Finalmente, hermanos, otro aspecto del Misterio de la Encarnación es lo referente a la veneración a María y el hecho, necesario para el Plan de Salvación, de que de por fuerza tiene que ser inmaculada, libre de pecado, no sujeta a la esclavitud del pecado para la ejecución del Plan de Dios, dentro de los parámetros o requisitos de la promesa del proto-evangelio, Gen 3,15 y siguientes.
María es separada por Dios y en atención a la misión y el Misterio de Cristo, preservada del pecado, es decir está en la misma condición que Eva en cuanto a su libertad, por lo tanto en posición de decir SÍ libremente, aún a riesgo de perder su vida por lapidación. Tomemos en cuenta también, que Jesús es verdaderamente humano y que tomó su humanidad de María. Que el cuerpo humano de Jesús es material y que ningún ente a partir de algo material puede ser puro si no es tomado de un material puro, pues de lo contrario contendrá al menos trazas de impurezas (pecado) por lo cual no sería libre y no llenaría los requisitos para redimirnos sin entrar en contradicción con la naturaleza de Dios!
Atención a este punto hermanos, la idea operativa que sirve de fondo, la parte del sub-drama de la redención dentro del drama de la salvación, es que el desarrollo de la redención consiste en hacer recto lo que se torció por la desobediencia inicial de Adán y Eva, a guisa de una forma de ‘reverse engineering’. Por lo tanto es requisito forzado que en este Plan de Salvación, aparezca un hombre y una mujer, en “la plenitud” de los tiempos que, primero; estén en la misma condición de libertad de Adán y Eva antes de la caída, es decir libres de pecado, segundo que sean humanos, pues la deuda fue incurrida por un humano.
Un requisito adicional es que el que nos va a redimir (a pagar la deuda infinita incurrida por la desobediencia de Adán) tiene que ser infinito para poder pagar la deuda de manera propiciatoria, es decir en su totalidad, pues no es posible pagar una deuda infinita con algo finito, si fuera solamente humano. Con esta aparente imposibilidad de ser humano y como humano finito, no suficiente para pagar una deuda infinita, el maloso pensó que había dado un jaque mate a Dios. Por eso, de por fuerza para el despliegue del Plan de Dios, Jesús tiene que ser verdadero Dios (infinito) y verdadero hombre (humano). Para como humano pagar la deuda incurrida por un humano y como Dios, ser infinito para que su sacrificio sea propiciatorio (que cubre completamente la deuda, suficiente para pagar la deuda infinita).
Hermanos riolindenses, siguiendo con el despliegue del Plan de Salvación, llegamos a la ‘Anunciación’, el momento en que Dios toca a la ‘Puerta del Cielo a la tierra’, para solicitar el consentimiento de la criatura que preservó libre, para así llevar a cabo el siguiente paso del Plan de Salvación, la Encarnación.
Entonces, el Ángel Gabriel- todos sabemos que el vocablo ángel significa mensajero de Dios, por lo tanto lo que hace y dice es estrictamente la voluntad de Dios- nos deja saber cómo reconoció a la postrera Eva entre tantas vírgenes judías devotas que había en Israel. ¿Por qué escogió a María y no a otra, como pudo reconocer que ella era la escogida por Dios? Porque como ángel puede ver no solamente su cuerpo sino también su alma y espíritu. En atención a nosotros los fieles y para que entendamos el Misterio de la Encarnación y su necesaria vinculación al Misterio de Cristo o Plan de Salvación, el ángel declara lo que ve, por lo tanto en realidad lo declara Dios por boca de este, y la llama “kejaritomene”, “la llena de Gracia”, es decir sin pecado, por lo tanto libre y facultada para declarar el sí que Dios quiere y que el Plan de Salvación necesita. Al ella decir SÍ, se convierte en la puerta del cielo, en la puerta que co-opera con Dios para entrar a la humanidad.
En otro ángulo de la Anunciación, María es declarada ‘Reina’ por el ángel y por ende por Dios, pues al decirle que su hijo será Rey Eterno en referencia a la Alianza con David, (2 Samuel 7, 8-19; Daniel 7,13, 14; Mateo 26,63, 64). En el Reino de David, en la ‘casa de David, la madre es la que ocupa la función de reina, entonces María es, por extensión, reina en la casa que Dios le construyó a David, la Iglesia, el Reino de los Cielos.
Aquí ocurre un momento clave del drama de salvación, María dice SÍ a la voluntad de Dios y lo dice siendo libre pues no tiene pecado, así lo acaba de atestiguar el ángel, ¡por lo tanto Dios mismo! María, hace la voluntad de Dios en contraste con Eva, es decir usa su libertad para la obediencia a Dios, a pesar de que sabía que corría el riesgo de ser lapidada como era requerido por la Ley de Moisés si una doncella judía salía embarazada antes de haberse casado oficialmente. En otras palabras hermanos, María prefiere hacer la voluntad de Dios, aún a costa de perder su vida. Se llama a sí misma ‘la servidora de Dios’, la esclava de Dios ¡y usa su libertad para hacerse esclava!, reconoce que su voluntad es finita, pero que conformada a la voluntad de Dios, esa voluntad, esa libertad alcanza su mayor grado posible pues ahora su libertad y su voluntad son infinitas al conformarlas a la libertad y voluntad de Dios. En otras palabras, !ser y sentirse esclavo de Dios es el mayor grado de libertad al que un humano puede aspirar!
A continuación la Sagrada Escrituras nos lleva al momento de la visitación de María a Isabel que le había encomendado el ángel. Aquí Isabel, su prima y madre del precursor Juan el Bautista, inspirada por el Espíritu Santo (es decir Dios mismo), la declara Madre de Dios. El Plan de Redención continúa con la Vida de Jesús, quien siendo igual a nosotros en todo menos en el pecado, como nos recuerda San Pablo, pasa la vida haciéndolo todo bien, con un ministerio itinerante, va de un lugar a otro haciendo prodigios, habla con autoridad, curaba a los enfermos, expulsaba demonios, perdona los pecados, escoge a los que quiso, los lleva consigo y los prepara como apóstoles(enviados), sobre los cuales, como columnas, establece el edificio de su Iglesia, del que todos somos piedras vivas.
Esto nos trae al momento culminante de este drama de redención, nos trae al Triduo Pascual y frente a frente con la misericordia infinita de Dios y también frente a frente a la justicia infinita de Dios.
Nota: este es el octavo de una serie de 12 posts sobre el tema, continuará...