¡No creo que haya muerto ahogado!

-No lo creo, tuviera todo su rostro con escoriaciones leves. Su cuello fue roto por alguien y arrojado al mar- manifestó con un timbre de voz sin emociones, ni siquiera temblaba de miedo al desafiar el veredicto del agente.

-¡No seas tonta Bilna estas fantaseando ya!- le indicó su amiga Ana haciendo muecas que se callará.

Los agentes concordaron con Ana y Bilna se quedó callada esta vez mostrándose molesta.

Pero la curiosidad de Bilna no le impidió observar la escena del crimen. Había visto muchos ahogados en su trabajo anterior y ese cuerpo no tenía los signos de un ahogado. Dedujo que tenía pocas horas de haber sido asesinado por la rapidez que apareció en la playa, eso lo sabía por la coloración de piel del sujeto. Usualmente un ahogado duraba días en el mar y siempre tenía una coloración azulada por la falta de oxígeno, hasta los que había rescatado se tornaban pálido. Sin embargo, el color del cadáver le decía que apenas tenía dos horas de muerto.

Por pura lógica estaba segura de que la zona donde le arrojaron no estaba muy lejos. La corriente se lo diría. Bilna se fue alejando de sus compañeros siguiendo la corriente con la mirada, anduvo unos 15 minutos hasta que dio con el sitio.

Lo supo por el desprendimiento de las rocas y también encontró huellas de auto en la zona.

-Fueron varios entonces- se dijo Bilna examinando las marcas.

Se percató que fueron cinco personas. Por lo disperso de las pisadas entendió que todos estaban tomados, por lo tanto, también asustados y al rato localizó una botella de Anís. Más rápido concluyó en esa hipótesis.

El rastro terminaba en la playa donde varios se habían cortado con las piedras, supuso que si observaba al cuerpo del cadáver encontraría pequeños hematomas por el tropiezo de sus perpetradores. Entonces cayo en cuenta en algo esencial.

Eso explicaría el descuido de esconder el cadáver- dijo en voz alta Bilna satisfecha de a ver resuelto el caso.

Estaba segura de que el fallecido se había roto el cuello por un accidente de borrachera, quizás se cayó de unas escaleras. Lo que fuera sus compañeros se asustaron tanto con el incidente que no procesaron bien sus ideas, a lo mejor también estaban consumiendo drogas. Eso explicaba la falta de tacto en todo el procedimiento. No tomaron en cuenta que las olas y la corriente traerían el cuerpo de regreso en unas cuantas horas.

Regreso sobre sus pasos justo para oír decir a uno de los oficiales.

-¡Este sujeto aparte de oler a mierda! Huele a alcohol, capaz por borracho se ahogó- díctamo.