Balwin era de una gran elegancia, y eso se nota tanto en sus ensayos como en sus novelas (y en el único cuento suyo que he leído, "Los blues de Sonny"), donde podía ser incisivo hasta la acidez, lúcido y brutal, pero sin perder nunca una especie de distancia irónica, aun cuando se refería a cosas extremadamente dolorosas e injustas. Por cierto, su novela ·"Sobre mi cabeza" es una de mis favoritas.
Gracias por comentar, @hlezama.
Saludos.