YO SOY EL HIJO

in #spanish7 years ago

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Fecha: 04 de junio del 2015.
Capítulo 3: Dinero e información.

Ya con un plan trazado, empecé con el punto número uno; Tener dinero e información.

Con la madrugada encima, era la perfecta hora de encontrar a los asaltantes que abusan de los transeúntes o personas que quieren llegar a su casa a descansar después de una ardua jornada laboral. Estos delincuentes siempre son buenos informantes, los delincuentes llevan a cabo este acto solo por su necesidad más grande “El Vicio”, la droga ahora los controla, ya no son amigos, ni familiares, ni personas, solo son adictos y ya.

No tarde mucho en encontrar a uno de ellos, estaba atracando a un hombre que acaba de comprar medicamento y pañales en la farmacia; me acerque y le pedí que dejara al hombre irse, que él no tenía ninguna culpa, el asaltante volteo y me amenazo con su cuchillo, pero acto seguido, ya lo había apuntado con mi arma y estábamos a una distancia de aproximadamente dos metros de distancia, esto, por en caso de que manoteara, siempre es más efectiva un arma blanca a corta distancia.

Levanto las manos el asaltante y le grite al hombre diciéndole, que se fuera, que lo esperaban en casa. Al asaltante le pedí que bajara el cuchillo y me lo aventara con el pie, despacio, aun con sus nervios el asaltante lo hizo y me entrego el cuchillo, le pedí que se pusiera de espaldas e hincado con los dedos cruzados de las manos sobre la nuca, al más puro estilo policíaco; él lo realizo ya con conocimiento de estos movimientos, como si ya fueran toda una rutina para él, al acercarme, guarde el arma de fuego y tome el cuchillo con mi mano izquierda, lo patie fuertemente en la espalda y el cayo derecho al suelo golpeándose la cara y empezó a gritar y pedir ayuda, inmediatamente le puse la rodilla en la garganta para que se callara, nuevamente le dije que pusiera sus manos en la nuca, sino quería otro putazo más, esta vez, con mi mano derecha le apreté los dedos e inmovilice los mismos para que no pudiera maniatar. Ya con su silencio le pregunte, que yo necesitaba comprar perico, que donde lo podría comprar, él se rio y me dijo, “compa solo me hubiera preguntado, no era necesaria tanta violencia”, acto seguido lo golpee a la altura de los riñones con el mango del cuchillo y él se retorció del dolor, nuevamente le pregunte: “donde y con quien puedo comprar perico, ando urgido”, no me hagas preguntarte otra vez.

En esta ocasión me dijo que fuera con el “Muñeco”, que vive en calle solares, en la segunda casa de lado derecho, que era una casa de color azul, y que esta a lado de la tortillería “El Sol”, que el gramo está a $250, que era de la buena, que ya lo dejara ir.

  • Solo una cosa más le dije ¿cómo te dicen y cómo te llamas?; Como tardo en contestar le di dos golpes más, uno en la misma zona de los riñones y mientras gritaba le di otro en la nuca con el mismo mango del cuchillo para que dejara de gritar, con la rodilla le seguía presionando el cuello, su cabeza ya estaba toda roja, por los golpes y la presión de la rodilla, dejo de gritar y me dijo que era el “Ardilla” y se llamaba Juan Padilla. Le agradecí su cooperación y corte su garganta con su propio cuchillo.

(Qué raro se siente saber que cometes un delito, alguien grita por ayuda y nadie contesta, nadie ve, nadie escucha, eso da un aire de grandeza y me demuestra la cobardía de la sociedad, ante su indiferencia por los demás).

Ya camino a la calle solares, la cual me quedaba a unas cinco cuadras de distancia, hice una parada obligatoria en aun cerve-centro, donde compre una botella de tequila barato, me vacíe un poco en la ropa y le di dos tragos. Ya por fin al llegar a la calle en cuestión note a unos viciosos en la acera de enfrente fumando mariguana y escuchando música, uno de ellos sin temor alguno, mostrando una pistola fajada a la cintura, lo cual me ayudo a confirmar que era cierto lo del lugar, estaba llegando a un picadero, puesto que estos viciosos que estaban afuera, fumando, no son más que unos halcones que informan de los movimientos que ahí en las cercanías a sus jefes.

La casa en cuestión, sin ninguna diferencia a las demás, salvo el color, con maleza en lo que pareciera un espacio para un auto, una simple puerta y ventanas con protectores, al más puro estilo de una casa de interés social. Toque la puerta y al segundo llamado, abrió la puerta un hombre corpulento, con la cabeza rapada, sin playera o camisa que cubriera su dorso, lo cual hacia visibles sus tatuajes, algunos tribaleros, otros eran de imágenes religiosas, solo llevaba un short y unos tenis. Le mencione que me mandaba el Ardilla, porque quería comprar un pericazo; esté hombre me dijo: no eso no es cierto, mentira aquí no vendemos esas chingaderas, mejor vete de aquí o te rompo tu madre; Nuevamente le insistí que me vendiera unos tres gramitos que ya andaba urgido, que conocía al Ardilla, que incluso yo sabía que se llama Juan Padilla. Este hombre corpulento me dijo: que te largues carbón o va a valer madre; entonces se escuchó una voz desde el fondo diciendo “Deja de chingar Tambo, el vato conoce al ardilla, de seguro es otro pinche drogo”, a lo que el Tambo contesto: nel no lo conozco a este, quien sabe quién chingados sea, para mí que es de los contras, y el hombre del fondo contesto: "entonces es sencillo, si es contra lo matamos y listo".

Continuara.