son iguales que el infante que dejó en la noche un diente de leche bajo la almohada y que a la maña siguiente encontró algunos billetes.
Pero ni siquiera toda la basura tiene éxito, pues los mapaches que la eligen han logrado evolucionar sus métodos y refinar su mal gusto.
Te preguntas entonces si algo de lo que escribes vale la pena. Desde pequeño te han dicho que esa idea artística tuya de escribir, o de dibujar, o de actuar, o bailar o lo que sea es pura estulticia; que mejor te dedicas a las matemáticas y a la lógica del sistema, o si no aprendes a atender órdenes en un Mc Donals o en una pequeña tienda que apenas obtiene ingresos para sobrevivir. Estas últimas posibilidades están sorteadas dependiendo de la situación económica de tu país, y es cierto que cuando creces ves que el mundo de los artistas está lleno de corrupción, y que el titulo de "artista" se compra. Sin embargo, no dejas de producir porque insistes en soñar, y todavía más importante: porque te da placer lúdico a sabiendas que en tu país y en todos los países en que se habla tu lengua castellana muchísimos géneros de ficción son bien maltratados y vilipendiados cuando lo comparas a cómo son tratados en el mundo anglosajón.
Escribir precisa de haber leído muchísimo, y quien ha leído muchísimo, conocerá tal vez que la lectura es un método sobrevalorado para culturizarse; ya sea desde el patán insoportable que comparte cada vez que se va a leer un libro nuevo apenas acabado el que ya tenía entre manos, dando el mismo asco que una persona que padece de gula y que te habla con su boca llena, para al final compartir una lista de todos los libros que se ha leído durante todo el año. Unos 100 libros. ¿Y a quién le importa? Leer demasiado no te hará mejor persona, sólo dejará mas voces en tu cabeza y ganas de hacerlas hablar para todos los demás.
Hay lectores con gustos musicales y estéticos terribles, y eso es algo que escribo previa reflexión del ejemplo ya mostrado. Hasta aquella persona que sólo cita y cita frases de libros que no se ha leído y que sólo los saca de contexto. Como aquellos que condenan a «Lolita» de incitar a la pedofilia. ¿Se han leído alguna vez el libro? Una persona que lee y que sólo hace juicios morales de lo leído no es diferente de aquel que lee La Biblia para hallar un alivio a un mal inmediato. Una pequeña novela no va a convertir a las perdonas en representaciones de carne y hueso de aquello que está dentro de sus páginas, mas puede servir como excusa.
Está muy mal escribir pensando en la moral de otros y cuidándola. Oscar Wilde decía que el artista es el creador de cosas bellas, y precisamente la belleza radica en enseñar incluso a las cosas más horribles como lo que son: posibilidades y hechos. Como la imagen mental de una taza de té: a la misma jamás le cabrá la misma cantidad de té que a la tetera, así mismo son lo que las palabras expresan, la moral de todo el mundo no cabe en ellas. Si fuera así, la palabra "Dios" designaría siempre a Dios, no a la idea que tengas de Él.
El escritor muestra ya sea el mundo de la mafia cuando se Escribió El Padrino, o a los cadáveres como cosas hermosas que es algo que se heredaría directamente de la prosa de Tolkien, el escritor de "El señor de los anillos".
No obstante, uno tampoco está destinado a escribir grandes obras. A veces porque te resignas debido a que te han convencido de que eres malo en tu arte, otras porque uno mismo no pone de su parte y no acepta cuando lo que se escribió es malísimo y merece ser reescrito. Como cuando escribes muchísimas cosas para tu blog todo el mes, algunas de esas cosas cuando las vuelves a leer te dan un asco tan grande que te dan ganas de arrancarte las tripas con el destornillador con el cual te sacas la mugre de las uñas producto del teclado que no limpias; otras veces te asombras de las cosas que has escrito y piensas: «¿de verdad ha salido eso de mí?». Y eso es precisamente la prueba que necesitas para saber que no eres un mierda, o directamente para que nadie te haga pensar que lo eres. Recuerda que lo primero que van a atacar las personas es a lo que amas, y si amas escribir o pintar dirán que eres mal escritor o un pintor que sólo da lástima, y que independientemente de lo que fuere te vas a morir de hambre. Pero mientras puedas probarte a ti mismo que tienes capacidades, los ataques personales no siempre cobrarán efectos.
Escribirás desde ese templo que te has creado cosas para agradarle a los demás y llegar al mayor público posible. Siempre debemos tener en cuenta de que hay que sobrevivir de alguna manera, y que las disertaciones filosóficas y análisis de obras cinematografícas, literarias o de temas sociales no dan ni para pagarte la caja de cigarrillos que te fumaste mientras lo escribías, o para comprar la hamburguesa con la cual desearías que se te taparan las arterias para despegarte de esta vida la cual te resulta un baile caótico de personas en las calles. Pero no, es más que eso. La gente forman gota a gota a un río caudaloso en donde al mismo tiempo tú eres parte. El arrastre de la corriente es imposible de evitar pero no imposibilita al hecho de que aunque estés en un río siempre habrás sido una gota de agua. Asimismo como escritor sabrás que la primera página en blanco es siempre la más difícil de llenar.
Siempre un placer séfiro,
nunca dejes tu templo.