Al tomarme un tiempo y observar a mi hija de 3 años, puedo ver que la mayor parte del tiempo tiene plasmada en su rostro una sonrisa; a diferencia de los adultos que estamos con ella. Esto me hace analizar la situación y comparar, llegando a la conclusión que aquellas cosas que a mi hija la hacen sonreír a mí no me inspiraban lo mismo; entendiendo que sin darme cuenta , me distancie de aquellas cosas sencillas que pueden traer felicidad a mi vida.
A partir de ese momento de observación y analice decidí, poner en prácticas algunas herramientas que me han sido muy útiles, que deseo compartir:
-Practica el perdón:
Como adulto, en ocasiones nos “enrollamos” con las actitudes y conductas de los demás, intentando tomar algunas cosas más en serio de lo que debería ser. Viendo a mi niña, pude notar, que cuando alguien la hace llorar por alguna cosa en particular, ella lo perdonaba casi inmediatamente y continúa sus actividades normales.
-Vive el día a día:
Como adultos siempre queremos ser proactivos, sabemos que no es malo pero si es estresante, dejemos un poco las cosas del futuro que lleguen y disfrutemos el presente. Nunca he observado a mi niña pensar en que comerá mañana, o si tendrá ropa nueva para la época de navidad.
-Diviértete en la vida:
Debemos tomar la vida en serio, pero no tanto, es decir que cada situación a la que nos enfrentemos debemos darle un giro, pudiendo así inventar hasta un chiste de cada problema y no tomándonos en serio cosas que en oportunidades no lo ameritan. Mi niña cada vez me enseña, con sus juegos, que lo único que importa en la vida es divertirse y reírse de la vida misma.
-Aprende a pedir lo que quieras:
Cuando mi hija desea comer, simplemente me pide su comida, cuando quiere dormir igualmente me lo hace saber; nosotros como adultos queremos cosas y simplemente nos callamos, arrepintiéndonos más delante de lo que no pudimos obtener.
-Expresemos mas nuestro amor:
Un día pude contar, los besos y abrazos que mi niña nos daba a su papa y a mí; entendiendo que en todo momento era ella la que nos buscaba para hacerlo. Dejemos tiempo en nuestra vida, para demostrar más el afecto que sentimos por nuestros familiares y amigos, demos más besos y abrazos; podremos observar con qué facilidad se dibujara una sonrisa en sus rostros y en el nuestro, olvidando problemas y limando asperezas.
-Tomemos la vida como una escuela:
Cada minuto, cada hora que vivimos nos deja una enseñanza; aprendamos al igual que los niños a verla simplemente como eso, las cosas buenas y la no tan buenas que experimentamos simplemente es para tener un poco más de experiencia en la vida.
Amigos solo me queda invitarlos, a que imitemos a los niños cada día, logrando así dibujar en nuestro rostro una sonrisa y ser más felices en la vida.
Autora:@rhenacarolina