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Capítulo 3 - La Despedida-
Desde el alba hasta el anochecer; hacía todo lo que le decía el Señor Normand, y aprendía rápidamente, Koi hacía siempre de las suyas, jugando con Vincent, lo hacía preguntarle muchas cosas al Señor Normand, claro esta que él no sabía de la existencia de Koi, pues Vincent no quiso arriesgarse a que lo considerara loco y nunca le habló de Koi.
Un día, el señor Normand habló con Vincent y le dijo:
–Vincent ya cumpliste tus 16 años, es tiempo de que conozcas otras gentes; sabes que la misión que yo tenía contigo, la he cumplido, ya te he enseñado todo lo que se, que se resume en una sola enseñanza que es la siguiente: todo lo puedes lograr si lo quieres y tienes disciplina para ello, ahora te toca a ti seguir, sabes que te tengo mucho cariño y que he sido muy feliz contigo, pero este no es el lugar donde debes estar, aquí aún corres peligro, mañana partiremos.
–Si señor Normand, lo sé, y estoy muy agradecido con usted – y se abrazo fuertemente a él. Aquella noche hablaron hasta muy tarde, Vincent se le hacía un nudo en la garganta, le dolía dejar al señor Normand, era lo mas parecido a un padre que había tenido, pero en su corazón sabía que debía partir.
Muy temprano en la mañana cada uno tomó un caballo y comenzaron a cabalgar por largo rato, parecía un camino interminable entre bosques, llegada la tarde decidieron descansar cerca de un arroyo un rato.
Vincent ya los caballos han comido pasto y tomado agua en el río, te sugiero que sigas su ejemplo – dijo el señor Normand.
–¿En qué? ¿En comer pasto? – dijo Vincent divertido, mientras koi se retozaba de la risa imaginando a Vincent comiendo el pasto.
Así siguieron su travesía, al anochecer descansaron protegidos por unas rocas, cuando comenzaban a salir los rayos del sol, siguieron su recorrido subiendo cuestas, dando rodeos para evitar colinas muy escarpadas, pasaron entre dos riscos bajos, en un sendero que descendía marcadamente; el aire de pronto pareció cambiar, la brisa agitaba los cabellos de Vincent, el aire era mas salino; Vincent disfrutó aquel olor, jamás había olido algo así, luego escuchó el sonido del oleaje antes que se abriera aquel paisaje ante él; se quedó contemplando el mar, embelesado; en sus 16 años nunca había visto nada igual.
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El señor Normand le había entregado a Vincent una pequeña bolsa con algunas monedas, ambos se miraron, el señor Normand le dijo que ese era el barco donde debía partir, con lágrimas contenidas ambos se despidieron.
–Cuídate Vincent – le dijo con voz quebrada el señor Normand.
Vincent bajó del caballo, y comenzó a caminar, volteaba a ver al señor Normand, esperando él lo llamase, para que volviera, no quería dejarlo, sentía el corazón oprimido.
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Subió al barco, el cuál no era muy grande y estaban cargando con mercaderías, a uno de los que cargaban le preguntó quien era el capitán del barco y le señalaron a un hombre alto y robusto de negra barba, se acercó a él con los buenos modales que había aprendido del señor Normand, cuando apenas se acercaba el hombre volteó y Vincent vio su rostro, vio unas cejas pobladas y oscuras que se unían en ceñida expresión, dos ojillos azul claro y escudriñadores lo miraban, al mismo tiempo que una voz grave le preguntaba:
– ¿Quién eres?–
– Mi nombre es Vincent, señor – respondió intimidado – el sr Normand me envía, necesito viajar… ¿podría darme un pasaje? –
– Seguro, si tienes como pagarlo – fue la respuesta. Mientras alzaba su mirada hacia donde estaba el sr Normand.
– Si señor, tome – Vincent le entregó la mitad de las monedas al capitán.
–Sube, ya pronto zarparemos – dijo el capitán secamente.
Vincent subió a bordo y se apoyó en la barandilla del barco, se quedó viendo como cargaban y subían los demás pasajeros, a los lejos vio con lágrimas en los ojos, como el señor Normand se alejaba en su caballo…
Continuará.
Texto de mi Autoría
Mientras unas puertas se cierran, otras se abren ... 😊
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