Venezuela es un país hermoso, tanto por sus bellezas naturales como por su gente, es por eso que quiero compartir con ustedes recuerdos de mi visita en compañía de familiares y un amigo a una de las regiones turísticas más atractivas de nuestro país como lo es el estado Mérida.
Debido a que en un solo post no podría relatar todo lo relacionado a nuestra visita y las aventuras que allí vivimos, lo haré en varias entregas, esperando que les agrade apreciados lectores.
Luego de haber culminado un año de labores en una empresa familiar en la cual trabajo junto a mi esposa y pensando en unas merecidas vacaciones, la sorprendí con la siguiente pregunta: ¿Mi amor, te gustaría ir de vacaciones a Mérida? A lo cual ella más contenta que un niño con juguete nuevo me respondió que sí.
Entonces un amigo de la familia llamado Juan Carlos y que para el momento trabajaba con nosotros, se encargó de averiguar a cuál posada turística podíamos llegar y entre varias opciones elegimos la Posada Doña Luisa, ubicada en una población llamada La Mesa de Los Indios a una distancia aproximada de 20 km de la ciudad de Mérida, la capital del estado.
Hicimos reservaciones para seis personas, mi esposa María, mi hija Susana, Juan Carlos amigo de la familia, mi sobrino de nombre Jeziel, mi hijo mayor llamado Steven y yo. Y aunque ustedes no puedan creerlo ni Steven, ni Jeziel quisieron ir, y a pesar de que tratamos de convencerlos de que cambiaran de opinión, no lo hicieron; debido a que teníamos reservaciones para seis personas y nos encontrábamos con dos cupos disponibles, decidimos invitar a mi hermana mayor Nailet y a su hija Samay, quienes no dudaron ni por un momento en aceptar.
Llegó el día del viaje al estado Mérida y la emoción entre nosotros era evidente, fuimos al terminal, subimos al autobús que nos llevaría y emprendimos un viaje que duró aproximadamente 14 horas, ya que salimos como a las seis de la tarde y llegamos como a los ocho de la mañana del día siguiente.
Nailet, Samay, María y Susana en el terminal de pasajeros en Caracas
Las chicas y Juan Carlos junto al autobús, en la primera parada del viaje hacia Mérida
Tan pronto llegamos, nos pusimos en contacto con el encargado de la Posada Doña Luisa, quien pasó a recogernos al terminal y nos trasladó hasta la posada, nos ofreció su hospitalidad y nos dio indicaciones para que disfrutáramos de las instalaciones de la posada y de nuestra estadía en el pueblo (La Mesa de Los Indios).
Fachada de la Posada Doña Luisa en el pueblo Mesa de Los Indios
Después de desempacar nuestras cosas y acomodarnos en una habitación con capacidad para seis personas, nos dispusimos a visitar los alrededores de la posada en donde encontramos la plaza Bolívar del pueblo, un templo católico llamado Parroquia Santiago Apóstol, la escuela de música Antonio Valero y una heladería ubicada en la planta baja de la posada donde estábamos hospedados, luego en horas de la tarde María y Nailet nos prepararon una rica cena en la cocina de la posada la cual podíamos utilizar como una de las ventajas de nuestro hospedaje.
La posada vista desde la plaza Bolívar del pueblo
Templo Católico Santiago Apóstol ubicado en las cercanías de la plaza
Las chicas y Juan Carlos posando frente a la escuela de música Antonio Valero
Su servidor en la plaza Bolívar, al fondo la posada y el templo católico
Al caer la noche salimos a la plaza en donde Susana y Samay se divirtieron mucho patinando y nosotros disfrutamos del agradable clima nocturno y la tranquilidad de la plaza, al regresar a la posada pasamos por la heladería y saboreamos unos ricos helados antes de irnos a descansar en nuestro primer día de visita y este era solo el comienzo de unas inolvidables vacaciones en tierras merideñas.
En la plaza descansando después del patinaje
En una esquina de la plaza en horas de la noche.
En la heladería esperando a ser atendidos
Espero que les haya gustado el relato de la primera entrega de los gratos recuerdos que tenemos de nuestras vacaciones, continuaremos en un próximo post y si te gustó y quieres saber mas puedes seguirme y votar o dejar algún comentario, también te invito a que compartas algunos momentos agradables que hayas vivido, junto a tus familiares.
Saludos amigos lectores y hasta la próxima entrega.