PARTE VIII
Me dispuse a ordenar la cena y con mucho cuidado coloqué una pequeña cantidad del veneno en sus platos. Cuando estuvieron de vuelta, no intenté sonreír, pero si parecer algo decaída, si iba a ser esto debía llevar mi actuación algo lejos, así que tomé la mano de Katherine y la invité a sentarse, luego en la mesa, algunas lágrimas se asomaron en mis ojos para decir.
-Mamá, papá, no sé por qué sucede todo esto, pero no quiero que me separen de ustedes - Dije tratando de sonar lo más sincera posible.
-No tienes que tener miedo - Dijo ella mientras tomaba mi mano en un intento por parecer la cándida madre que nunca fue.
Retiré los platos de la mesa y me dirigí a mi habitación, al cabo de unas horas me asomé y vi a su marido ir al baño, corrí hacia la puerta y puse todos los seguros, tomé sus copias de las llaves que habían dejado en la cocina, tomé el cuchillo y fui a mi habitación por algunas sogas que había traído del sótano, así como los frascos que llené con gasolina. Comenzaron los gritos de dolor, cada vez eran más sonoros, tenía miedo de que pudiesen llamar la atención de los vecinos así que entre a su habitación, allí estaban, ambos en el suelo, apretándose el estómago, se retorcían y en el momento que sus ojos se posaron en mí, lo supieron, yo era su verdugo, quién los había puesto en ese estado y me aseguré de que entendieran que era yo la única que podría sacarlos. Comencé por cerrar sus bocas, até al rededor de las mismas un trozo de tela, puse luego la cinta adhesiva y entonces los até de manos y pies, luego los bañé con gasolina, la caja medio vacía de cerillas sonaba en medio de aquél silencio.
-Sólo yo puedo liberarlos de ésto. Sé quiénes son, sé lo que han hecho, pero no seré quien los juzgue. Sé la clase de escorias que son, pero también sé que no quieren morir, porque son unos cobardes-
Sus ojos se llenaban de lágrimas, el marido parecía estar sufriendo de un ataque y entonces comenzó a expulsar un líquido blanco por su boca, era asqueroso, pero no me detendría, estaba muy cerca, estaban a mi merced, y los haría hablar. Retiré la cinta de su boca y sostuve su cabeza, Katherine seguía quejándose de dolor, e intentaba patear como podía a su marido, Greg, si es que ese era su nombre, me miró por un rato, estaba realmente aturdido, y entonces supe que iba a contarlo, así que saqué la grabadora y la encendí.
-¿Por qué los mataron?- Cierto quebrantamiento en mi voz delató mis sentimientos, la ira reprimida y el insoportable dolor.
-Por dinero, queríamos su vida... - Greg tosía y el líquido blanco se esparcía por el suelo - queríamos vivir con esas comodidades, pero...tu hermana y tú eran el problema...Katherine pensó en los gastos...
-Katherine pateó fuerte su pierna, Greg mostró una expresión de dolor, golpeé a Katherine de vuelta.
-Dime Greg...¿Qué gastos?.
-Los gastos de tu hermana iban a darnos trabajo...su condición iba a jodernos la vida...por eso la mató.
Greg no paraba de toser, y mis lágrimas comenzaron a desbordarse, la rabia estaba acabándome, sentía que iba a estallarme la cabeza, solté a Greg, quién lucía terrible, al parecer él había comido una cantidad mayor a la de Katherine. Tomé el cuchillo y lo puse en el cuello de ella, giró su cabeza para verme bien, no había remordimiento en esa mirada, sabía que tenía miedo de morir, pero a la vez sentía que no le importaba, pero no me convertiría en una asesina por ella, no le haría eso a mis padres, no mancharía sus memorias.
-Harás exactamente lo que yo te diga Katherine, no me importa si no estás de acuerdo, sé que temes morir, todos temen a eso, pero cómo mueras depende de este momento, depende de mi, así que harás lo que diga.
Coloqué el cuchillo entre sus manos y le indiqué dónde debía clavarlo, justo en el pecho de Greg, algunas perforaciones para provocarle la muerte.
-Hazlo, mátalo - Insistí - ¡Mátalo ahora!
Continuará...