Enorme como su pasión, las lineas se plasmaban en el lienzo, trazos cortos representaban suspiros, largos el tiempo , pespunteados dudas e interrumpidos problemas. En los colores veía emociones, rojo para la ira, blanco para pureza, gris para la tristeza, todo estaba en orden. Su tarea era dibujar el maizal, emprendió su labor, pinceladas aquí y otras mas allá, y de pronto el estruendo de una explosión lo altero, el pincel se deslizo incorrectamente y le salió el tiro por la culata, las risas no se hicieron esperar, se burlaban de el, le gritaban "¡semejante porquería la que has hecho!", los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, y ahora lo atormentaban mientras su obra parecía un rompecabezas. Su talento era superior a cualquier otro conocido por el hombre, y su confianza era mayor aun que eso. Los mirones son de palo se dijo a si mismo y comenzó a dar trazos cortos de color blanco, lineas prolongadas de color rojo, pisoteadas por pespunteadas de color gris. Ante ellos asomaba una bella pintura representando a la perfección un grupo de humanos siendo aplastados por un elefante. El alcalde le construyo una estatua y desde entonces es respetado y conocido en el lugar como "El Elefante Pintor".