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En marzo del año 2000 luego de un larguísimo proceso de investigación y un gasto de 3 billones de dólares, se concretó algo que marcó un hito en la humanidad: Se secuenciaron los 25.000 genes que constituyen el genoma humano.
Pasado el gozo y el entusiasmo, inicial la humanidad se hizo una pregunta:
¿ ES LA GENÉTICA LA QUE DETERMINA NUESTRO DESTINO?
Imagínate el alcance de esta pregunta. Porque de ser así está en juego algo que para el ser humano es clave —su libertad— porque si mi genética determina mi destino yo no puedo sostener que soy un ser libre.
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Nueve años mas tarde tenemos noticias sobre algo muy importante y alucinante sobre a lo que neurociencia se refiere. Un científico experimenta con una serie de ratones con problemas genéticos de memoria y les somete a un plan de educación, a un plan de entrenamiento les pone juguetes para estimularles, hace que se muevan —ejercicio físico— y desarrolla ejercicios de atención para favorecer la concentración.
ATENCIÓN AL RESULTADO:
Empieza a potenciarse la memoria a largo plazo de estos ratones.
Ahora bien, lo fundamental no es que un ratoncillo que genéticamente tenía pobre memoria ahora tenga buena memoria, lo fundamental es que su descendencia también. Es increíble.
Genéticamente estaban predispuestos a tener mala memoria, y el cambio en un ratón, en un grupo de ratones hace que la descendencia tenga buena memoria y claro esto nos deja por lo menos un estado de shock.
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CHARLES DARWIN persona respetada, profunda; este hombre nos dijo: “Los cambios genéticos requieren millones de años, qué se producen, digamos al azar, por mutaciones del ADN del DNA".
¿Y qué pasa?
Que cuando esa mutación sucede en un entorno determinado, esa mutación es la que más favorece a ese animal para que prospere y se adapte.
¿Y es que Darwin estaba equivocado?
Porque si un ratón genéticamente, con poca memoria, no solamente mejora la memoria y lo transmite a la descendencia indudablemente ha tenido que haber un cambio genético.
Y ahora tenemos que irnos a Jean Baptiste Lamarck (1744 - 1829) lLamarck y dijo; “La función, la exigencia del entorno crea la forma”; es decir, que si las jirafas tienen un cuello largo, no es porque hubiera una mutación que diera lugar a que este animal con cuello más largo, pudiera acceder a unas hojas que estaban más altas.
La palabra paradigma viene del griego y significa: Forma de ver. Lo cual nos envuelven el uno o el otro.
¿Y si fuera el uno y el otro?
Y si lo que dijo a Darwin fuera cierto: Que los cambios genéticos requieren miles de millones de años
Y si Lamarck tuviera razón y si verdaderamente la función creara la forma. ¿Quien nos resuelve esto?
Pues lo resuelve un descubrimiento. Un descubrimiento que es el epigenoma.
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Quiere decir que a lo mejor estos ratones con esa tara genética de memoria, tenían ese switch en Off, y el entrenamiento, la educación en atención, en juego y en ejercicio físico los puso en On; pero no sólo lo puso en On para esos ratoncillos, sino para toda su descendencia. ¿Extraordinario, no es así?
Podemos tener el talento delante de la nariz y no verlo. Lo mas dificil de ver es lo que tenemos delante los ojos...