Fiestas patriarcales

Color rojizo del bruñido del metal.

Está de fiesta el caserío.
El repique de las campanas
alegran la muchedumbre,
que cantan, ríen y bailan
al son del joropeo.

Las mujeres no descansan,
de bailar de brazo en brazo.
Escobillan joropo, danzan al ritmo.
entre canto y alegría…
En un rincón de la fiesta
rodeada de caballeros,
los cuales se remolinan
como pavos bailarines,
enamorando la pava.
Se encuentra “María Carlín”
la reina de las ferias,
y de las fiestas patriarcales.

Gritan unos, cantan otros.
Los caballos al tropel,
corren en competencia.
Y los toros revolcaos
se pierden en el tierrero.
¡Pásame un palo e’ ron!
Le dice el cura del pueblo,
al hermano Don Simón.
Que entre tamboleo y humo,
se agarra del mostrador.
Se desenvuelve el festejo.
Entre charlas y el compás,
de pronto salta al ruedo
el galán de paso real,
al cual todos reconocen
como Pedro Teófilo el galán.
Saca a María a bailar,
los mozos se sacuden
como gallos empioja’os,
y los celos se encabritan
como potro al corcovear.
El cerco se va cerrando,
al lao de los danzantes.
Y entre provocaciones,
empieza el desafío.
Entra a la pista Juan,
el que vive en chaparral,
y desafiando al galán,
los separa del bailar.

Los dos se cruzan miradas,
y entre el gritar del gentío
se oye una voz, que deja todo en silencio.
¡Voy a mi gallo fino…Al galán de paso real!
¡Yo voy a Juan el del chaparral!
Se oye otra voz decir,
y enseguida se oye el arpa,
y arranca el contrapunteo.

Los dos hombres se estremecen
como toro cimarrón.
¡Pásame acá la botella!
Pide Juan el del chaparral.
Que voy a comenzar la copla.
Pa’ aclarar la situación.
Y de un trago se vació
casi media botella e’ ron.

Los llaneros estaban tensos
mientras cantaba el coplero,
el cual en su canto decía…
Yo soy un hombre llanero,
nacido de pura cepa.
me alimento con maí’,
con yuca y carne seca.
Y ningún mozo importao,
que se pretenda galán.
Y dice que es llanero,
viviendo en la capital…
Me va a quitar la potranca
la cual casi he amansao.
La defiendo con el canto.
Y por eso es que le digo…

No se me ponga por medio,
señor de la capital,
porque lo envisto de frente
como toro sin corral.

Se oyen las carcajadas,
de la barra del coplero.
mientras el silencio y el cuchicheo,
reinan en el otro lao
por las ofensas proferidas,
a Pedro Teófilo el galán.
Éste con gesto tranquilo,
de inmediato le riposta…
A Juan el del chaparral,
que siga el contrapunteo.
Que mi pelea es de canto.
No me asocio, ni me espanto.

Ni tampoco doy un tanto,
donde el juego lo he ganao.
Y por eso es que le digo.
A todos los aquí presentes,
que vivo en la capital,
y no vengo de turista.
Porque nací en paso real,
el pueblo más inmediato,
que tiene este caserío.
Y si alguien quiere cuidar
lo que me pertenece,
pregúntele al cura presente
quién se acaba de casar.
Y oirán la contestación
que a todos sorprenderá.
Pues, se acaba de desposar,
nada más y nada menos
con el que llaman…
Pedro Teófilo el galán.
Quien mañana se la lleva
directo a la capital.