Hoy quiero contar mi experiencia de ello y lo difícil que se me está haciendo decir esta palabra, aunque más que decirla es cumplirla. Me he involucrado en una relación en la que solo se basa en el costo hundido de los años de amistad, no hay conexión, ni empatía, ni siquiera esa pequeña emoción a la hora de vernos imagínense hablar por teléfono es realmente una tortura.
Me he caracterizado por ser una persona poco apegada a los demás, terminar una relación por más hermosa y perfecta que fuera, si no cumplía con mis expectativas o no resultaba siendo lo que buscaba, decir adiós no representaba costo alguno; con ello me refiero a relaciones de trabajo, amistades de años, he inclusive amorosas, pero esta vez todo ha sido tan difícil y el problema de ello ha sido la idealización de algo.
Llegue al punto donde no veía a nadie más, ni me interesaba conocer gente porque estaba satisfecha con las pocas amistades que tenía, pero estas amistades se han estado yendo y por factores exógenos, mi país está presentando un éxodo masivo de personas, donde cada vez somos más los que nos sentimos extranjeros en nuestra propia tierra, la soledad que esto conlleva es indescriptible, tiendes a apreciar más a las personas, a valorar los recuerdos y las amistades de aquel momento, a replantearte que a veces doblegar es la mejor opción.
Y es que todos tenemos condiciones, pero no puedes hacer que solo se cumplan las tuyas sin importante la de los demás, y todo ello lo aprendí cuando sentía que perdía la amistad más importante para mí. Aunado a esto, estaba en un punto donde me encontraba prácticamente sola, pero al mismo tiempo satisfecha con las personas que había conocido, así que decidí ceder ¿Qué tenía que perder? sin embargo, cedi más de lo que debía, aceptando condiciones de alguien el cual irrespeto las mías.
Y aquí es donde entra mi punto, ¿Cuándo reconocer el momento oportuno para decir adiós y no caer en el peso del costo hundido? Pero sobre todo ¿Debemos decir adiós o seguir intentando? Cada vez que me encuentro en esta disyuntiva solo he logrado tomar decisiones sesgadas, adelantandome a hechos que todavía no han pasado, tomando acciones que direccionaran totalmente mi futuro por emociones momentáneas.
De ello aprendí que no importa que tan grande sea el dolor, solo te afectara en el corto plazo a ti y a las personas involucradas, tampoco te dejes llevar por el grado, ni la magnitud de tus actos, recuerda que siempre puede ser peor. Es por ello que desde el primer momento en el que tu bienestar emocional se vea afectado, pero sobre todo cuando este agotamiento sobrepase el beneficio que esto conlleva, es hora de decir adiós, antes de que la satisfacción se convierta en pérdidas.
Buen post @saboracanela reflexiva tu publicación, solo debo agregar que hay algo que se llama dignidad y esta habla nos habla cuando nos quedamos en silencio en ocasiones hacemos que no la escuchamos, pero siempre lo hacemos, cuando tú dignidad diga hasta aquí, es hasta allí ese es el momento de decir adios, mucho éxito
Ahi tienes toda la razon y fue el punto que me falto tocar.