¡Enamorarse es fácil y bonito, lo difícil es desenamorarse!

¡Saludos amigos! A cuántos de nosotros nos ha tocado alguna vez pasar por un desencanto amoroso, yo diría que casi todos. Antes de casarnos, normalmente tenemos varias relaciones y en ocaciónes son dolorosas las rupturas.

Cuando conocemos a alguien y nos enamoramos, siempre idealizamos a esa persona como si fuera muy especial, le vemos cualidades y encantos qué a veces no tiene, y qué no vemos en los demás, y pensamos qué esa es la persona qué hemos estado esperando. La subimos a un pedestal tan alto que cuando estamos a su lado el mundo parece color de rosa, todo lo ordinario nos parece extraordinario y las simplicidades de la vida nos parecen atractivas y mágicas cuando estamos junto a esa persona.

Pasar por esa etapa de enamoramiento es una de las cosas más bonitas qué podemos sentir en la vida. Sin importar a qué edad sea, en la adolescencia, en la juventud o en la vejez, en cada etapa de la vida enamorarse es algo muy especial qué nunca quisiéramos qué pasara ese encanto. El problema viene es cuando por desgracia sufrimos un desengaño, una ruptura de la relación y nos toca entonces vivir otra etapa, la del desenamoramiento.

Esa es la etapa más difícil, sacarse ese sentimiento de amor por el otro del cerebro, de la mente, del cuerpo; resulta muy doloroso. La costumbre, el apego, la dependencia, el amor y la pasión juegan un papel importante a la hora de sentirse despechado por alguien. Se siente qué el mundo se derrumbó, qué no valemos nada, qué nadie podrá amarnos, qué como parejas somos incapaces de mantener una relación duradera con alguien. En algunos casos nos echamos a nosotros mismos la culpa de todo cuando en realidad no la tenemos.

El despecho es una etapa tan dolorosa y hay quienes optan por el suicidio lamentablemente, hay qué ser fuertes y no caer en una situación tan extrema como esta. Lo ideal es alejarse de esa persona, no verla, ni escribirle, ni llamarla, no tener contacto físico ni visual, porque al tener contacto el cuerpo produce oxitocina que es la hormona del afecto, y lo que sucede es que en vez de olvidarlo vas a sentir el deseo de volver a estar junto a esa persona, a caer nuevamente en su red. Es mejor dejar tierra de por medio si es necesario, para evitar tener un posible contacto.

Hay que asimilar el hecho de tener qué vivir lejos de esa persona. El amor que sientes por ella es algo así como una droga altamente adictiva, vas a querer a cada momento estar a su lado, volver a compartir como antes, por eso es conveniente asimilar qué ya no están juntos, que cada uno vive por su lado, que hacen su vida por separado. Intenta cuanto puedas ser independiente en todo lo que tenga qué ver con esa persona, de manera qué no sientas qué es indispensable en tu vida, eso te ayudará a aceptar el hecho de qué ya todo acabó.

Uno de los graves errores que se comete cuando se comienza una relación amorosa, es alejarse del entorno familiar y de amistades y pretender qué el mundo gira solo en torno a esa persona, porque al terminar la relación habrás alejado de ti a quienes te aprecian con amor sincero. Si lo has hecho o no, de todas maneras busca a esas personas, comienza a compartir con ellos, dedícales tiempo en hablar, salir de paseo, a divertirte, a escapar aun más del mundo que te tenía atado a esa otra persona que quieres y necesitas olvidar.

No te desanimes, piensa qué en algún momento conocerás a alguien qué si merezca tu amor y lo valore, que el mundo no tiene porque detenerse simplemente porque fracasó tu relación amorosa. El mundo sigue, la vida continua, no es fácil efectivamente olvidar cuando se quiere, pero tampoco imposible. Reconstruye tu amor propio primeramente y perdona antes de comenzar una nueva relación, sana tus heridas, y ten fe y confianza de qué alguien que si se merece tu amor está esperando por ti.