Para todos debería ser un honor el simple hecho de ser Venezolanos pero pocos nos damos cuenta del poco valor que tiene.
Un país donde te montas en una "camionetica" y dices buenos días, o buenas tardes con una sonrisa en el rostro, donde en una cola te puedes hacer amigos o panas sin ningún problema. Los Venezolanos somos humanitarios, bondadosos y caritativos.
Me siento orgullosa de vivir en un país donde a cualquier casa que voy me ofrecen mi tacita de café, me siento afortunada, por vivir en un país tan rico, con el mejor clima tropical, las mejores playas, montañas y sabanas.
Soy Venezolana, donde a nadie le da pena salir a trabajar y echar pa' lante, donde los viernes la gente sale alegre porque "es viernes y el cuerpo lo sabe" donde un quince y un último nos vamos de pachanga y tomamos anís, guarapita y hasta el agua de los floreros.
Pero me siento triste, porque también vivo en un país donde la población no sabe aprovechar lo que tiene, donde a nadie le importa tirar la basura "donde caiga" donde el metro ya no es un buen medio de transporte porque el deterioro cada día es peor. No sé que le pasó a mi país, a mi gente, nada les importa. Ni siquiera matar a sus propios hijos solo por irse a otro país.
Qué indignación y qué triste es ver niños en la calle sin ton ni son pidiendo dinero para comer, vendiendo caramelos para sobrevivir mientras sus padres deben andar por ahí borrachos o esperando que alguien se apiade de ellos.
Si tan sólo tendríamos a alguien a quien le importemos un poco y se haga cargo de tantas imperfecciones que hay en estos momentos. Porque somos un país fabuloso y con personas siempre triunfadoras. Pero nada cambia si nosotros mismos no cambiamos, seamos civilizados y empecemos a poner nuestro granito de arena para que el país salga adelante.
¡Viva Venezuela! ¡Vivan los Venezolanos!