Buen día, compañeros. He descubierto esta plataforma y me he animado a explorarla un poco.
Me ha parecido gratificante ver que tanta gente pueda expresar todas sus ideas y experiencias vividas con tal facilidad, y que a la vez, tengan apoyo de esta comunidad.
En vista de ésto, me he decidido a compartir una historia...
Hace mucho tiempo, había una chica solitaria, incomprendida, aburrida de todo, que solamente usaba su tiempo para estudiar y tratar de conseguirle un sentido a la vida. Cansada de la rutina, se dispuso a explorar nuevos modos de entretenimiento, hasta que consiguió algo que le llamó la atención: un juego online. La chica no conocía nada de este mundo, y con cada novedad que ella encontraba en el juego, la sumergía aún más en ese nuevo entorno que había encontrado.
Pronto ella fue conociendo gente, que la ayudaban a progresar y divertirse en el juego. La chica se unió a un grupo de personas que llevaban bastante tiempo jugando, del mismo país. Todos ellos eran muy unidos, pasaban mucho tiempo juntos jugando e incluso se conocían en persona, ella se sentía fuera de lugar al principio, pero rapidamente fue sintiéndose cómoda en el grupo.
Los meses fueron pasando y ella seguía pasando tiempo con ellos, los iba conociendo cada vez mejor. Poco a poco ella iba notando que uno de ellos parecía más interesado en ella de lo normal: él se notaba más atento con ella, platicaban mucho más tiempo por mensaje privado, la defendía cuando alguien se comportaba de manera pesada con ella y, cuando ella no se encontraba jugando, él no entraba al juego hasta que ella se conectara.
Ella se fue encariñando mucho con él, hasta que lo inevitable se hizo presente... Ambos se enamoraron.
Ambos decidieron tener una relación a distancia hasta que alguno de los dos pudiera viajar para estar con el otro, ya que la chica vivía a unos cuantos países de él. Todo lo que tenían eran sus micrófonos y videocámaras (y teléfonos con datos cuando alguno de los dos no tenía luz) para poder sentir al menos un poco de cercanía aunque fuese imaginaria.
Ninguno de los dos había sentido un sentimiento tan fuerte antes, a pesar de que ya habían creído conocer el amor antes. Los dos estaban seguros de que querían formar una vida juntos, sin embargo, ni él ni ella tenían lo recursos para poder cumplir sus sueño. Incluso la familia de ambos veían "sin futuro" una relación así, no podían comprender el sentimiento de ambos muchachos, así que la pareja se veía sin opciones para lograr lo que el corazón les pedía.
Ante la desesperación que les generaba la impotencia, se decidieron a vender lo que pudiesen, incluyendo lo que habían adquirido en el videojuego que los unió, simplemente para reunir lo necesario para el viaje.
El chico quiso ir primero a donde estaba su amada, así que, una vez que ya tuvieron el dinero reunido y los planes hechos para cuando él llegara a el país destino, el chico se despidió de su familia, sin saber cuándo los volvería a ver, y se puso en marcha; una travesía que lo tuvo 2 días viajando por tierra hasta llegar a donde podía tomar el vuelo que iba al país donde su amada vivía.
La pareja ya no podía ver el momento en el que pudiesen estar casados; incluso él planeaba darle una sorpresa a su amada, ya que, antes de partir de su casa, él consiguió sus anillos de compromiso con los nombres de ambos grabados en la parte interior de éstos.
La hora de embarcar al avión llegó. Todo lo que llevaba era algo de ropa, sus papeles, su teléfono y los dos pequeños anillos en una bolsita.
Su amada llegó al aeropuerto a la hora en la que el avión en donde él iba había partido. En compañía de su madre, dulce y algo sobreprotectora, lo esperaron las 4 ó 5 horas que el vuelo tardó en llegar.
La chica no cabía de la emoción. ¡Al fin su sueño se hacía realidad!
