Es un acierto que, con ocasión de esta nueva adaptación cinematográfica de la obra de Kipling, señales que el libro va más allá de lo que habitualmente se muestra en el cine. Ahora bien, se sabe que esto suele ocurrir con las historias que se vierten del lenguaje literario al lenguaje cinematográfico. Lo que no es tan frecuente es que pase alrededor de un siglo y una novela siga adaptándose y volviéndose a adaptar al cine (además, en este caso, se trata de cine de público masivo), como ha pasado con El libro de la selva. Este solo hecho es muy elocuente, habla por sí mismo de la vitalidad de una obra que, curiosamente, ha tenido más influencia en el cine que en la propia literatura. Cuando vemos cintas como Tarzán o incluso El planeta de los simios, no es difícil percibir la presencia de la obra de Kipling, en mayor o menor grado, alimentándolas y animándolas.
Un saludo.