El día de hoy quiero hablarles un poco de porque decidí estudiar fisioterapia, que tal va el proceso, las cosas que más me han gustado de esta profesión y lo que he vivido hasta ahora.

Cuando estamos pequeños siempre nos preguntan que queremos ser cuando seamos grandes, a lo que respondemos cualquier cosa que se nos ocurra en el momento, que si doctor, bombero, bailarina, enfermera… En mi caso decía abogada, la verdad es que no tenía la menor idea de porque quería serlo.

Hace muchos años mi abuelita se fracturo la cadera por una caída, por lo que debió ser operarada y posteriormente colocarle una prótesis, luego tuvo que hacer terapias, para lo que se contrató una fisioterapeuta que iba a casa a realizarle el tratamiento. Yo siempre estaba presente para cuando ella llegaba, así que le preguntaba de todo, conversaba con ella y me contaba muchas cosas de su profesión.

Había días en los que ella, por alguna razón u otra no podía presentarse y hacerle las debidas terapias a la abuela, así que me anime a realizárselas, le hacia sus ejercicios y todo lo que le indicaban. Desde allí comenzó mi interés y gusto por esta carrera, desde ese momento mi respuesta a esa pregunta que me hacían desde niña cambio y se mantuvo.

En el 2014 sin perder más tiempo, apenas me gradué de Bachiller comencé a estudiar y desde ese momento estoy enamorada de lo que hago y es como todo, tiene sus altas y bajas, no es fácil ya que son millones de cosas que aprender, es esforzarte cada vez más, dar lo mejor de ti a pesar de las adversidades, pero con la gran satisfacción de que hago lo que amo.

Ya voy finalizando el tercer año de la carrera. Lo que más me gusta es tener conocimientos de cómo funciona el maravilloso cuerpo humano, es tan perfecto y complicado a la vez.

Imagínense tenemos 650 músculos, 206 huesos, solo en el cerebro tenemos más de 86 mil millones de neuronas, para mí el cuerpo humano es demasiado interesante y por eso hay tantos estudios desde diferentes enfoques, aun con toda la tecnología existente, no lo conocemos en su totalidad.

También me gusta que puedes atender desde bebes recién nacidos hasta abuelitos, deportistas, puesto que hay muchas ramas; cardiorrespiratoria, traumatológicas, pediátricas, neurológicas, etc. El hecho de ver como alguien llega muy adolorido, sin poder moverse y como poco a poco eso cambia positivamente con las terapias es muy bonito, también que los fisioterapeutas pueden conectarse mucho con quienes rehabilitan ya que es un contacto muy directo, en verdad me gustan muchísimas cosas.

En estos años he llorado por frustración, por cansancio, he dormido poco, muy poco para mi gusto, pero también me he reídos con mis compañeros, he disfrutado mis clases, he conocido personas que me han enseñado muchas cosas.

Por ultimo les contare de mis pasantías, en mi carrera se hacen seis periodos de pasantías por las diferentes áreas, hasta ahora he hecho dos de ellas, las traumatológicas y las pediátricas, ambas fueron muy diferentes. Las primeras fueron en un centro privado donde tenía varios supervisores muy estrictos, atendíamos en su mayoría personas mayores, las cuales siempre te regalaban una sonrisa te daban detalles, fueron seis semanas de una rutina muy agitada y de estudiar muchísimo.

Las segundas que terminaron recientemente fueron las pediátricas, el centro donde estuve era público, tenía muchos pacientes, atendí niños hermosos de los que me enamore, al principio tenía mucho miedo por tratase de niños, que a pesar de que me encantan considero que son más delicados y se tiene que tener muchas más precauciones que con un adulto, pues ellos no pueden decirte que les pasa o sienten porque están muy pequeños, pero luego al comenzar me sentí mucho más cómoda al realizarle sus ejercicios tanto con los niños pequeños como con los más grandes. Dedo confesar que todo no fue color de rosas ya que a veces lloraban muchos a la misma vez, los mas grande gritaban y no querían hacer nada, pero bueno sus madres en ocasiones colaboraban con eso.