Su madre la observaba con ternura e incluso ella se sentía emocionada y contenta, jamás había visto a su hija tan emocionada y feliz por... Cualquier cosa.
Llegó la hora a la que debía aterrizar el avión, las pantallas del aeropuerto mostraban incesantemente los vuelos que llegaban. Montones de gente cruzaban la puerta que dividía la zona donde los pasajeros llegaban, de la zona donde la gente que los esperaba los recibían. ¡Todo era un caos para la chica que sólo conocía algunas calles del lugar donde vivía! Se sentía abrumada por toda la gente y el ruido de los aviones llegando, pero ella se quedó plantada en el centro de aquella puerta, esperando a su amado.
Esperaron una hora... Dos horas... Tres horas... La chica y su madre no sabían qué estaba pasando al otro lado de la puerta. El vuelo que él tomó ya había llegado y la gente no debería tardar más de dos horas en salir por esas puertas.
Algo iba mal... Él no debería tardar tanto. La gente de su mismo vuelo había cruzado la puerta y se había reunido con sus seres queridos, pero... ¿Y su amado? ¿Qué había pasado? ¿Estará bien?
Su celular aún parecía encontrarse apagado. La chica se intentaba comunicar con él, pero nada servía. Él sabía que podía acceder a la señal wifi del aeropuerto, pero ¿Por qué no lo había hecho?
Todo le pasaba a la joven novia por la cabeza en un segundo, no sabía qué pensar.
Pasaron 4... 5... 6 horas en el aeropuerto. La madre de la chica se dedicó a investigar qué era lo que había podido pasarle al muchacho, recorrió la terminal del aeropuerto de punta a punta, sin que el personal del mismo pudiese darle ni siquiera una respuesta sencilla, evitaban el tema o simplemente la derivaban a otro lado. Todo era muy sospechoso.
De pronto sonó el teléfono; era un personal de migración. La mamá de la chica respondió.
Una voz grave le devolvió el saludo, le mencionó que el chico estaba con él y que no lo iban a dejar a entrar al país ya que no contaba con visa para poder acceder... Y tan rápido como llegó la llamada, la cortaron, sin siquiera poder abogar por el pobre muchacho.
La chica estaba horrorizada. "¡¿Visa?! ¡Su país no necesita visa para entrar aquí!" - pensó la chica.
Ya la pareja se había dedicado a investigar todo lo que él necesitaba para viajar y estaba segura de que no pedían visa.
Destrozadas tanto la hija como la madre no sabían qué hacer. Intentaron comunicarse con migración, con la embajada, con algún contacto que las pudiese ayudar, pero nada resultó.
No tenían noticias del chico, no sabían su paradero, su estado, ni siquiera podían saber si le iban a poner algún cargo... Ya no podían estar seguras de nada.
Vivían en un lugar lejano y era peligroso estar afuera hasta tarde, así que la madre, como pudo, convenció a la hija de partir a su casa y pensar en qué hacer...
Aquí termino con la primera parte de esta historia, no quiero que se vuelva un texto muy extenso, así que lo que falta, lo publicaré en un siguiente post.
Díganme qué les va pareciendo, si les gusta, qué podría mejorar, si quieren seguir viendo historias como éstas o cualquier cosa que se les venga a la mente.
Muchas gracias por su atenta atención, lectores. ¡Hasta otro post!
Excelente!!
ya te seguí espero que tu también me sigas
Con gusto!
Muchas gracias por el comentario!
De verdad me gustó muchisimo, tienes talento, cuando me sumergí totalmente en la historía que ya estaba inspirada leyendo jaja, culminó la primera parte.. Espero con ansias el siguiente capitulo.. Comenzare a sequirte de inmediato.. Yo también escribo, sería muy grato que me sigas de vuelta jaja.. Mucho éxito!!
Muchas gracias!!
Me animó muchísimo tu comentario. Ya te sigo de vuelta.