Culto A La Personalidad (Parte III)

in #spanish4 years ago

Es preciso para mí, nombrar una famosa frase del filósofo idealista Georg W.F. Hegel, que una vez leí, y desde entonces, podría decir que no se ha escapado de mi cabeza, la cual cita: El primer paso a toda gran obra, es ser totalmente ajeno a la opinión externa.

Podríamos acudir a ésta como a un mantra en tiempos en los que precisamente, la opinión externa, es la que dicta nuestros principales patrones de comportamiento, así como, si se tratase de una enfermedad en su fase paroxística, se expande lenta y silenciosamente por nuestro pensamiento, condiciona nuestra percepción del entorno: de cómo nos desenvolvemos socialmente, y de cómo nos vemos a nosotros mismos en constante introspección.

¿Has pensado tal vez qué serías como persona, si por un día, en tus condiciones sociales habituales, pensaras más por ti mismo, que por los demás? Y aclaro, no pretendo con esto evocar un pensamiento de rebelión, ni la típica frase que ahora me suena tan estridente y que es a su vez el eslogan de los jóvenes (y no tan jóvenes; o al menos no biológicamente): “Yo hago lo que me da la gana, y no me importan los demás”, no. Me refiero precisamente a pensar “inteligentemente hablando”; es decir, más objetivamente, la manera en la que canalizamos nuestras ideas desde que nacen como una chispa impulsiva y natural en nuestro cerebro, como una reacción consecuente a un primer acto causal, hasta que las materializamos como una acción propiamente dicha en cualquier situación en la que nos encontremos.

Tan sencillo como imaginar decir un NO rotundo, cuando por “decencia”, o por “caridad”, decimos un SÍ que es más una resolución empujada al beneficio del otro. O sencillamente decir un SÍ al asumir un riesgo el cual probablemente la educación generacional que has recibido de tu entorno familiar, te hubiese llevado casi por instinto a decir NO.

¿No sería éste el medicamento perfecto para muchos “males morales”?, ¿no es la verdad, una de los remedios que, aunque a veces son peores que la enfermedad, siempre tienen una resolución liberadora?

¿No sería ésta la desintoxicación a uno de los más grandes venenos que contaminan nuestra contemporaneidad?


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